Manuel Chaves González

La garantía de nuestra seguridad

La tribuna

11759208 2025-04-07
La garantía de nuestra seguridad

07 de abril 2025 - 03:07

La crisis actual del sistema internacional ha abierto el debate sobre el aumento del gasto militar en España y los países europeos. Las acusaciones belicistas, pacifistas y de apaciguamiento aparecen en las posiciones de los partidos políticos y sectores sociales con el riesgo de la simplificación del debate. Por ello, deberíamos tener en cuenta varios aspectos. En primer lugar, las políticas de seguridad y defensa son políticas publicas que pueden ser tan importantes como las políticas sociales; la seguridad de los ciudadanos y la defensa del territorio son responsabilidad de los estados. En segundo lugar, la situación actual señala que la seguridad desborda los ámbitos estatales y las competencias nacionales para convertirse en seguridad europea. La seguridad de España es seguridad europea. Por último, los expertos consideran que la seguridad es global, –seguridad humana– e integra los ámbitos de la salud, formación, infraestructuras, telecomunicaciones, redes de suministros y otras políticas que condicionan la vida de los ciudadanos.

Los últimos acontecimientos políticos vienen a cuestionar nuestra seguridad global: la guerra de Ucrania y la amenaza a las fronteras exteriores de la UE por la política agresiva de Rusia; las agresiones cibernéticas contra infraestructuras sensibles para las actividades ciudadanas; la guerra fría entre China y EEUU y por supuesto, el retorno de Trump, un presidente que prescinde de reglas internacionales, cuestiona la alianza trasatlántica ( la eficacia de la ayuda mutua del artículo 5 del Tratado de la OTAN) y manifiesta una hostilidad abierta contra Europa y su proceso de integración. Por otra parte, el orden internacional depende de grandes potencias dirigidas por gobernantes autócratas con aspiraciones imperialistas. Estos hechos evidencian que existe una amenaza real para Europa. La UE ya no puede confiar en el compromiso de EEUU en la seguridad y defensa del Continente pero no dispone en la actualidad de unas fuerzas armadas capaces de hacer frente a las amenazas de Putin o a cualquier otra agresión. En este contexto, el reto de la UE es gestionar su propia seguridad y que ésta disponga de la suficiente capacidad disuasoria para responder a las amenazas y también para fortalecer su capacidad diplomática de negociación en las iniciativas para la paz.

La UE es un actor global y en sus documentos recientes sostiene la doctrina de la “autonomía estratégica”: política, económica, tecnológica, energética, pero también en defensa y seguridad lo que tiene su respaldo en el Tratado de Lisboa (2009). Es evidente que esto supone, en principio, un aumento del gasto militar para los países miembros que suele ser rechazado por sectores de la opinión pública ( no obstante E. Letta, en su informe, cifra en 100.000 millones anuales el costo de la fragmentación de la defensa en Europa). En todo caso, exige por parte de sus gobiernos una información publica y veraz sobre el cuestión: las encuestas reflejan la incertidumbre y la preocupación de los europeos por su seguridad. Por supuesto, tener autonomía estratégica no es un proceso fácil y rápido. La UE es el resultado de un proceso de cesión de soberanía (determinadas competencias) de los estados miembros a las instituciones europeas pero como señala J. Habermas en un articulo (El País, 23/3/25) no es posible la autonomía estratégica si las competencias en política exterior y defensa no son transferidas total o parcialmente a la UE. Es decir, si veintisiete ejércitos de los estados miembros, con doctrina y estrategia militar y armamentos diferentes actúan independientemente.

Este hecho representa aun la mayor dificultad para un ejercito propio: superarla depende de la voluntad política y de un cambio en la mentalidad de algunos países. Pero también partimos de una realidad cierta: la UE es una potencia económica cuyo PIB global (la suma de los 27 estados) es diez veces mayor que el de Rusia y un gasto militar de 457.000 millones de euros anuales frente a los 129.000 de Rusia. Pero un ejercito de la UE exigirá, entre otras cosas) una organización y una estructura de mando unificada, financiación y una base industrial común para producir armamentos propios y estandarizados que eviten la dependencia de EE.UU. Los europeos debemos sentirnos seguros. La UE debe mantener su capacidad histórica para favorecer los acuerdos e iniciativas de paz pero también la capacidad de disuadir y defender a los europeos de las agresiones exteriores.

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