El callejero cofrade de Granada

Semana Santa en Granada 2023

La presencia de las hermandades y cofradías, así como de las imágenes devocionales que procesionan cada Semana Santa, tienen una importante huella en el nomenclátor de la ciudad

El callejero cofrade de Granada / Fermín Rodríguez | Photographerssports
D. García Trigueros

07 de abril 2023 - 06:12

Granada/La presencia de las hermandades y cofradías se deja sentir no solo durante la Semana Santa, cuando estas realizan por las calles de la ciudad su estación de penitencia. También, a lo largo del año la huella del mundo cofrade es indeleble en Granada. Lo hace por medio de los templos y rincones que nos recuerdan las variaciones, las chicotás y y los momentos únicos que dejan nuestras cofradías al salir en procesión. Pero lo hacen, de igual manera, y de forma especial a través del callejero de la ciudad.

Desde tiempos inmemoriales los nombres de las calles, plazas y avenidas han venido a recordar los diferentes oficios y gremios que se asentaban en aquel lugar, así como su relación con espacios significativos como iglesias, conventos o familias notables. Granada no fue una excepción, y consagró el nomenclátor urbano a estos ejemplos pero también, y como ocurre en otras ciudades, a algunas de las devociones más significativas que atesora la espiritualidad local.

La sacralidad del espacio

El profesor Mircea Eliade en su libro Lo sagrado y lo profano recordaba cómo las sociedades de todos los tiempos han necesitado sacralizar los espacios, de ahí que históricamente el urbanismo se haya configurado en torno a grandes templos y espacios relacionados con el culto. Todo ello a la vez que, se añadían en las calles azulejos, capillas, hornacinas y monumentos religiosos con los que contribuir a la piedad popular, e impetrar la protección de la divinidad por medio de imágenes.

La profesora e historiadora del arte Inmaculada León explica la importancia de estos testimonios que hayamos en los rótulos cerámicos de nuestras calles: "conservar el nombre de imágenes pero también de edificios y otros hitos nos da una información histórica muy valiosa, especialmente cuando algunos de esos testimonios han desparecido de la ciudad actual. Sin olvidar que, a través del callejero podemos también reconstruir parte de nuestro patrimonio inmaterial: los usos, las costumbres, los oficios... y por supuesto, las grandes devociones que hubo y que hay en la ciudad".

De estos testimonios aún sobreviven importantes ejemplos: la cruz de piedra de la Plaza de San Miguel, la cruz blanca de la Avenida de la Constitución o las cruces que aún perviven en las siete cuestas del Sacromonte. Asimismo, encontramos azulejos como el del Sagrado Corazón, en la Gran Vía; de la Virgen del Rosario, en Varela; de la Virgen de la Aurora, en Cárcel Alta; o el que se espera colocar, del Cristo de San Agustín, en el antiguo edificio del Monte de Piedad.

De las prácticas cofrades que se celebraban en la Edad Moderna conservamos ricos testimonios, que nos hablan de la forma de procesionar y de un tipo de hermandades que fue muy frecuente y del que en Granada, siglos después, conservamos el único testimonio de la Semana Santa andaluza: las hermandades del vía crucis o de la vía sacra. Un tema que ha sido estudiado ampliamente por el profesor Miguel Luis López-Guadalupe, y que podemos rastrear a través de los pequeños hitos que se conservan, por ejemplo, en el Camino del Sacromonte o en la Cuesta de San Antonio, donde está tallada una de las estaciones del vía crucis que se realizaban antes de llegar al convento alcantarino de San Antonio y San Diego. A este carácter procesional y estacional hace referencia la Calle del Pretorio, perpendicular al Paseo de los Basilios; o las calles del Santo Sepulcro de la Quinta y del Santo Sepulcro del Realejo: última de las estaciones del vía crucis que se realizaba en ambos barrios.

Las devociones de una ciudad

Calle Cristo de San Agustín, en el lugar donde ubicaba el antiguo Convento de San Agustín / Francisco Neyra | PHOTOGRAPHERSSPORTS

Que Granada se rinde ante la devoción que tiene a su patrona, la Virgen de las Angustias, es incuestionable. De que su presencia en el callejero no tenga parangón: hasta siete calles del entorno de la basílica hacen referencia a la que vive en la Carrera. Sin embargo, otros iconos devocionales también tienen su reflejo dentro del urbanismo granadino, algunos de los cuales son protagonistas cada Semana Santa.

Conservamos la presencia del Cristo de la Yedra, a través de una calle próxima adonde se situó originalmente su ermita; como también el Parque de las Eras de Cristo, junto a la parroquia de San Isidro, donde se venera el eccehomo de esta advocación - aunque originalmente fue el crucificado que se situaba en el compás del templo - y que protegió los campos extramuros de la ciudad desde el siglo XVII.

De la devoción de Granada al Cristo de San Agustín nos habla la calle que se sitúa junto al mercado municipal, pues fue allí donde se veneró al Sagrado Protector hasta la exclaustración de Mendizábal. Lo mismo que, frente a la parroquia de la Magdalena, se abre la Plaza de Nuestro Padre Jesús del Rescate, la cual se atesta cada Lunes Santo para recibir al eccehomo de Diego de Mora.

En un sentido similar se expresa la plaza que se sitúa junto a la antigua Acequia Gorda, hoy Plaza de Nuestro Padre Jesús Despojado. Un espacio público que se consagra al que podríamos considerar como referente devocional del barrio Fígares y que flamante procesiona cada Domingo de Ramos.

Placeta de Jesús Despojado, junto a la calle San Antón / Francisco Neyra | PHOTOGRAPHERSSPORTS

Capítulo aparte merecen también algunas de las dolorosas que cada Semana Santa ponen el acento mariano de nuestro callejero. En el corazón del Albaicín, por ejemplo, encontramos la Plaza de María Santísima de la Aurora, con impresionantes vistas a Granada; y junto al Campo del Príncipe se dibuja la calle Misericordia Coronada, huella de la devoción realejeña a la dolorosa de San Cecilio. Lo mismo que, tras el Colegio de los Escolapios se abre una angosta calle que recuerda a la imagen mariana que procesionó por las calles de Roma en junio del año 2000: la Virgen del Mayor Dolor.

Trazos que dibujan un paisaje urbano cargado de historia y fervor. Calles y plazoletas que recuerdan durante el año cómo la religiosidad popular late con fuerza, aunque pase inadvertida para los ojos del gran público.

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