Inmunoterapia contra la alergia: qué es, eficacia, riesgos y beneficios

En adelante daremos respuesta a las principales dudas sobre inmunoterapia contra la alergia. Pero antes, repasemos juntos qué es la alergia y entendamos cómo funciona nuestro sistema inmunitario

Isabel Fernández de Alba, alergóloga del HLA Hospital Universitario Inmaculada
Isabel Fernández de Alba, alergóloga del HLA Hospital Universitario Inmaculada / G. H.
Isabel Fernández de Alba - Alergóloga del HLA Hospital Universitario Inmaculada

18 de agosto 2024 - 19:57

La alergia es una reacción exagerada de nuestras defensas. Sucede cuando nos exponemos a un agente externo y nuestro sistema inmunitario, encargado de proteger nuestro cuerpo contra sustancias que considera dañinas o extrañas, entiende que debe defendernos cuando en realidad no existe una amenaza real. Por ejemplo, en Granada el pasado febrero se registró el pico más alto de polen de ciprés: 8.036 granos por metro cúbico. Por encima de 50 granos se alcanza el nivel reactivo y, casi todos los granadinos, empezamos a notar el típico picor de ojos y nariz, estornudos y congestión nasal. Sucede algo similar por mayo, cuando florece el olivo. Y, en cualquier momento del año si somos muy pequeñitos, nuestro sistema inmunitario quizás quiera defendernos frente a las proteínas del huevo o la leche.

La inmunología es un tratamiento del que se aprovecha muchísimo la Alergología. Los alergólogos trabajamos con el sistema inmune, somos especialistas en intentar cambiarlo y modificarlo para mejorar el malestar que sufre el paciente. Por tanto, la inmunoterapia es un tratamiento específico para influenciar al sistema inmune. Dependiendo del tipo de alergia que queramos tratar y curar, utilizaremos diferentes elementos para ‘convencer’ al sistema inmune del paciente de que ya no reaccione ante ese estímulo externo. Para ello, utilizamos distintas dosis y tratamientos específicos para tratar ese cuadro clínico, aplicándolos de forma reiterada a lo largo de un periodo de tiempo. De este modo, vamos insistiendo hasta que el cuerpo acaba tolerando la exposición a ese alérgeno. En otras palabras, conseguimos convencer al sistema inmune de que puede tolerar esa proteína que nos causa la alergia y sus síntomas, entendiendo que no hay riesgo para nuestra salud.

Actualmente, contamos con vacunas para combatir diferentes tipos de alergias. Una de las mejores inmunoterapias que tenemos actúa frente a la alergia ambiental que se manifiesta, por ejemplo, como rinitis, conjuntivitis, asma…La alergia ambiental la causan hongos, ácaros, todo tipo de pólenes, incluso los epitelios, que es la proteína de la caspa del pelo animal, su saliva, plumas o heces. Muchos pacientes llegan a la Consulta de Alergología del HLA Hospital Universitario Inmaculada desconociendo que pueden vacunarse y modificar su sistema inmunitario frente a la alergia que le causa su mascota.

Muy importante es la inmunoterapia frente a los venenos de los himenópteros, que es la alergia a picaduras de abejas, abejorros, avispas y hormigas. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología, “entre un 9 y un 28% de la población general presenta pruebas positivas” a este tipo de alérgeno, aunque nunca hayan sufrido ninguna reacción al ser picadas. Además, un altísimo porcentaje desconoce que es posible curarse y dejar de vivir con miedo, ya que “la mortalidad debida a estas reacciones ronda del 0,03 al 0,48, por 1.000.000 de personas y año”.

Por último, y súper importante, en HLA Hospital Universitario Inmaculada hemos creado la Unidad de Alergia Alimentaria. Su finalidad es modificar y curar la enfermedad alérgica a los alimentos. En este campo, como parte del protocolo de trabajo, y dentro de la rutina asistencial, actuamos especialmente sobre las reacciones al huevo y la leche, con lo que conseguimos que el paciente realmente vuelva a tolerar estos alérgenos. También tratamos otras alergias comunes como a la piel del melocotón, para la que disponemos de una vacuna súper eficaz. Y, con resultados muy satisfactorios, volvemos a introducir poco a poco alimentos a la dieta de los pacientes que la habían restringido a causa de sus alergias, como al melón o al plátano. Además, desde hace poco trabajamos de forma experimental frente a la alergia al cacahuete.

