El Llano, abandonado entre un fuego cruzado
El vandalismo, la escasa presencia policial y los desencuentros entre las instituciones mantienen la zona en una penosa situación
Las playas de Calahonda y Carchuna, conocidas desde siempre por sus aguas transparentes y cristalinas, han visto afeado su aspecto en los últimos meses. Tan sólo con darse una vuelta por el camino que ejerce de paseo marítimo (a falta de uno en condiciones), cualquiera se da cuenta de la dejadez que reina en la zona. Todas las farolas están destrozadas, la docena de espejos de circulación han sido arrancados de cuajo, las calles presentan cantidad de agujeros por su deficiente asfaltado...
En la plaza Santa Teresa, más conocida como la de las Palmeras, un vecino comenta que "una plaza tan bonita como esta queda deslucida por el asfaltado de las calles". Acto seguido, se apresura a advertir que no quiere que su nombre aparezca en ningún sitio: "Yo no vivo de la política, tengo que convivir en el pueblo día a día con todos, pero es una vergüenza cómo está".
Desde el embarcadero, los vecinos señalan los socavones. "Esta avenida se ha reparado hace poco, porque antes se metía la rueda entera en el agujero y destrozabas el coche, y han echado un pegote, que en cuanto caigan cuatro gotas de lluvia va a estar igual". Hay innumerables parches de color gris que destacan sobre el tono más oscuro del asfalto en varias vías de la localidad. En una pista polideportiva, las redes están destrozadas. En otra, las puertas también están rotas y cualquiera puede entrar sin problemas. Junto a ella, dos canastas de baloncesto, arrumbadas. "El nivel general de las calles es de abandono total. Hay muy poca presencia policial, no vienen casi nunca ni la Policía Local ni la Nacional y por ello este tipo de comportamientos son permitidos", dice una vecina.
Es uno de los primeros puntos en los que casi todas las fuentes consultadas se ponen de acuerdo. Concepción Abarca, del PAI-CC (que gobierna junto al PP y al PA en el Ayuntamiento de Motril), ha cronometrado casi una hora desde que ha llamado alguna vez a la Policía Local de Motril hasta que llegan y propone como solución que tengan un destacamento permanente en el pueblo.
El alcalde pedáneo de la Entidad Local Autónoma de Carchuna-Calahonda, Manuel Estévez, lo tiene claro. "La Policía no visita la zona, no quieren que tengamos luz en el paseo". De esta manera, lo que podía ser un agradable recorrido a la luz de la luna, en las inmediaciones del camping, por ejemplo, parece la boca del lobo.
Otro de los puntos en los que se ponen de acuerdo los partidos es en la falta de seguridad. Los actos vandálicos se suceden con total impunidad. "El año pasado quemaron un módulo de salvamento en la playa con un soplete y realizaron grafitis en otros. En las pistas que hay tras el campo de fútbol introducen sofás y basura, luego rocían todo con gasolina y les meten fuego", relata el alcalde de la ELA.
Estos actos de vandalismo en el Llano (como se conoce la zona) también están marcados por la reincidencia. "Es sistemático, se ponen las farolas y las vuelven a romper", continúa. "En cuanto a los espejos del paseo marítimo, decidimos instalarlos para vigilar mejor los armarios controladores para el riego de las parcelas y, como ningún propietario los quería dentro de sus terrenos, hubo que instalarlos en los caminos rurales. Pues bien, en la primera semana que se instalaron los arrancaron", explica Estévez. Para el alcalde de la ELA, la culpa de esta dejadez la tiene el Ayuntamiento de Motril, porque se la "tienen jurada". En la moción de censura a Carlos Rojas, él firmó y, con ello, devolvió la alcaldía al PSOE. Sin embargo, Abarca asegura que "la incompetencia del alcalde pedáneo está sobrepasando límites extraordinarios" y no es "capaz de defender los proyectos del Llano".
Los vecinos son conscientes de las malas relaciones entre ambas instituciones, pero aseguran que al final, son ellos los que 'pagan el pato'.
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