El último libro de Manuel Titos

Muy pronto se cumplirá un año de que Manuel Titos recibiese la Medalla de Oro de nuestra comunidad autónoma, en su caso, para premiar su enorme esfuerzo intelectual en defensa del medio ambiente y más específicamente por su extraordinaria atención a los más diversos aspectos del macizo andaluz –granadino, principalmente– que es el techo montañés de la Península Ibérica: nuestra Sierra Nevada y la Alpujarra. El profesor Titos, hombre de trato sencillo y natural es, no obstante, un sabio y ello en diversas materias, eso sí, relacionadas todas con la historia de Granada. Y ha sabido en sus más de sesenta títulos bibliográficos ahondar, con la pericia de un buen cirujano, un archivero celoso y un exégeta venerable, en los entresijos del pasado, sin temer en absoluto si éste se tratase de reciente o lejano de Granada y lo granadino.

Aparte de sus muy apreciables méritos académicos; que le han elevado a lo largo de su dilatada y brillante vida profesional, hasta el culmen de la carrera docente, que es la cátedra universitaria; está ese otro reconocimiento, proveniente de todas las clases intelectuales y populares que han tenido la suerte de disfrutarlo –en persona y bibliográficamente– siendo, en este país de celos y envidias, unánimes la admiración y el afecto, sin embargo y como nota a destacar, que viene a definir la sencillez de su espíritu y carácter, el profesor Titos Martínez es de esas criaturas que, cuando se habla bien de él –circunstancia naturalmente frecuente– suele sonrojarse en sus mejillas, cae al suelo su limpia mirada y crece en su interior una arteria que inunda de timidez todo el volumen de su generoso corazón.

Esta última dádiva bibliográfica académica suya, aparte de presentarse con un contenido casi descomunal en su género, se sale de su estricto campo de investigación y estudio –aunque en su obra anterior se encuentran muy interesantes y originales antecedentes– y se sumerge o mejor, nos sumerge en un delicioso mundo invadido, principalmente, por la lírica, regalándonos una muy nutrida antología de la poética, eso sí, dedicada, como era de esperar, a la exaltación literaria de las cumbres de Sierra Nevada y la belleza feraz de los riscos, valles, barrancos y pueblos de la Alpujarra. Una antología poética que transcurre de los siglos XI al presente XXI y que, eludiendo cualesquiera clasificaciones por tendencias, escuelas o estilos, nos la presenta en una sucesión temporal, que transcurre a lo largo de cerca de ochocientas páginas de amable tipografía en un balance equilibrado de deslumbrantes prosas y musicales rimas. Hoy, pese a lo de los aranceles con los que, de algún modo, guerrea el presidente Trump con el resto del mundo, he preferido, sin dudarlo, escribir de Manuel Titos que, también, pasará a la historia, pero a esta historia nuestra de Granada ¿O no?

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