Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Dónde están mis cuatro euros?
El balcón
La crisis institucional española cabalga como el caballo cuatralbo de Alberti, pero en dirección contraria. Una enmienda de Sumar a una ley del Gobierno tramitada de urgencia, aprobada por unanimidad en el Congreso, sin enmiendas en el Senado, va a permitir salir antes de prisión a unos 40 presos etarras. (Descontarán el tiempo que estuvieron encarcelados en Francia). PP y Vox han quedado en ridículo: no se leyeron la enmienda o han cambiado de opinión ante el alboroto generado. En paralelo, el Gobierno aumenta su reputación fullera. La única diputada que votó a favor de las investiduras de Feijóo y Sánchez, la canaria Cristina Valido, expresó el miércoles lo que muchos piensan: En el debate sobre inmigración hubo más insultos que migraciones. No hay esperanza de un acuerdo en la materia. Ni este Gobierno ni los anteriores han hecho nada para evitar el colapso del sistema de atención a menores no acompañados.
Hace tiempo que los parlamentos han perdido relevancia. En el Estado y las autonomías se gobierna por decreto, se pasa el rodillo de la mayoría absoluta cuando se tiene; en caso contrario, se trampea. En julio, el PSOE votó en el Senado para que se celebre allí una cumbre internacional antiabortista. ¿Tampoco se leyeron los papeles? Esta generación de políticos, muchos criados en las juventudes de sus partidos, está malacostumbrada. Los diputados no se dan a valer. El periodista andaluz Víctor Márquez Reviriego, uno de los mejores cronistas parlamentarios de la transición, acuñó el término de diputado culiparlante para definir a los que se limitaban a votar, ya fuese con botón o levantándose en el escaño. Modernamente también están las trincheras y los hombres del mazo. Basta con insultar o faltar el respeto al adversario, para prosperar en el escalafón. Son los méritos de los Tellado, los Puente...
Muchos asesores son de pega; empleados de partidos con sueldo en las instituciones. Familiares y allegados de la nomenclatura se buscan una buena vida. La lealtad perruna está por encima de la honradez, el talento o el mérito. Entre culiparlantes, tonton macoutes y vividores queda poca gente para un trabajo legislativo serio, enfocado al interés general. La obscenidad de la diputada del PP Macarena Montesinos desternillándose de risa ante las fotos de 12 víctimas de ETA y las últimas informaciones de la trama Koldo&Ábalos, retratan la situación.
La crisis institucional crece. Hay días que el país parece al borde del fallo multiorgánico. A ver quién es el guapo que serena esto.
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