Dílar, un pueblo rodeado de riqueza natural
La granada del siglo XXI
El 90% del territorio del término municipal está protegido, debido a que forma parte de parque natural o nacional · El casco urbano, donde residen unas 1.600 personas, conserva la estructura tradicional
El entorno natural es una de las características que sirven a un lugar como guía de lo que terminará siendo. Dílar es una localidad, con pocos habitantes, menos de 2.000, pero con una naturaleza rica que hace de este pueblo un punto de encuentro y de visita obligada para granadinos y foráneos.
Entre los elementos que componen su paisaje, el agua es sin duda una de las principales riquezas de Dílar y de hecho el nombre que recibe se debe precisamente al río junto al que se ha ido desarrollando. No obstante además del pueblo, propiamente dicho, la gran extensión de terreno del término municipal provoca que existan zonas alejadas del núcleo urbano como Los Cortijillos o las Cañadas del Parque, en las que el número de residentes es más reducido, en torno a los 500.
El turismo natural, el senderismo y otro tipo de actividades relacionadas directamente con el contacto con el medio ambiente y la naturaleza, se han convertido en los últimos años en uno de los principales atractivos de Dílar.
En este sentido hay que destacar que existen diferentes rutas rurales, cómo la de la Cuenca del Río Dílar o la de la Vereda de la Media Luna. Asimismo el área recreativa del Río Dílar también ofrece la posibilidad de pasar un día en el campo tanto a grandes como a pequeños. El Aula de la Naturaleza es uno de los principales reclamos para los más pequeños y además la cercanía de la estación de esquí de Sierra Nevada provoca que sea muy habitual la organización por parte, tanto del Consistorio como de diferentes asociaciones del pueblo, de actividades relacionadas con la práctica del deporte invernal. La pesca en el río forma parte también de la amplia oferta del municipio.
Así el turismo se convierte en motor económico de la localidad, mientras la agricultura, que en su día fue uno de los pilares del desarrollo local ha quedado ahora en un segundo plano. La siembra de hortaliza, aprovechando la vega, se reduce en estos días al consumo propio, aunque tiene bastante importancia. Además es habitual que en las casas del municipio haya pequeñas bodegas, en las que los dilareños guardan el vino que cultivan en sus viñedos y que utilizan para el autoabastecimiento y pequeñas ventas.
Pero además del consumo propio, los cultivos de secano como el olivar o los cereales, continúan siendo el sustento de muchas familias del municipio granadino.
De hecho la caída de la construcción, que había adquirido en los últimos años una notable importancia en la economía de Dílar, ha hecho resurgir las explotaciones agrícolas, especialmente el olivar.
Las calles conservan aún el olor a pueblo y la vida de sus habitantes parece seguir el ritmo de antaño. Las conversaciones en los bares, las plazas llenas de amigos y los niños que aún juegan en las calles. La imagen se mantiene casi idéntica, aunque como sucede en casi todos los rincones de esta y otras muchas provincias, los ciudadanos coinciden en que cada vez hay más gente nueva por las calles y que las cosas han ido cambiando bastante en los últimos años.
Por su parte desde el Ayuntamiento el objetivo es potenciar el turismo rural y natural en la zona, pero sin que se pierda la imagen del pueblo. En este sentido el concejal de Urbanismo, José Ramón Jiménez, señala que su intención ha sido siempre evitar que las urbanizaciones se sitúen en el casco antiguo. Por eso, señalan, están adecentando los caminos rurales, que hay alrededor del municipio.
A sólo 12 kilómetros de la capital, la gran extensión de Dílar, donde entorno a un 90% del territorio es espacio protegido, crea la imagen de un municipio, que trasmite tranquilidad y sosiego.
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