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La mezcla o el uso inadecuado de fármacos es uno de los riesgos más crecientes a nivel sanitario que se está produciendo en los países industrializados. La mezcla de fármacos incompatibles es un error de medicación que puede tener consecuencias graves para el paciente, como fallo terapéutico, microembolismos o toxicidad. En este sentido, si bien el aumento en la esperanza de vida va de la mano de una mejora en la calidad de vida, también sugiere que se usarán más medicamentos por un período de tiempo más largo. Así, más allá de nuevos efectos secundarios que se descubren con el tiempo, la interacción farmacológica ya provoca riesgos que pueden ser ''potencialmente mortales''. Así lo ha definido la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad, en una nueva alerta sobre la administración conjunta de dos fármacos empleados para combatir el herpes zóster y el cáncer: brivudina y fluoropidimidinas.
Según Brivudine (Nervinex y Brivudina Aristo) está indicado para el tratamiento temprano del herpes zoster agudo en adultos inmunocomprometidos. A través de su principal metabolito, el bromofeniluracilo (BVU), inhibe la dihidropirimidina deshidrogenasa (DPD), la enzima que metaboliza los fármacos pirimidínicos como el fluorouracilo, la capecitabina, el tegafor y la flucitosina. Como resultado de la inhibición enzimática, los niveles de fluoropirimidina aumentan, lo que aumenta la toxicidad de la fluoropirimidina (como capecitabina, 5-fluorouracilo, tegafur, floxuridina o flucitosina), que puede ser fatal. Así, según indican, el Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H) sigue recibiendo notificaciones de casos graves debidos a la administración conjunta de estos fármacos. De estos casos, un número alto de pacientes ha fallecido a causa de la acción en el organismo del uso simultáneo de ambos fármacos.
Según la agencia, dependiente del Ministerio de Sanidad, debe respetarse un periodo de espera como mínimo de cuatro semanas entre la finalización del tratamiento con brivudina y el inicio de la administración de fluoropirimidinas.
En caso de administración accidental de brivudina a pacientes que recientemente han recibido o están recibiendo fluoropirimidinas, es preciso suspender la administración de ambos fármacos y tomar las medidas adecuadas para reducir la toxicidad de las fluoropirimidinas. En estos casos, se recomienda hospitalización inmediata y medidas para prevenir infecciones sistémicas y la deshidratación.
Los síntomas de toxicidad por fármacos fluoropirimidínicos se manifiestan con náuseas, vómitos, diarrea y, en casos graves, estomatitis, mucositis, necrólisis epidérmica tóxica, neutropenia y depresión de la médula ósea.
A este respecto, la misma institución advierte que "es indispensable" que antes de prescribir brivudina, el profesional médico se asegure de que el paciente no está recibiendo quimioterapia antineoplásica que contenga 5-fluoropirimidinas o flucitosina.
a agencia destaca que "es indispensable" que antes de prescribir brivudina, el profesional médico se asegure de que el paciente no está recibiendo quimioterapia antineoplásica que contenga 5-fluoropirimidinas o flucitosina.
a agencia destaca que "es indispensable" que antes de prescribir brivudina, el profesional médico se asegure de que el paciente no está recibiendo quimioterapia antineoplásica que contenga 5-fluoropirimidinas o flucitosina.
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