Del acierto al error en una tarde para olvidar

El Trabajo llegó mojado hasta la Catedral y regresó al Zaidín. Los Dolores salió y volvió desde la Carrera del Darro. San Agustín y Rescate suspendieron. El Huerto salió dos veces y tuvo que regresar a los pocos metros en las dos ocasiones.

Del acierto al error en una tarde para olvidar

26 de marzo 2013 - 08:25

LOS que ven de lejos la Semana Santa muchas veces acusan a los cofrades de jugar a los 'pasitos'. Y ayer, según se pudo comprobar en las calles, hubo momentos en los que habría que darles la razón. Es verdad que las reglas de las hermandades incluyen la realización anual de la estación de penitencia, pero no todo se justifica. El descontrol de la jornada fue tal que hubo salidas, suspensiones, retrasos, vueltas, resalidas y revueltas. Un caos organizado por las intermitencias de la lluvia, que por segundo día consecutivo empañó la jornada.

El cielo no pintaba bien desde por la mañana. Estaba negro, muy negro y con frío. Aunque la previsión era que pudiera mejorar por la tarde, al final no fue así. Y de las cinco cofradías del día tres se arriesgaron... y se mojaron.

La jornada comenzó en el Zaidín, donde la cofradía del Trabajo puso su cortejo y los pasos en la calle con la esperanza de que mejorara el tiempo. Y el comienzo fue bueno. Parece que el tiempo aguantaba, pero no lo hizo. Cuando la hermandad iba por el puente del Genil comenzaron a caer las primeras gotas. Eran cerca de las seis de la tarde y la hermandad, pese a que tuvo la posibilidad de refugiarse en la Basílica de las Angustias, decidió seguir.

A las seis de la tarde tenían que salir las cofradías del Rescate y la de los Dolores. La primera intentó apurar las posibilidades y decidió posponer 30 minutos la decisión a ver si pasaba la lluvia. Pero no paró y a las seis y media de la tarde decidieron, con buen criterio y disposición, "y ante la amenaza de lluvia" y no tener la seguridad completa, decidió suspender su estación de penitencia y abrir la puerta para la visita al paso. Una decisión seria y en un plazo razonable de tiempo de espera de media hora. Porque lo que no se puede es dilatar la espera hasta el infinito y esperando una mejora que no iba a llegar, como hizo el Huerto, que salió, volvió, de nuevo salió y volvió a regresar. Lo nunca visto.

Al contrario que el Rescate, la hermandad de los Dolores decidió salir también tras esperar un poco. Esta cofradía acostumbra a desafiar al tiempo cada año y volvió a hacerlo, pero le falló la decisión -a sabiendas de que les llovería porque salieron con un plástico ya en el manto de la Virgen- y en la misma Carrera del Darro volvió. Por lo menos corrigió a tiempo el error.

Mientras, la cofradía del Trabajo seguía con su discurrir hacia carrera oficial, donde llegaron con el cortejo y los pasos empapados. Llegaron hasta Ganivet y la lluvia arreció, por lo que cuando ya estaban por Mesones reaccionaron y a paso de mudá el paso de Misterio llegó en una única y larga chicotá hasta el interior de la Catedral.

Sin contemplaciones, sin rezo y sin nada. Hacia la Catedral, donde también entró a un paso un poco más lento por un intermedio de la lluvia el palio de la Virgen de la Luz. Dentro de la Catedral la corporación volvió a reunirse para decidir si seguían o no hacia el Zaidín. Y decidieron volver pese a que la previsión del tiempo no mejoraba. Y a los pocos metros de la salida volvieron a aparecer las gotas, lo que obligó a la corporación a cubrir el paso con plásticos a la altura de San Antón para regresar hasta la Avenida de Dílar con paso rápido poniendo punto y final a una estación de penitencia diferente.

Pero el punto inconcebible de la jornada lo puso la hermandad del Huerto, una de las que era referente en la ciudad.

Su hora oficial de salida eran las 19:00 horas. Y con la tarde de lluvia, suspensiones y regresos decidieron poner sus pasos en la calle. En una salida que no es fácil ni ancha como para reaccionar rápido de vuelta y con un paso de misterio que es de los mejores exponentes de la talla y el dorado de Andalucía. Decidieron salir y cuando pasaron unos veinte minutos, estando la Virgen todavía dentro de las Comendadoras, comenzó a llover. Lo que se esperaba mirando al cielo y viendo el color de las nubes y que no había ningún claro.

En ese momento la hermandad decidió regresar, lo lógico, pero la sorpresa llegó cuando la corporación anunció que no se suspendía la estación de penitencia, que se aplazaba hasta más tarde para ver si dejaba de llover. Es decir, sale, entra y espera a volver a salir.

Y pasaron los minutos y no se supo nada. Finalmente, a las 20:26 horas, una hora y media desde su hora de salida oficial, decidieron volver a salir para hacer estación de penitencia. Algo insólito. Y no es que estuviera mejor el cielo o hubiera mejorado la previsión. Todo seguía igual. Y volvió a lloverle.

Cuando la hermandad no había abandonado aún su barrio, y con apenas un par de calles recorridas enteras, los paraguas volvieron a abrirse. Y de nuevo la decisión: la revuelta. Por lo que el paso del Huerto salió y entró dos veces en la misma jornada.

Pero, además, sin ninguna prisa. Cuando los pasos habían girado de regreso al templo paró de nuevo la lluvia y llegó la recreación de los costaleros, que se deleitaron con la música y las marchas. No había prisa en la hermandad. Ni la hubo para salir ni para regresar. Su decisión fue muy cuestionada ayer por los cofrades de la ciudad que no daban crédito a las decisiones que se tomaron en la corporación. Ahora, al igual que le pasó a la Borriquilla el domingo, tendrán que analizar su actitud. Porque con ejemplos como este, como se decía al principio de la crónica, es como se acusa a los cofrades de jugar a los 'pasitos'.

Todo lo contrario se vivió en la última hermandad del día que tuvo que tomar su decisión, la de San Agustín.

Por su carácter, seriedad y la trayectoria que tiene de otros años, todo el mundo intuía que no iban a salir por la amenaza de lluvia. Son de los que no se arriesgan. Y así pasó. Poco antes de las nueve la hermandad comunicó que no iba a hacer estación de penitencia por el mal tiempo. Lo correcto en un día como el de ayer.

Tras una tarde de caos, desastre e incidencias meteorológicas, finalmente el Lunes Santo, al igual que el Domingo, no se pudo disfrutar. Y ya van dos. El año pasado también llovió. El tiempo no da tregua. A ver qué pasa hoy.

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