Prácticamente todos los pacientes pueden someterse a la inmunoterapia. Por ejemplo, para la desensibilización o inmunoterapia frente a la alergia a alimentos en niños, o la vacunación para cipreses u olivos, el protocolo clínico lo aplicamos a partir de los 4 años. Cuanto más inmaduro esté el sistema inmune más fácil es convencerlo y modificarlo. Así, rompemos un mito muy extendido entre los padres que nos cuentan en la consulta que: “no hemos venido antes porque las pruebas no iban a ser eficaces”. La verdad es que desde el nacimiento ya se pueden hacer pruebas de alergia, y a lo largo de toda la vida. Recientemente en un congreso presentamos una comunicación científica con los excelentes resultados de vacunar a una paciente de 90 años. Ella está tan contenta, que viene cada mes desde Motril a colocarse su dosis.

Sí resulta una limitación importante que el paciente presente otra enfermedad activa e incompatible, como un proceso oncológico, dado que no es oportuno iniciar un tratamiento de inmunoterapia a un sistema inmune ya estresado y debilitado. Otro momento conflictivo suele ser el embarazo, aunque si la paciente se queda embarazada durante el tratamiento puede continuarlo sin riesgos, pero si ya está embarazada antes de empezar la inmunoterapia no se recomienda iniciarla.

Cuesta mucho convencer al sistema inmune de que ya no nos cause alergia, por eso los tratamientos son largos. Aunque, cada vez tenemos vacunas más eficaces y ya disponemos de inmunoterapia molecular que nos permite acortar los periodos de tiempo de un mínimo de tres años a un máximo de cinco. Esto se debe a que ya no vacunamos frente al polen del ciprés en general porque conocemos cuál es concretamente la proteína que nos produce alergia, y tenemos un tratamiento específico para ella. Por su parte, el tiempo de tratamiento en las alergias alimentarias depende mucho de cada paciente. Algunos toleran la leche tras dos meses, mientras que en otros la escalada de la dosis se hace de forma más espaciada para una mejor tolerancia, con lo que la duración no se puede determinar.

Los efectos secundarios más frecuentes suelen ser pequeñas reacciones locales en la zona en la que se coloca la vacuna. Son inyecciones muy pequeñitas y subcutáneas, como las de la heparina o la insulina diaria. Los efectos son mucho menores que los de otras vacunas, como la del Covid o la gripe que son intramusculares. Además, HLA Hospital Universitario Inmaculada es un centro habilitado para realizar tratamientos de inmunoterapia de riesgo, idóneos para aquellos pacientes que pueden tener un mayor riesgo sistémico. Contar con un ámbito controlado y con muchísima experiencia facilita que las reacciones siempre sean las mínimas.

En cuanto a los beneficios para el paciente: son muchísimos. En el caso de las alergias alimentarias, tratarlas supone para las familias que puedan volver a tomar alimentos libremente, tanto en casa como fuera de ella. Mientras que la inmunoterapia ambiental ofrece señales importantes de mejoría el primer año del tratamiento. El asma es lo primero que mejora, por lo que el paciente necesita menos de su inhalador. Los siguientes años se van reduciendo los síntomas de la rinitis y, por último, las conjuntivitis, que cuestan más pero también se consigue.

Isabel Fernández de Alba, alergóloga del HLA Hospital Universitario Inmaculada, es licenciada en Medicina, especializada en Alergología y Experto Universitario en Asma Grave. Cuenta con amplia experiencia en el abordaje mediante soluciones integrales de alergia a pólenes, a medicamentos y en el tratamiento específico de alergias alimentarias, como la desensibilización.

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