El alcalde amenaza con dimitir, molesto por el 'pasotismo' del PSOE
Juan Mar lamenta la falta de apoyo de la dirección provincial, a la que reprocha no haber salido al paso ante las numerosas críticas ni explicado las ventajas del trasvase
El alcalde de Castril, el socialista José Juan López Ródenas, conocido como Juan Mar, está planteándose seriamente la posibilidad de dimitir de su cargo ante lo que considera una actitud muy pasiva por parte de sus compañeros de partido. El regidor no tuvo ningún reparo en confesar ayer que está "muy molesto" con ellos.
Como telón de fondo está, naturalmente, el polémico trasvase del río Castril, una obra que acomete el Gobierno central pero por la que López Ródenas está siendo muy criticado. Ayer, el alcalde se quejó de que ni siquiera en su propio partido está recibiendo "apoyo" ante "los ataques e insultos" de los que está siendo objeto por parte de quienes se oponen al trasvase.
El Ayuntamiento ha argumentado una y otra vez durante los últimos meses que no tiene potestad para impedir que se ejecute la obra. Llegó a ordenar la paralización, pero esa decisión fue revocada casi de inmediato por la Administración central. El primer edil de Castril dice que no puede hacer nada más por el momento.
Se trata, en definitiva, de un proyecto que al alcalde la ha venido impuesto desde arriba pero que, en la práctica, le está complicando mucho la vida. López Ródenas, que accedió a la alcaldía hace aproximadamente siete años -gracias a una moción de censura- y que ahora gobierna con mayoría absoluta gracias al apoyo de un concejal que abandonó las filas del PP, se queja de ser "un cabeza de turco al que le están lloviendo todas las bofetadas".
Asegura que no puede hacer nada para detener el proyecto y que cuando ha intentado paralizar las obras mediante decreto de alcaldía, por carecer éstas de la preceptiva licencia, fue el propio Ministerio de Medio Ambiente el que respondió. Y lo hizo de forma categórica, negándole al Consistorio la potestad de impedir que prosiguieran unas obras declaradas de emergencia.
Así que lo único que le queda a López Ródenas es resignarse y aguantar el chaparrón de críticas y ataques por parte de la oposición y de los grupos ecologistas, que en los últimos meses se han prodigado en manifestaciones de rechazo al trasvase. En Castril, en sus cercanías y, la más reciente de todos, el pasado sábado en la capital granadina, donde se congregaron unas mil quinientas personas.
Con todo eso, en cierto modo, sí que contaba el alcalde, pero al menos esperaba que sus compañeros de partido, alcaldes de pueblos gobernados también por el PSOE y que, según el Gobierno, serían los que notarían los efectos beneficiosos del trasvase, exteriorizaran su apoyo ante tantas críticas.
Tampoco está contento con la actitud de la dirección provincial del PSOE, a la que, entiende, le ha faltado "contundencia" para responder a los ataques no sólo contra su persona, sino contra el Gobierno, por un proyecto que, agrega, "no estaría dando tanto que hablar si se hubiera explicado bien desde el primer momento, cosa que no se hizo".
Tan cansado dice estar de esta polémica el alcalde de Castril que reconoce que se está planteando dejar el cargo.
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