El espárrago de Granada afronta el año agrícola con "muy malas perspectivas"
Provincia
La falta de agua condiciona al sector, que concentra el 60% de la producción nacional
El sector del espárrago ha comenzado este octubre el año agrícola y ganadero 2023/24 en la provincia de Granada, que concentra el 60 por ciento de la producción nacional, con "muy malas perspectivas" por la escasez de agua para riegos de las superficies destinadas a este cultivo, en las que se ha sembrado además "muy poquito".
Así lo ha especificado el vocal de la Junta Directiva de Asaja José Gámiz a preguntas de Europa Press, después de que, en la campaña 2022/23, ya se redujera la producción a 23.000 toneladas, un 26 por ciento menos que el año anterior, y un 24 respecto de la media de 30.000 de los últimos años, periodo en que se había venido manteniendo estable.
La sequía ha cambiado el contexto al igual que para el resto de cultivos principales de la provincia, en tanto "no hay caudales suficientes" y están "muy restringidos" en zonas como la del Poniente, donde se cultiva principalmente el espárrago. Según ha detallado Gámiz, los terrenos a regar en el entorno del embalse de los Bermejales y el río Cacín habían venido contando con unos 5.000 metros cúbicos de agua por hectárea.
En estos últimos meses apenas se llegó a unos 600, en un momento en que ríos como el Cacín o el Arroyo Milanos no han tenido apenas el agua necesaria para regar conservando su caudal ecológico. Como en verano no han tenido los riegos suficientes, y a falta de previsiones concretas sobre la actual campaña de verdeo, entre los meses de septiembre y octubre, las perspectivas se tornan negativas, a la espera igualmente de la evolución del tiempo en invierno, para la tradicional de marzo a junio.
La situación podría mejorar si se desbloqueara la problemática que los regantes de la Vega denuncian ante la imposibilidad de regar sus cultivos con aguas regeneradas cloradas, por la que volverán a sacar a la calle sus reivindicaciones este otoño si no obtienen una respuesta de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para desbloquear la situación, después de que en mayo cruzaran con unos cien tractores la capital granadina para pedir que los autorizara.
En el año agrícola que ha cerrado a final del pasado septiembre, la tendencia ya se confirmaba negativa para el sector por la pérdida de producción a pesar del ligero aumento de superficie cultivada, 6.500 hectáreas frente a una media de 6.457, según las cifras facilitadas por Asaja esta misma semana en su balance de la campaña 2022/23. Le afectaron en estos doce meses las heladas de enero y las lluvias de finales de mayo "recortaron dos semanas la recolecta".
Asimismo, la falta de mano de obra dificultó también las labores de recolección. En este contexto, los precios comenzaron al alza, con 5,5 euros el kilo, y se mantuvieron entre los tres y los cuatro euros/kilo durante el resto de la campaña. Así las cosas, las pérdidas por la merma de cosecha han supuesto 28 millones de euros, esto es, 7.000 toneladas menos a un precio medio de cuatro euros/kilo, según los cálculos expuestos por esta organización agraria y ganadera. Europa Press
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