Los cuatro pueblos que más habitantes han perdido en Granada
Demografía
Así son y así se vive en Algarinejo, Murtas, Huélago y Arenas del Rey
Algarinejo
"Se habla mucho de la despoblación pero se hace poco"
"Se habla mucho pero se hace poco al respecto", se lamenta Jorge Sánchez (PP), regidor de Algarinejo. Su municipio es el que más población ha perdido en Granada en 20 años y, además, es uno de los cinco más pobres de Andalucía. Lo primero lo achaca a "ajustes en el padrón" que han eliminado duplicidades, y lo segundo a la pérdida de rentabilidad del olivar "tradicional y de montaña" del que vive el pueblo "en exclusividad". No es fácil tampoco llegar a Algarinejo, enclavado en una encrucijada montañosa de complicado acceso: "No es un pueblo de paso, no pasa ninguna ruta, con una carretera en pésimas condiciones. Así es difícil que una industria prospere". Se ha intentado levantar cabeza de muchas formas, pero el cierre de los 500 cortijos próximos a Algarinejo favoreció a Loja. Cuando en los 2000, ciudadanos extranjeros llegaron a reabrirlos hubo un repunte que se ha revertido. En 2017 sólo nacieron 8 algarinejenses. Murieron 49. "Como no tengamos apoyo de las instituciones superiores, incluso Europa, difícilmente los ayuntamientos los podemos parar", exhorta Sánchez, quien pide planes de empleo "más efectivos" e incentivos para mantener la población y favorecer la creación de empresas.
Murtas
Un éxodo soportado desde los años sesenta
Murtas limita con la provincia de Almería, en un punto indeterminado entre la Costa y la Alpujarra, y que se llama Sierra de la Contraviesa. En veinte años ha perdido casi la mitad de sus habitantes, el segundo con peor porcentaje de la provincia (-48,7%). Gobierna José Miguel Romera (PP), que con tono de cierta resignación remonta el comienzo del éxodo murteño "en los años 60, cuando la gente empezó a irse a Cataluña, y luego a Almería. Luego los hijos fueron a estudiar y no han vuelto y los mayores van falleciendo". Romera pide ayuda institucional porque el presupuesto municipal da para poco, y menos para atraer familias y que tengan trabajo. Murtas aún vive del cultivo de la almendra y de la vid, pero no cuenta con más recursos. El alcalde recuerda una época de bonanza cuando se hizo el embalse de Benínar, en la vecina Berja, donde se ganó población entre trabajadores de la construcción y posteriormente con la repoblación del pinar cercano al pantano. Pero aquello sucedió en los años 80. Actualmente, Murtas comparte colegio con Turón, donde estudian sólo 20 niños entre ambos núcleos, pero "si te empiezan a quitar el banco o el cuartel de la Guardia Civil, y las escuelas...", se lamenta. Mientras tanto, en El Ejido y Roquetas desarrollan su vida los familiares de los murteños ‘exiliados’ por la falta de oportunidades, y que pudieron empezar su nueva vida vendiendo sus terrenos de siempre en el pueblo.
Huélago
La estación donde dejaron de parar los trenes
Huélago se encaja entre dos mesetas de un paisaje próximo al maravilloso entorno que quiere proteger el futuro Geoparque de Granada. En su término municipal se encuentra la estación de tren símbolo de la Granada Vaciada, con sus ventanas tapiadas, y viendo pasar una y otra vez trenes hacia Madrid, Granada, Guadix y Almería que ya nunca paran. Nada más evocador que un tren pasando a toda velocidad en tus narices y no agarrarlo, no por convencimiento, si no porque no te dejan. Huélago comparte este ahora apartadero ferroviario con Diezma y Darro, pero algo más, las mismas preocupaciones. Emilia Troncoso (PSOE) es la alcaldesa de Diezma, que explica los problemas de la zona ya que el regidor huelagueño, el también socialista José Antonio Orellana, no descolgó el teléfono en las repetidas ocasiones que se le solicitó. "Se ha colocado gente con el logístico de Mercadona en Guadix y el Avinatur en Purullena, pero sigue siendo una zona muy despoblada", dice Troncoso. Las Minas de Alquife el Geoparque son la esperanza de la zona, que pide a gritos recuperar el tren. De hecho, las asociaciones pro-ferroviarias de Guadix y Baza son las que forman parte del movimiento de la España Vaciada que en los últimos meses ha dado visibilidad al fenómeno de la despoblación.
Arenas del Rey
Un 'procés' hacia la pérdida de habitantes
A la pérdida de población de Arenas del Rey, aparte de los factores habituales (falta de comunicaciones, servicios, empleo...), se le suma la independencia de dos de sus anejos durante estos 20 años: Játar en 2015 y Fornes hace un año. Aún así, “estamos más o menos en la misma situación”, dice el alcalde Antonio Luján (PP), que sin embargo se muestra preocupado por el fenómeno de la despoblación, “pero dadas las circunstancias en referencia a trabajos y comunicaciones, la gente se mueve del pueblo”. Situado a la cola del pantano de Los Bermejales, para llegar allí hay que adentrarse por una carretera curvada, bacheada, que rodea la bolsa de agua, y una vez se llega al confín de esta, desviarse. El entorno no basta para retener a los jóvenes, que “se van para la ciudad” aunque sigan empadronados. Tampoco la carretera. “Hay que pensárselo para venir”, dice el alcalde. “Ya apenas hay ganadería y la agricultura no rinde, da más gastos que beneficios”, explica Luján, quien piensa que la declaración de Parque Natural de las Sierras de Tejeda y Almijara “ha ayudado poco”: “Antes se hacían trabajos forestales en La Resinera, pero ya se hacen menos, por lo que trabaja menos gente”. Para el alcalde arenero el futuro de su pueblo y los cercanos pasa por fomentar el destino como “turístico rural”, y mantener el cultivo de secano,
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