Brillo en la tarde más corta

Las cuatro cofradías del día: Lanzada, Esperanza, Vía Crucis y Humildad, pudieron realizar sus salidas sin problemas pese al susto que dio la lluvia que sorprendió a la ciudad por la mañana, de la que no quedó ni rastro.

Humildad Foto: L.Rivas/Pepe Villoslada
Susana Vallejo

16 de abril 2014 - 01:00

EL Martes Santo dejó ayer un nuevo pleno. Las cuatro hermandades del día: Lanzada, Esperanza, Vía Crucis y Humildad pudieron realizar sin problema sus salidas dejando una tarde tranquila y de disfrute pese a las gotas que cayeron por la mañana en la ciudad y que hicieron dudar por un momento a los cofrades y a las cuatro cofradías del día de lo que pudiera acontecer por la tarde. Pero parece que este año va a ser completo, o por lo menos esa es la previsión que hay pese a que se tuerza el tiempo el fin de semana, algo que no está previsto.

Con la tranquilidad de no mirar al cielo ni estar pendientes de las nueves, las cuatro cofradías dieron brillo a la tarde más corta hasta ahora ya que son sólo cuatro las cofradías del día.

Todo comenzó a primera hora de la tarde en el barrio del Zaidín, que por segundo día consecutivo se encargó de abrir la jornada después de que el Lunes Santo también una hermandad zaidinera estrenara el día, en este caso la del Trabajo. La cita ayer era en la parroquia de los Dolores, en la Avenida Fernando de los Ríos, ante la carpa que cada año tiene que instalar la hermandad para sacar los pasos debido a las dimensiones de la puerta. Una situación que parece que llega a su fin ya que las obras de adaptación de esa puerta para que los pasos puedan salir de su interior parece que está más cerca que nunca.

La hermandad puso en la calle de nuevo su juventud pero llena de sabiduría cofrade. El paso del Señor de la Lanzada, con un exorno floral que sorprendió con una variedad de plantas silvestres acompañadas con flores en tonos morados, volvió a demostrar la fuerza de su cuadrilla de costaleros. Detrás, la Virgen de la Caridad, con sus costaleras, que volvieron a poner nombre de mujer al trabajo debajo de un paso y lo hicieron, como acostumbran, con trazo firme.

La hermandad, al igual que el día anterior lo hizo la del Trabajo, cambió su recorrido de regreso por la ampliación de la carrera oficial a Alhóndiga. La bajada fue también por la calle San Matías, que se volvió a llenar para acompañar a esta hermandad de regreso al barrio del Zaidín. Con este cambio se están pudiendo ver escenas nuevas como el saludo de estas hermandades a las cofradías del Nazareno y de Paciencia y Penas.

Pero la jornada tuvo más protagonistas. Desde el Albaicín, la hermandad decana, la del Vía Crucis, hizo una estación de penitencia de catálogo, para el recuerdo de sus cofrades y de todos los que pudieron disfrutarla. Un cortejo amplio, símbolo de la renovación que está teniendo la corporación de San Juan de los Reyes, anunció la llegada del paso del Señor de la Amargura y de la Virgen de los Reyes, que dejaron una impronta clásica y un sabor decimonónico que hace distinguirla como la decana y un referente en la Semana Santa.

Además, el repertorio musical para la Virgen de los Reyes estuvo muy cuidado y por ejemplo en Ganivet sólo se interpretaron composiciones del siglo XIX y por Pasiegas subió la rampa con la marcha fúnebre Ione. A su regreso, el tradicional rezo del viacrucis desde la Carrera del Darro.

El cortejo más amplio de la noche lo puso la hermandad de la Esperanza, cofradía clásica y de las más completas de la Semana Santa. Las filas de nazarenos de capillo verde inundaron las calles por las que discurrió el cortejo dando paso a Jesús del Gran Poder, con su peculiar zancada y el paso con que lo llevan sus costaleros. Detrás, la Virgen de la Esperanza en su 'joyero' particular, en el paso de palio más personal y característico también cargado de detalles.

La tranquilidad meteorológica hizo que se pudiera disfrutar con tranquilidad de los cortejos, que los costaleros pudieran recrearse en sus pasos y que la gente llenara por tercera jornada consecutiva las calles del centro de la ciudad.

La última cofradía del día fue la de la Humildad, conocida como 'La Cañilla', la embajadora del Realejo en los Martes Santo. Una hermandad también con un sello peculiar no sólo en su cortejo sino también en sus pasos. El misterio del Señor de la Humildad volvió a realizar un despliegue de trabajo costalero que se llevó de calle a los cofrades con un regreso multitudinario y una bulla de las que se recuerdan durante el resto del año. Detrás, la delicadeza de la Virgen de la Soledad, que regresó al clasicismo.

Con una nueva jornada de pleno con las cuatro cofradías del día en la calle, los cofrades, los granadinos y los turistas disfrutaron de un día más en la Semana de Pasión granadina, que por estampas como las de ayer obtuvo el título de Interés Turístico Internacional.

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