La quisquilla se hace querer
El producto se ha convertido en un objetivo prioritario para pescadores de Algeciras o Roquetas
En la gastronomía de la Costa -y más en estas fechas- ocupa un lugar destacado la quisquilla de Motril, un manjar exquisito que el año pasado se cotizó hasta el mínimo histórico de 42 euros por la crisis, pero que éste se ha conseguido recuperar y vender hasta a 80 el kilo en la lonja de la localidad. Su precio puede que tenga que ver algo con su situación; bastante incomprensible para los hombres del mar. Y es que no se puede pescar por los barcos de Motril, mientras que llegan embarcaciones de fuera que, legalmente, se hacen con ella.
El barco especializado que durante más de 20 años se enfrentó a numerosas tormentas y vendavales para pescar esta ambrosía, el Francisco y Yolanda, no puede hacerlo desde hace cuatro, porque -según explica su patrón, Miguel Rico- no le dejan. Esta situación ha hecho estallar el rumor de que lo que se comercializa ahora "no es quisquilla de Motril", haciendo un daño irreparable al producto y a la pesca. Los que vienen a pescarla son, sobre todo, dos de Roquetas, otro de Algeciras y algunos incluso de Carboneras, "mientras que, cuando nosotros la trabajábamos, no ocurría".
Este hecho llena de indignación a un sector que ya está suficientemente castigado. El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, Ignacio López, ha tocado a la puerta de todas las instancias para intentar remediar esta situación, sin éxito. La misma Teresa Morales, concejal del área en el Ayuntamiento motrileño, calificó esta situación como "un error", que continúa ya cuatro largas temporadas. Según López, este barco regentado por Rico llevaba 20 años pescando quisquilla en invierno con nasa, y el pez espada en verano, sin embargo, ahora no pueden hacerlo por una nueva normativa del Gobierno español.
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