Julio Gonzálvez

Morante, el capote de Dios

Corpus Granada 2024

Morante, el capote de Dios
Morante, el capote de Dios / Álex Cámara / Archivo

01 de junio 2024 - 07:55

Granada/Llega esta tarde Morante de la Puebla a la Monumental de Frascuelo. La cara o la cruz. A estas alturas de su carrera le está ocurriendo como a Curro Romero, que no tiene seguidores sino aficionados conversos. Quien le ha visto una tarde de triunfo, le coge un regusto distinto a esto del toreo. Son muchas las tardes en que, si bien no ha redondeado su actuación, los aficionados salen de la plaza saboreando unas verónicas, un par de medias, y con la franela pases de ensueño.

Pues eso. Que hoy torea Morante, acartelado con Talavante y Juan Ortega, para matar una corrida de Alvarito Núñez. Hoy por hoy Morante de la Puebla es el exponente más actual del toreo a la verónica. Su capote sublime no imprime la más mínima impostación. Eso sí, lleva prendido en sus vuelos y en su asiento un aroma gitano a Rafael, el mando de Joselito "El Gallo", el desgarro de Juan Belmonte, el temple de Fernando Cepeda y la lentitud mexicana con las que ha mecido José Tomás. El trazo de sus verónicas es tan poderoso porque deja caer los brazos sin aparente tensión y a su vez es capaz de jugar con la altura para imprimir exactamente el ritmo que quiere dar a cada toro. Quizás, y sin lugar a equivocarme sustancialmente, sea uno de los secretos más increíbles de su dominio, de la belleza que imprime a su toreo y con el que marca unas diferencias abisales en el actual escalafón superior, es, además, el matador más "belmontino" que he visto. El calendario me ha impedido tener la satisfacción de ver al trianero. La mayor revolución que Juan Belmonte trajo al toreo, no es la quietud, la ligazón o los terrenos, sino la de la pasión. El de la Puebla no es heredero de nadie, ni ha recogido cetros de otros, ni tiene maneras prestadas ni modelos copiados. Morante es Morante, porque es Morante.

A lo largo de los años, tanto como aficionado o como comunicador durante muchos años en radio y ahora como jubilado que se sienta en su tendido, he visto a muchos toreros tratar de componer la figura de igual manera, incluso llevar al toro con mucho temple, cuajando unas maravillosas verónicas y levantando clamores en los tendidos, pero… el milagro es el milagro, y la varita mágica la han tenido muy pocos. Esta tarde, vamos a echar la moneda al aire. ¿Cara o cruz? Si un toro le embiste con ritmo y le aguanta nadie sabe lo que pasará. Que sabe nadie.

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