El pueblo de Granada en el que los bares no quieren ampliar el horario de cierre

Íllora

Una treintena de locales de hostelería deciden echar la persiana a las ocho de la tarde para frenar los contagios y en solidaridad con el resto de comercios de la zona

"Crucemos los dedos para que no lleguemos a la tasa mil. Sería el cuarto cierre”

Morgan Avilés, propietario del Café Latino de Íllora.
Morgan Avilés, propietario del Café Latino de Íllora. / Alejandro Romera (Photographerssports)

"La responsabilidad también está en nosotros”. Morgan Avilés López, propietario del Café Latino de Íllora, explica los motivos que han llevado a una treintena de locales de hostelería de este municipio y de Obéilar, Tocón, Alomartes y Escóznar a imponerse ellos mismos las ocho de la tarde como hora de cierre. La norma les permite atender hasta las diez y media de la noche –aunque no se pueden servir bebidas alcohólicas desde las 20:00 horas– pero han decidido seguir con el horario de cierre para contener las anteriores oleadas de contagios y mostrar de este modo su solidaridad con los establecimientos considerados no esenciales que sí están obligados a adelantar su hora de cierre.

La idea surgió en una reunión en la que participó la Policía Local y los hosteleros para explicar cómo quedaba la norma tras el último BOJA y resolver las dudas. Íllora ha quedado cerrada perimetralmente al superar la tasa 500, pero las modificaciones en los horarios de los bares, cafeterías y restaurantes eran mínimas en relación con la situación anterior. Con los contagios en plena tendencia al alza, los propios empresarios decidieron que lo mejor era cerrar antes de la hora límite. “Podíamos estar hasta las diez y media, pero sin servir alcohol desde las ocho”, resume Avilés sobre la norma. El hostelero indica que en apenas un día la totalidad de los establecimientos se han sumado a la iniciativa de echar la persiana antes. “Estamos bastante preocupados”, asegura ante la situación de contagios en el pueblo en estas últimas semanas. “Crucemos los dedos para que no lleguemos a la tasa mil. Sería el cuarto cierre”, añade. La norma establecida por Salud establece que si un municipio supera los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días se clausura el comercio no esencial. Íllora está en 616 y hoy mismo está programado un cribado masivo por parte de la Consejería de Salud y Familias.

Terraza de otro de los establecimientos que cierran a las ocho de la tarde.
Terraza de otro de los establecimientos que cierran a las ocho de la tarde. / alejandro romera (Photographerssports)

“Nosotros cumplimos las normas”, añade Avilés sobre el comportamiento de los hosteleros. “Pero tenemos falta de Policía Local y Guardia Civil”. Arguye que la presencia de los agentes ayuda a que los vecinos se tomen en serio las normas y evita que se formen grupos. “La gente ha campado a sus anchas”, reseña sobre la pasada Semana Santa. En este sentido, el hostelero da un toque a las administraciones públicas para reforzar las plantillas policiales si de verdad se quiere atajar la pandemia. “Faltan efectivos”.

"Tengo una amiga con una tienda de ropa, y el otro día vino llorando. Nos estamos jugando el futuro”

Además de esta crítica, en relación con la normativa señala que “soy defensor de que teníamos que cerrar a las seis, y que el toque de queda sea a las ocho” de la tarde. Con estas restricciones (ya aplicadas tras la Navidad y el aumento de contagios posterior) “llegaríamos a mayo con un número bajo de contagios”.

¿No teme a las pérdidas económicas que conlleva cerrar antes? “Prima la seguridad antes que la cantidad”, indica Avilés. Desde que comenzaron las restricciones vinculadas a los dos estados de alarma los hosteleros han sido uno de los sectores asaeteados con más virulencia por la crisis económica que ha traído bajo el brazo la pandemia. Por ello también han expresado en numerosas ocasiones que se les permita una ampliación de horario. Pero Avilés lo ve de otra manera. “No me interesa hacer diez euros de caja si hay un aumento de casos. ¿De qué me sirve ganar diez y luego perder 25 si nos cierran? Al final nos cuesta más, a todos, el cierre”.

Chiringuito Marce, en Íllora.
Chiringuito Marce, en Íllora. / alejandro romera (Photographerssports)

Su local lleva más de quince años abierto en el centro de Íllora, “bien situado”, donde recibe diariamente a decenas de clientes. “Cumplo con todos los protocolos para que se sientan seguros”. Pese a ese esfuerzo –y al que realizan vecinos y el resto de locales– la cosa está desbocada en Íllora. “Tengo una amiga con una tienda de ropa, y el otro día vino llorando. Nos estamos jugando el futuro”, reflexiona el hostelero, que cuenta que tiene amigos en la UCI tras contagiarse de Covid-19 y que cada vez hay más jóvenes ingresados. “Cuando hay gente joven la gente se conciencia, hay más personas que lo entienden”, señala en relación a la gravedad de la pandemia.

A través de las redes sociales, la Policía Local de Íllora ha agradecido a los establecimientos que se han sumado a la iniciativa “e intentar en la medida de lo posible frenar el aumento de casos que se están produciendo en nuestro municipio”.

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