Objetivo: la cima del Mulhacén
Las impresionantes vistas que se disfrutan desde lo más alto de Sierra Nevada justifican el esfuerzo por el ascenso. Esta cima se ha convertido una especie de meca del montañismo
El ascenso al Pico del Mulhacén, techo de la Península Ibérica con sus 3.749 metros de altitud, se ha convertido en una experiencia que todo senderista y amante de la naturaleza debe realizar, al menos una vez en la vida, una especie de peregrinación a La Meca del montañismo en nuestro país. Son muchos, no obstante, los que repiten la hazaña anualmente y renuevan esta experiencia casi religiosa de encuentro con la cumbre más elevada de Sierra Nevada.
La conquista de la cima, coronar la cúspide más elevada, ejerce de por sí un gran atractivo. Lo más alto, lo más difícil, lo más duro… tiene un poderoso imán para los deportistas, para muchos de los que nos visitan. Pero hay además una poderosa razón, un motivo adicional para lograr alcanzar la emblemática cumbre del Mulhacén: las impresionantes vistas que se disfrutan desde allí arriba.
Mulhacén 360 grados
En verano, si el cielo está limpio, la vista de 360 grados alrededor de este vértice geodésico alcanza muy lejana. Podemos atisbar hacia el norte, las Sierras de Baza y Filabres y más hacia el horizonte las de Castril y de Segura. Hacia el oeste podemos ver el circo, la laguna y el Puntal de la Caldera, en primer plano y de fondo Los Machos, el Veleta, Tajos Altos… hasta el Pico del Caballo; también en lontananza la vista alcanza al parque natural de las sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, el área metropolitana de Granada y las sierras próximas a la capital. Si miramos hacia el sur tendremos vistas hacia la Cañada de Siete Lagunas, podremos ver las sierras costeras, el litoral oriental almeriense y, con suerte, en días muy claros, al fondo se adivinan las cumbres de la cordillera del Atlas, en el continente africano. A nuestros pies queda la Laguna del Mulhacén, popularmente conocida como La Mosca, y muy cerca, aparentemente a nuestro lado, se sitúa La Dama, La Alcazaba, que luego enlaza con el Puntal de Vacares y la línea de cumbres de los tres miles que terminará en el Picón de Jérez.
¿Dónde está la tumba?
Se sabe que Mulay Hasan (castellanizado Muley Hacén), el padre de Boabdil el Chico, murió ya mayor y muy enfermo en su castillo de Mondújar, dejando como heredero en el trono a su hermano, apodado El Zagal. En su lecho de muerte pidió a sus dos hijos, (fruto de su matrimonio con Isabel de Solís, luego Zoraida), que le enterraran "en el lugar más alto, cerca del cielo y lejos de vivos y muertos, donde nadie pueda ver mi tumba", por lo que cuentan fue trasladado a la cumbre del Mulhacén que por ello tomó su nombre. Aunque se han realizado muchas búsquedas de sus restos y de los posibles tesoros que se suponía que lo acompañaban, nunca ha sido encontrado ni el más mínimo vestigio que pueda dilucidar si en verdad está enterrado allí y, en su caso, el lugar exacto al que se trasladaron los restos del antepenúltimo rey moro, que de ser cierta la historia, a fe que se cumplió el deseo del sultán.
¿Cómo 'subir' al Mulhacén?
La ascensión al Mulhacén, que en otras épocas del año requiere de un completo equipo y adecuada preparación, es relativamente accesible en verano para (casi) todos los públicos, siempre teniendo en cuenta las dificultades y las sorpresas que puede depararnos la alta montaña, en cualquier parte del año.
Desde la vertiente Norte
Podemos arrancar nuestra excursión desde las Posiciones del Veleta, restos de unas construcciones levantadas durante la Guerra Civil, lugar en el que nos deja la lanzadera del Servicio de Interpretación de Altas Cumbres del Parque Nacional y Parque Natural de Sierra Nevada, que parte desde La Hoya de la Mora. Nos dirigimos hacia el Collado de la Carihuela, desde donde cambiaremos de vertiente y pasaremos de ver el valle del Alto Dílar a las fabulosas vistas al Valle del Poqueira, con la Laguna de Aguas Verdes a nuestros pies; desde aquí tomaremos el conocido como Paso de los Guías y llegaremos hasta el Collado del Lobo donde haremos una parada obligada para disfrutar del mirador del Valdeinfierno al norte. Continuaremos por la Pista de Capileira atravesando el paso en U abierto entre los Raspones y Crestones de Río Seco. Más adelante, a la altura de la Laguna de Río Seco, tomamos una senda a nuestra izquierda que nos conduce a Loma Pelá desde donde bajaremos hacia la Laguna de la Caldera; en el refugio vivac realizaremos una parada técnica antes de emprender la empinada subida que nos conduce directamente hasta la cumbre del Mulhacén, aunque no veremos la cima hasta que estemos en las inmediaciones. En una jornada completa podemos hacer el recorrido de ida y vuelta de aproximadamente unos 20 kilómetros.
Desde la vertiente Sur
Si nos encontramos en la Alpujarra podemos también apoyarnos en el Servicio de Interpretación de Altas Cumbres que en su vertiente sur sale desde la localidad de Capileira y que en una hora nos lleva hasta el Alto del Chorrillo, otro escenario de la Guerra Civil, en este caso del frente republicano.
Un poco más arriba del Alto del Chorrillo la pista por la que hemos accedido se bifurca y por un lado conduce hasta el Refugio del Poqueira y por otro hasta La Carihuela, en la falda del Veleta. Para subir al Mulhacén, que los locales llaman el Cerro, hay un sendero que sube por la Loma del Tanto y luego del Mulhacén pasando por Tajos Negros. La subida hasta lo más alto de la cumbre puede completarse en unas cuatro horas.
Si las condiciones meteorológicas, y nuestras condiciones físicas, lo permiten es aconsejable hacer todo el recorrido a pie, desde Trevélez o desde Capileira en dos partes, pernoctando en algún refugio o vivaqueando, lo que nos permitirá disfrutar de unas extraordinarias puestas de sol y amaneceres en las cumbres que equiparan en interés a la conquista del techo de la península y de las vistas desde su cumbre.
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