Retraso histórico y sus consecuencias
Tribuna
En la España de la década de los cincuenta, miles de niños contrajeron la polio debido a carencias en la distribución de la vacuna, que llegó una década más tarde que en otros países
La historia de la polio en España es una de olvido, negligencia y censura. Miles de niños y niñas se contagiaron con esta devastadora enfermedad en un país donde el régimen franquista retrasó la llegada de la vacuna, condenando a una generación a sufrir sus efectos. Mientras otros países distribuían la vacuna de Salk en los años 50, en España no se administró hasta una década después, lo que provocó la muerte de miles y dejó a muchos con secuelas de por vida. Esta demora es una marca de negligencia histórica que apenas empieza a ser reconocida.
La censura franquista controló estrictamente la información sobre la epidemia de polio. Se minimizó la gravedad del problema y se ocultaron los verdaderos números de afectados y fallecidos. A pesar del impacto de la enfermedad, el régimen prefirió mantener una fachada de control, negando a miles de niños y niñas la protección que necesitaban en sus años más vulnerables.
Mientras otros países avanzaban, España quedó atrapada en censura y control. La negligencia sanitaria, disfrazada de estabilidad política, sacrificó a toda una generación. La tardía llegada de la vacuna no solo refleja la ineptitud del régimen, sino también su desinterés por la vida de los más vulnerables.
Durante décadas, los afectados por la polio han sido invisibles para el sistema sanitario español. En lugar de recibir la atención neurológica adecuada, la mayoría fue tratada por traumatólogos, lo que muestra una falta de comprensión sobre la naturaleza de la enfermedad. La polio no es solo una dolencia física; es una enfermedad neurológica que afecta al sistema nervioso de maneras complejas. Sin embargo, las autoridades no abordaron la situación con la seriedad que requería.
Hoy, quienes sobrevivieron a la polio enfrentan un nuevo desafío: el Síndrome Postpolio. Esta condición, que aparece décadas después, provoca síntomas debilitantes como agotamiento extremo, dolores musculares, problemas de sueño y pérdida de movilidad. Aunque estas personas han luchado contra la enfermedad durante toda su vida, siguen enfrentando la indiferencia de un sistema sanitario que no está preparado para tratarlos adecuadamente.
El Síndrome Postpolio afecta a cada individuo de manera diferente, pero su impacto es innegable. Las personas que lo padecen, en su mayoría mayores de 60 años, sufren graves secuelas físicas y neurológicas. Sin embargo, al acudir a los médicos, con frecuencia se encuentran con profesionales que desconocen la enfermedad, lo que resulta en diagnósticos y tratamientos ineficaces. La falta de formación sobre el Síndrome Postpolio en el sistema sanitario es un claro indicador de cómo los afectados siguen siendo ignorados.
Es urgente establecer un protocolo específico y formar a los médicos de atención primaria y urgencias para que puedan atender a estos pacientes. No se trata de un problema marginal; hablamos de miles de personas cuya calidad de vida se ve reducida por la desinformación y la falta de comprensión sobre esta enfermedad. La sensibilización y capacitación médica son claves para garantizar una atención adecuada y compasiva, permitiendo que los afectados reciban el tratamiento y apoyo que realmente necesitan.
El proyecto de Ley de Memoria Democrática, actualmente en proceso, ofrece una luz de esperanza. Su objetivo es reconocer la injusticia sufrida por los niños y niñas durante el franquismo y promover investigaciones que esclarezcan la verdad. También busca impulsar medidas para mejorar la calidad de vida de los sobrevivientes. Sin embargo, este proyecto debe traducirse en acciones concretas que atiendan las necesidades de los afectados por la polio y el Síndrome Postpolio.
No se trata solo de un reconocimiento simbólico; es una deuda histórica que España tiene con miles de personas que han sufrido en silencio durante décadas. Es hora de adoptar medidas que garanticen una atención médica adecuada y un verdadero apoyo social a los sobrevivientes de esta tragedia olvidada.
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