Unidos para recuperar Tablate, la puerta de entrada de la Alpujarra granadina
HISTORIA DE LA ESPAÑA VACIADA
El objetivo principal de la asociación es conservar la iglesia, que data del siglo XVI, y su torre defensiva
Granada/Media mañana, una familia de motoristas paran en la N-323 para ver de cerca y sacar algunas fotos de la Ermita de la Virgen de las Angustias, junto al imponente barranco de Tablate. El silencio es solo interrumpido de vez en cuando por el cruce de algún vehículo o el sonido de algún ‘animalillo’ por la zona. "Este puente tiene que ser de la época de los musulmanes por lo menos", señala uno de ellos mientras otro divisa a lo lejos a un grupo de personas. "Mira por allí tiene que haber una casa o algo". Y no va muy desencaminado.
Hace tiempo que nadie mora entre sus calles, sus casas están medio derruidas y tanto la iglesia como cementerio han sufrido el paso del tiempo, varios expolios y diversos actos vandálicos. El poblado de Tablate se encuentra situado estratégicamente junto al Camino real que conduce a la Alpujarra, ya que servía como sitio estratégico para controlar a quienes iban desde Granada. Su puente, según recogen algunos historiadores, fue un punto estratégico en la comunicación durante la ocupación islámica y fue el escenario de enfrentamientos entre musulmanes y cristianos.
Antaño estuvo habitada por algo más de un millar de personas, tenía algún mesón, molino de bestias, y un edificio multiusos que ha hecho las veces de escuela y de cuartel de la Guardia Civil. Hasta 1976 tuvo entidad propia, y después paso a formar parte de El Pinar. La despoblación hizo mella en esta pequeña aldea que en la década de los 60 vio como muchos de sus vecinos se mudaban a poblaciones más grandes y a principios del siglo XXI se quedó oficialmente sin moradores.
Un grupo de amigos y amantes del patrimonio se han unido para intentar frenar el paso del tiempo y devolver a este enclave parte del encanto que tuvo en otra época a través de la asociación Tablate histórico. Cada domingo se reúnen para realizar labores de limpieza y mantenimiento. Saben que tienen un largo camino por delante, al estado de abandono se le suman las grandes pintadas y destrozos que se han ido añadiendo con el paso del tiempo. Una de las viviendas que aún queda en pie y que sus dueños vistan en fiestas y algún fin de semana, ha tenido que cambiar varias veces de puerta porque alguien la destroza. Pero son optimistas y están ilusionados por 'devolver a la vida' este poblado.
Jesús Gutiérrez, uno de los miembros de la Asociación Tablate Histórico, explica a Granada Hoy que quieren "recuperar la historia y la memoria de lo que fue Tablate, nuestra prioridad ahora mismo es intentar que se conservar la iglesia, que data del siglo XVI, y su torre defensiva".
Por ello se reúnen una vez en semana para "limpiar las vías públicas y el entorno de la iglesia y el cementerio. Realmente en las casas no podemos hacer nada porque tienen propietarios, pero no queremos que todo acabe derruido", confiesa Gutiérrez quien agradece el gran recibimiento que ha tenido la asociación desde que echaron a andar hace unas semanas. "Mucha gente se ha puesto en contacto con nosotros para preguntar cómo nos pueden ayudar, les gusta la idea de que no se pierda esta parte del patrimonio que tenemos en Granada. Nosotros estamos abiertos a que todo el que quiera venga a ayudar, hay mucho trabajo por hacer, o si quieren aportar algún donativo". Además, la asociación vende lotería de Navidad para recaudar fondos para la rehabilitación de la iglesia.
No solo ayuda gente de la zona. El propio Jesús es de Quéntar, pero cada domingo se desplaza hasta este rincón del Valle de Lecrín por su amor a la defensa del patrimonio. O Lorena Prados, vecina de Torre del Mar (Málaga) y que, junto a su hijo y su perro, ayudan en lo que pueden. Este domingo está encargada de darle una mano de pintura a la nueva puerta de la iglesia. "Tened cuidado al entrar que la pintura está fresca", les indica a varias personas que se han desplazado para visitar el pueblo y que intentan ver la iglesia por dentro. No son pocos los que se acercan atraídos por la belleza o el romanticismo de la ruina, pasear por las antiguas viviendas, algunas de ellas casi ni se mantienen en pie, o entrar a la iglesia para descubrir lo poco que queda de unos frescos debajo de tanta pintada.
El poblado es lugar de paso también para multitud de senderistas que se adentran por la montaña en una ruta circular que hay por la zona. La ropa deportiva y las mochilas les delatan. Algunos no pueden evitar sacar pequeñas cámaras o los mismos teléfonos móviles para inmortalizar el hallazgo.
Toñi Morata saluda a alguno al cruzarse con ellos por el camino. Es una de las últimas vecinas que vivió en Tablate. "Hace por lo menos 20 años que nos fuimos de aquí. Mi tía fue una de las últimas vecinas en irse, y yo recuerdo de pequeña estar en casa de mis abuelos. Ahora son unas primas las que vienen en verano a una casa que hay aquí".
Le da nostalgia y pena ver lo diferente que está todo de cuando corría de niña por la calle principal. "Antes aquí había vida, venían los panaderos y el pescadero. Cada día venía mucha gente, era un pueblo precioso y ahora se ha convertido en una ruina".
Por eso le dio tantísima alegría cuando se enteró que la asociación Tablate histórico se había propuesto recuperarlo. "Creo que lo que queremos hacer es algo grande e importante, tanto para los que vivimos en otra época como para los que le gustan la protección del patrimonio. Va a ser difícil porque hay muchos destrozos, es una pena, pero seguiremos luchando", cuenta Morata.
Van poco a poco, pero la intención de este grupo de personas es el de devolver el esplendor a un poblado que se vio abocado casi al olvido por culpa de la despoblación. Es solo un ejemplo de la España vaciada que no solo afecta a las zonas del centro de la península, y que cada vez más gente lucha por su supervivencia. Desde la asociación señalan que están encantados de recibir voluntarios para llevar a cabo alguna de las muchas tareas, además se pueden seguir sus avances a través de la página de Facebook. Cada domingo se reúnen de 10 a 17 horas para recuperar una parte de la historia.
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