El duende del Realejo
Joaquín A. Abras Santiago
Un año normal
Concluida la Navidad, nada como hacer repaso para entrar en este año santo jubilar con el pie correcto. Ha sido una Navidad frugal como me gustan a mí. Las comilonas sin descanso me remiten más a las bacanales romanas que a la celebración del misterio de la vida que se renueva.
Si acaso me he permitido el turrón, esa delicia a la que no puedo resistirme. De hecho, cada vez que paso por la calle Zacatín o por la misma Alcaicería o alrededores, aparte de sorprenderme de la cantidad de turroneros que van encontrando curro con el turismo en tropel que arrasa ese nuevo centro comercial llamado Centro Histórico, me embargan los aromas de la almendra y el caramelo. También te dan a probar un cachito.
Degusté algunos nuevos en promoción. Curiosos sabores. Aún no he probado el turrón de plancton pero lo apunto para las próximas Navidades. Y aún me quedan unas cuantas más texturas con los que descubrir la modernidad que ha entrado para quedarse en el concepto del tan castizo turrón patrio, esa delicia.
El de sabor pino Mediterráneo ya lo tengo apuntado. Parece que es “un praliné de almendra con piñones caramelizados, barquillos y caramelo de pino”. Lo de “caramelo de pino” no sé como lo harán. Igual pasean el caramelo en bicicleta por los pinares para que se impregne de sus olores, para que ‘respire’ pino. Vete tú a saber.
No descarto atreverme con el de arroz y azafrán o con el más festivo turrón de Manzana de Feria, que consiste “en un praliné de almendra crujiente, caramelo de manzana ácida, ganache de manzana y crujiente de vainilla con un sablé bretón y el turrón Láctico”. Con lo de turrón láctico me ha acabado de convencer. Debe convertirte en astronauta al primer bocado.
El turrón de Mandarina y Yuzu es “una variedad de turrón de mazapán elaborada con paté de fruit de mandarina y yuzu con un dulce toque de chocolate” que tendré en cuenta. Y, en fin, el turrón de Limón Marroquí que cierra esta lista deconstructiva llamada tan modernamente ‘Sinergia’ creada por los chef con estrellas Michelín Albert Adrià, Quique Dacosta, Ángel León y Jordi Roc.
Toda esta renovación a mí, en puridad, me importa bien poco teniendo mis valores refugio en el clásico turrón de chocolate tan crujiente y delicioso como pocos. Y el blando de almendra, el de siempre. Sí. No tengo remedio. Pero bueno. Las modas pasan en poco porque el mercado necesita novedad pero el turrón de almendra es lo que queda.
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