La tribuna
El poder de la cancelación
Granada/En la comunidad educativa existe una gran incertidumbre respecto al inicio del curso escolar. Cada vez más voces denuncian la insuficiencia de los planes de la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía. Según el plan de medidas, el comienzo del curso debe realizarse con una planificación "profunda y rigurosa" que permita "prevenir y controlar la pandemia" ofreciendo un entorno escolar seguro, sin embargo seguido reconoce que es una "selección de medidas no exhaustiva", delegando la responsabilidad a la dirección de los centros educativos.
La Consejería anunció que los centros educativos se reforzarán con 6.000 maestros y profesores, con el objetivo de posibilitar el desdoble de unidades, garantizar la atención educativa y asegurar el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias. Según el Plan de Acción en Educación la cifra desciende a 4.984, y el número global de centros educativos públicos y concertados en Andalucía es de 6.484. La conclusión es clara: es escandalosamente insuficiente. 1.500 centros educativos no contarán con refuerzo docente, y el resto, contarán con un docente de refuerzo. ¿Qué criterios va a seguir la Consejería para conceder esos refuerzos?
Hagamos un ejercicio de optimismo y supongamos que se dota a los centros de los docentes de refuerzo necesarios. El siguiente escollo son las aulas. Los centros educativos no cuentan con aulas suficientes para el desdoble de grupos. ¿Hay alguna estrategia para dotar a los centros de espacios alternativos? Así se entiende que se inste a los centros a habilitar espacios, por ejemplo bibliotecas, porque con la escasez de recursos humanos a disposición no es necesario pensar en el problema de escasez de aulas para el desdoble de grupos. Pero no se preocupen, y permítanme la ironía, los grupos de convivencia resolverán todos los problemas.
Parece que el objetivo de estos grupos de convivencia es actuar como burbujas seguras, donde no es necesaria ni la mascarilla ni la distancia interpersonal. Científicos de la Universidad de Granada han realizado un estudio según el cual en un grupo de 20 alumnos cada uno de ellos entraría en contacto con 74 personas el primer día, considerando que pertenecen a una familia con dos adultos y 1,5 hijos. Por supuesto todos esos contactos no pertenecen a la comunidad educativa.
Si están pensados como estrategia para localizar y controlar un posible brote, es decir, como "cortafuegos", y valoramos el planteamiento de estos grupos, la escasez de recursos, el número global de alumnos, y la incidencia de un posible contagio, a mí al menos, me despiertan muchas dudas y temores. Es evidente que el riesgo cero no existe pero, ¿pueden las familias confiar en estos grupos? ¿Cómo se puede mejorar su eficacia?
Voy a centrar la atención en el Conservatorio Profesional de Danza Reina Sofía de Granada, del que soy docente. La ratio por grupo en las enseñanzas profesionales es de 15 alumnos, y en las enseñanzas elementales se alcanza el número de 20 o más. Para guardar la distancia de seguridad en las aulas con mayores dimensiones no se podría superar el número de nueve alumnos por grupo, considerando dos metros de distancia entre alumnos, y en aquellas de menor dimensión el número se reduce a cinco o seis. En muchos grupos se va a superar ese número, ¿cómo vamos a cumplir la norma más básica de seguridad, el distanciamiento? ¿Todos los grupos que superen ese número serán automáticamente grupos de convivencia? ¿Qué haremos los docentes y las familias, cruzar los dedos o poner una vela a algún santo para que no surja en nuestro aula un brote?
La enseñanza de la danza es esencialmente práctica, con una actividad física intensa de carácter grupal en un espacio cerrado. Durante una clase de danza el vaho empaña espejos, ventanas y suelos. El contacto con las partículas en suspensión y los flujos es más que probable. En el Plan de Medidas de la Consejería de Salud para los centros educativos se recomienda evitar las actividades en espacios cerrados que requieran o conlleven actividad física (enseñanzas de Régimen General), mientras que para los Conservatorios se recomienda, cuando sea necesaria la realización de actividad física, utilizar los espacios más amplios del centro, aumentar la distancia interpersonal y usar medidas de protección adicionales. O tienen un desconocimiento absoluto de nuestro tipo de enseñanza, o un desinterés absoluto. Los Conservatorios de danza necesitan medidas específicas avaladas por expertos y acorde con su tipo de enseñanza. Los directores no están cualificados para asumir esa responsabilidad.
El 27 de agosto está prevista una Conferencia de Educación entre el Gobierno y los responsables de educación de las Comunidades Autónomas. Es tarde, pero nunca lo es si el resultado es bueno, y con voluntad hay margen para mejorar los planes. Estamos expectantes porque nos jugamos mucho: la salud y la educación.
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