El 'algarrobico' de Almuñécar, una historia de terror y sexo

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó en 2007 paralizar las obras del gran hotel

Y ahí comenzó el calvario de mi amigo

Las obras del hotel llevan paradas desde 2007.
Las obras del hotel llevan paradas desde 2007. / G. H.

Mi intención es contarles una historia de terror y sexo. Pero antes, permítanme un rodeo para sugerir a la RAE que incluya en su diccionario la palabra 'algarrobico' como "construcción que después de haber sido aprobada con su correspondiente licencia, cuando está casi construida una de las administraciones, de las muchas que hay en nuestro país, manda derribarla con el consiguiente perjuicio económico para los contribuyentes, que son al fin y al cabo los que pagan todas las estupideces de los políticos". Y ahora viene esa historia de terror y sexo de un 'algarrobico' que hay en Almuñécar. Se trata de un hotel que lleva paralizado más de once por culpa de la ineptitud de las administraciones.

Verán, tengo un amigo cuyo sueño era construir un complejo residencial en Almuñécar. Por esta ciudad pasó de viajes de novios -él es de Castellón- cuando se quedó prendado de la ciudad sexitana. "Algún día construiré aquí algo", se dijo. Pasó mucho tiempo y compró una parcela en la ciudad sexitana, cerca del acueducto romano que hay allí donde termina un mar verde de aguacates. Por fin su sueño se iba a hacer realidad. Allí construiría una especie de residencial con zona termal, restaurante y un hotel de cinco estrellas. El Ayuntamiento, por entonces gobernado por Juan Carlos Benavides, le concedió la correspondiente licencia en 2005. Construyó todo según lo previsto por las normas, pero cuando estaba a punto de terminar el hotel, que sería la joya de la corona del complejo residencial, la Consejería de Medio Ambiente puso una denuncia porque consideraba que la construcción afectaba a una zona de cultivos.

Hay tal maraña administrativa que es difícil saber a qué atenerte

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó en 2007 paralizar las obras del hotel. Y ahí comenzó el calvario de mi amigo. Han pasado once años y el hotel sigue sin acabarse. Mi amigo se ha gastado un montón de dinero en recursos, demandas y el papeleo necesario para decir que él construyó con la licencia en orden y que, por lo tanto, le asiste la razón. Pero mire usted por donde lo que hay en este país es exceso de administraciones y lo que una puede decir la otra puede desdecir. Hay tal maraña administrativa que es difícil saber a qué atenerte porque, en muchos casos, lo que hay de por medio es una pelea de políticos de distinto signo que jamás piensan en el interés general (un hotel de esa categoría daría mucho trabajo en la zona) sino en sus propias miserias personales y de actuar solo pensando en las próximas elecciones.

El actual Ayuntamiento sexitano, gobernado por el PP, ha dicho muchas veces que está a favor de que el hotel se construya y que salga adelante. Pero me temo que lo dice con la boca chica porque luchar, lo que se dice luchar por el proyecto, nunca lo ha hecho, entre otras cosas porque la licencia la dio un partido político que no lleva sus siglas. ¡Que se joda el enemigo y quienes estuvieron con él!

Un día, no hace mucho, mi amigo, que se llama Trinitario Betoret y forma parte de una tertulia de periodistas veteranos que nos juntamos todos los jueves en El Chikito, vino muy contento porque el Ayuntamiento de Almuñécar había desatrancado el tema y aprobado la renovación de licencia del hotel.

Él es un caballero a la antigua usanza y jamás habla mal de nadie. A pesar de todos los palos que le están dando, sigue confiando en la Justicia y en las administraciones. Lo que se dice un bendito. Bueno, el caso es que todos brindamos porque por fin se iba a acabar el calvario de Trinitario. "En seis meses puede estar acabado", nos dijo eufórico por la noticia. Pero mire usted por donde había que esperar un informe del Consejo Consultivo, una institución tan inútil como fatua, que daría su opinión sobre el tema, aunque no vinculante. Y ese Consejo Consultivo, que está siendo desmantelado en algunas comunidades autónomas por servir solo para que sus integrantes cobren sueldos inmensos, para dar su informe desfavorable alude a un problema de tiempo transcurrido desde la concesión de la licencia. Su informe, como digo, no es vinculante pero en el Ayuntamiento de Almuñécar lo dan por válido y en un pleno votan en contra de que las obras se reanuden. Han pasado once años desde el inicio de esta historia de terror y mi amigo, aunque todavía tiene ilusión, ya ha empezado a pensar en demandar a las administraciones, que tendrían que pagarle una cantidad importante por los perjuicios económicos que le han causado y por lo que se llama el lucro cesante. En fin, un montón de millones de euros que, por supuesto, no saldría del bolsillo de los políticos, a todas luces ineficaces e inoperantes, sino del de los ciudadanos.

Esta es la historia de terror. Y ahora me preguntarán ustedes por el sexo. Ha sido una argucia mía para que lean este artículo hasta el final, aunque bien mirado podría servir porque todo está sucediendo en la antigua Sexi y mi amigo está harto de que las administraciones le toquen los huevos y le den por culo. Perdona la expresión, Trinitario.

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