El Marqués de Portago,Hermano Mayor de la Alhambra

Su hijo Fon Portago se estrelló en Italia con un Ferrari en la Mille Miglia

Un hotel de la granadina calle San Matías guarda el recuerdo del joven piloto de Fórmula 1

Corría el año 1931 cuando la Cofradía de la Alhambra nombró Hermano Mayor Honorario al entonces joven Marqués de Portago Antonio Cabeza de Vaca; grande de España sobrado de títulos nobiliarios y de provechosa hacienda. Ignoramos los méritos para tal nombramiento de no ser que se tomen como tales el haberse alineado con el bando nacional en la Guerra Civil española o simplemente por ser católico, apostólico y romano, como se recoge en los estatutos de la cofradía (Cap. IV, art. 12). Sabemos que era deportista, actor de cine y amigo personal de Alfonso XIII. Su muerte también tiene un cierto tinte dramático como le ocurrirá después a su hijo Alfonso; le sobrevino tras una ducha de agua fría a la vuelta de un partido de polo. Vendría cansado, el pobretico. Una de sus propiedades en Granada era la casa de la calle San Matías, el Palacio del Marqués de Portago, ocupada hoy por un lujoso hotel con una curiosa decoración interior, pues en ella se ensalza por todos los rincones y con exquisito gusto el recuerdo del que fuera su hijo Alfonso Cabeza de Vaca y Leigthon, Marqués de Portago, conocido en el mundo del motor como Fon Portago. La familia Cabeza de Vaca desciende nada menos que de aquel Núñez Cabeza de Vaca, descubridor de La Florida en 1528.

Dicen sus biógrafos que el joven Fon, huérfano a los 12 años, piloto de Fórmula 1 en la escudería Ferrari, iba sobrado de valentía, amante del riesgo y excesivamente intrépido al volante de sus veloces máquinas. Cuentan como anécdota su arriesgado vuelo en una avioneta sobre el río Támesis pasando incluso por debajo del puente de Londres; ganó la apuesta de 500 dólares por ser tan valiente. Era un gran deportista que practicaba golf, polo, natación, hípica… incluso llegó a ser atleta olímpico en los juegos de Cortina D'Ampezzo de 1956 compartiendo su afición al bobsleigh con su primo Vicente Sartorius, padre de Isabel Sartorius, la que fuera novia del hoy rey Felipe VI. La desgracia le vino al joven Fon sobre su Ferrari 335 S, a 50 kilómetros de la meta italiana de Guidizzolo (Mantova) disputando la carrera de rally Mille Miglia en mayo de 1957 cuando el piloto contaba apenas los 30 años. Prueba histórica, dicen que era "la más bella del mundo", aprovechada como de costumbre para la propaganda política del momento; en este caso por Mussolini hasta su muerte en 1945. El trágico accidente, en el que murieron además de Fon Portago su copiloto Guner Nelson y nueve espectadores (cinco de ellos eran niños), consternó al mundo del motor y obligó a suspender la prueba en años sucesivos, aunque renacería después de la mano de algunos nostálgicos y con participación de vehículos históricos. La prensa aireó el accidente, aunque de la muerte de los espectadores no he encontrado noticia alguna, pero seguro que tendrían una apenada familia que lamentaría la imprudencia temeraria del joven marqués.

La muerte le sobrevino tras una ducha de agua fría a la vuelta de un partido de polo

El lamentable suceso de 1957, tan lejano en el espacio y en el tiempo puesto que de esto hace ya 60 años, recobra vida en Granada porque, aunque el piloto Fon Portago ni nació en España, ni vivía aquí, ni tal vez pisó en su vida la ciudad, sin embargo queda a diario su recuerdo plasmado en la decoración interior del céntrico hotel de la calle San Matías que ocupa la que fuera casa nobiliaria de los marqueses de Portago.

A pesar de su insensata intrepidez, de su alocado riesgo y de la corta pero dolce vita de la que gozó sin apenas dar palo al agua, el alma del joven Fon debe estar en el cielo al haber sido su padre Hermano Mayor Honorario de la Cofradía de Santa María de la Alhambra y, según la letanía lauretana, es la Virgen Dolorosa "refugium peccatorum".

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