Así se ha vivido el día 1 del confinamiento selectivo en la provincia de Granada
Las nuevas medidas de la Junta para parar la pandemia del coronavirus han entrado en vigor, con 16 municipios con el comercio no esencial con la persiana bajada
Los alcaldes de Ventas de Huelma, Capileira, Padul y Cogollos Vega explican la situación en sus municipios, que superan la tasa de 1.000 contagios
Enfado, tristeza y preocupación son las tres palabras más usadas por los alcaldes de pueblos confinados perimetralmente tras las nuevas medidas ante la pandemia. Aquellos que tienen menos de 2.000 habitantes no entienden por qué se aplican la misma vara de medir que a las grandes ciudades. Así, en Capileira, con ocho casos o en Ventas de Huelma, con seis, los regentes argumentan que es incomprensible tener que cerrar negocios y hostelería cuando los infectados son personas con nombre y apellidos que siguen la cuarentena y están controlados.
José Castro, alcalde de este pueblo alpujarreño que vive del turismo, afirma que la mitad de sus casos han sido “importados” por la cena de Nochevieja y tenía esta mañana una patrulla de fuerzas de seguridad para impedir el paso a los visitantes, algo que ve excesivo y así lo ha trasladado al delegado de Salud de la Junta de Andalucía ya que no está en absoluto de acuerdo con que se castigue así a los pequeños municipios. Este alcalde espera que el Gobierno central no autorice el confinamiento domiciliario y la misma opinión tiene Luis Miguel Ortíz, alcalde de Ventas de Huelma, que añade una perspectiva a la situación poniendo sobre la mesa que en estos pueblos donde todo el mundo se conoce y señalar a los contagiados como “responsables “ del cierre de tiendas y restaurantes provoca estigmatizar a una familia y recibir a veces acusaciones por parte de quienes se ven afectados generando crispación y un problema social añadido.
Otra de las circunstancias que nunca antes había ocasionado problemas es el caso de censados que no viven en el pueblo, pero cuentan en las estadísticas de contagiados porque no han cambiado el empadronamiento "por lo que si hablamos de sólo 6 casos positivos en Ventas por ejemplo la categoría de Fases en la que se adjudique a estas localidades puede variar sustancialmente por sólo un positivo arriba o abajo", ha señalado.
Manuel Villena, alcalde de Padul, donde también se supera la tasa de 1.000 contagios, se ha mostrado preocupado por las particularidades que está teniendo la tercera ola en relación a las anteriores. De hecho, las medidas funcionaron hasta el día de Reyes ya que durante toda la Navidad la tasa de incidencia se mantuvo por debajo de 100. “He estado mirando los datos de pueblos que son equiparables al nuestro y nosotros hemos tenido una tasa que ha ido subiendo de cien en cien cada día a partir del 6 de enero y en un solo día se han registrado 49 casos”, ha recordado el alcalde, que es testigo directo de la alta capacidad de contagio del coronavirus en enero.
“Antes en la mayoría de las familias se podía contagiar un miembro pero el resto no, aunque fueran convivientes, mientras que ahora si un miembro de la unidad familiar da positivo el resto de la familia también, es algo que no habíamos visto en los meses anteriores”, ha explicado.
Por eso, el alcalde no se muestra totalmente en contra del confinamiento domiciliario que pretende la Junta de Andalucía en municipios con una tasa de incidencia desbocada y afirma que, en todo caso, confía en los distintos comités de expertos.
“A lo mejor es una buena medida, si es así desde luego que habría que tomarla cuanto antes porque con estas medidas a medio gas las pérdidas económicas también son grandes y a lo mejor sería positivo un plan de choque porque en el binomio economía-salud siempre nos decantaremos por la salud, defiende.
En todo caso, el alcalde destaca que el 99% de los vecinos del pueblo cumplen las medidas anticovid a rajatabla y que, en cuanto al impacto del cierre del comercio no esencial, ya hay establecimientos que cerraron la semana pasada por positivos de los trabajadores o por contactos con contagiados. “Empieza a haber cansancio entre los vecinos, sobre todo cuando ven comportamiento poco adecuados que son en todo caso minoritarios, y es normal que los que tienen un negocio se opongan al cierre y que los que tienen otro tipo de empleos sí apuesten por medidas más duras, aunque nosotros seguiremos a rajatabla lo que nos recomiendan los expertos”, ha comentado el alcalde en una semana en la que tendría que tener lugar las procesiones y hogueras de San Sebastián, que finalmente se han aplazado, por lo que la Policía Local y la Guardia Civil extremará la vigilancia para por si algún vecino quiere mantener la tradición pese a todo.
Mientras, el alcalde de Cogollos, Manuel Lucena, sí se ha mostrado partidario de un confinamiento domiciliario como el de marzo para volver a aplanar la curva del coronavirus, que se ha disparado con las fiestas navideñas. Y aunque entiende la situación extrema de los hosteleros y comerciantes, asegura que es mejor tomas medidas quirúrgicas antes que ir parcheando. “La población está preocupada porque los contagios se han disparado, aunque parece que se están empezando a contener, pero hemos reaccionado rápidamente y ya hemos solicitado un cribado masivo a la Consejería de Salud”, ha afirmado un alcalde que ya pidió la semana pasada a la población que se confinara de forma voluntaria.
Una situación parcialmente diferentes se da en los pueblos con una tasa de contagios de entre 500 y 1.000, que sólo tienen cierre perimetral. Y un caso paradigmático es Ogíjares, que el viernes por la mañana tenía una incidencia de 477 y en unas horas sobrepasó los 500, por lo que fue incluido en la lista de pueblos con restricciones. El alcalde, Estéfano Polo, lo atribuye a un error en el volcado de datos y espera que se puede solucionar este lunes. En todo caso, afirma que los comerciantes, siempre y cuando no se cierren los negocios, apoyan las medidas para controlar el coronavirus. "Hoy mismo, y respetando de forma escrupulosa las medidas antiv¡covid, todos los bares estaban llenos", señala el alcalde, que ve con escepticismo la barrera de los 500 contagios y se queja de la "soledad" que están viviendo los alcaldes en la pandemia. "Tenemos cinco puntos de entrada al pueblo y somos zona de paso para los vecinos de Gójar o La Zubia, cómo podemos controlar los desplazamientos si en el último año sólo he visto dos controles en el pueblo?", se queja.
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