Martes Santo en Granada: Sagrada y centenaria taracea
La Previa | Martes Santo Granada 2025
La historia se hace oración en el recuerdo de los orígenes de la Semana Mayor
Guía Semana Santa 2025: Toda la información de las hermandades del Martes Santo

A los pies de la Alhambra, donde el rumor del Darro se confunde con el aire, suena un muñidor. Cientos de callejones se entrelazan formando encrucijadas imposibles, que vuelven a tener sentido. Es allí donde nació la Semana Santa, en la Iglesia de San Juan de los Reyes. Hace más de un siglo, un grupo de albaicineros idearía el rezo más bello del mundo. Se uniría la pasión y la gloria, peregrinando hasta el cerro más alto de la zona. Donde San Miguel Arcángel eleva la espada, y se contempla un horizonte sin límites. La Vega a sus pies y el cielo en sus manos, Granada rezaba el Santo Vía Crucis en el Cerro del Aceituno.
Los primeros antifaces recorrían una calles impregnadas de juventud y vitalidad. Era el resurgir de una historia de fervor, que año tras año latirá con más fuerza. El horizonte trazaba los primeros albores de la mañana mientras Jesús Nazareno atravesaba el Arco de Fajalauza. Cerámica pétrea granadina en uno de los vestigios de una ciudad que abrió sus murallas, y desafió sus límites. En la cruz de taracea sustentado el rezo y la súplica de los granadinos desde hace siglos.
Poco ha cambiado aquella primitiva Hermandad del Santo Vía Crucis, que cada Martes Santo recorre el bajo Albaicín. Muros encalados, pórticos de madera y férreas rejas componen una composición casi pictórica, que prevalece sin tiempos. El paso de palio de Nuestra Señora de los Reyes recorre el Mirador de la Victoria. Visitantes, apostados en el lugar desde hace horas, fotografían una de las estampas más bellas que ofrece la ciudad. La escuela de imaginería granadina en su esencia más pura, y el arte nazarí elevado a la máxima potencia. Y tras el paso procesional, la Banda de Música Los Ángeles de Granada interpretando marchas de gran solemnidad.
Jesús de la Amargura cruza el Arco que reconoce su arraigo. La Cuesta del Chapiz se transforma en un oratorio de otro tiempo, a los sones del Trío de Cañas Aglae. Sobre el terciopelo granate, profusión en los bordados y la imaginería. Santidad en unos relieves, que reflejan el pasado. Entre los cirios y los guardabrisas, la Vela y sue espadaña. Jesús ya camina por la ‘Calle de la Amargura’, en Granada.
En la Plaza de Santo Domingo, el Señor de la Humildad porta la clámide púrpura. Símbolo inequívoco de la pasión, una caña. Una mirada piadosa, que clama por justicia y libertad. Por Pavaneras, Al Señor de la Cañilla de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús. Una sinfonía que hace suya la hermandad de las familias, y las raíces de la Semana Mayor. Cuna de cofrades y devociones, El paso de misterio esconde en sus trabajaderas a veteranos costaleros de la ciudad. Así, a las órdenes de Alberto Ortega, la silueta del Señor se reflejará sobre los muros del Cuarto Real de Santo Domingo.
En la calle Solares, Soledad de Nuestra Señora. Un sudario blanco de seda rememora un Descendimiento, que se hace eterno en Santa Escolástica. Sobre un calvario de claveles rojos, solemnidad. Un querubín implora piedad a las plantas de la Sagrada Imagen. Un sueño que volverá a ver la luz del arrabal granadino el próximo Viernes Santo. El Señor de los Favores, en el barrio del Realejo, y la Soledad de María. A las plantas de la cruz, siempre. Suena La Madrugá, en una de las revirás que brotan ante los hermanos. Una nueva Semana Santa que da sus frutos en cada enclave, y vislumbra aires nuevos a una tradición va cimentando más pasiones, día a día. La Asociación Musical San Isidro de Armilla interpretará un repertorio clásico, que ensalzará los fundamentos de la fe.
Será al caer la noche cuando el Señor vuelva a reencontrar su propia efigie. Un retablo cerámico en la calle Jesús y María, que homenajea su historia. Pasado, presente y futuro en la veteranía de una corporación, que aglutinó la belleza en su cortejo procesional. Patrimonio, formación y fraternidad, a las puertas de cumplir el primer siglo de vida.
La Cuesta de Aixa se volverá verde, al paso de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada. La dolorosa que tallara Risueño, hace más de tres siglos, sigue despertando devociones y fervor popular a su paso. Será en el corazón del Realejo donde la sevillana Banda de Música de Santa María del Alcor interprete La Niña de Santa Ana, una sinfonía que se funde con el vaivén de las bambalinas de la Santísima Virgen cada Martes Santo, haciendo de la ciudad una delicia para los sentidos. Entre saetas de excelencia y un mar de granadinos, la Esperanza llegará a la Carrera de la Virgen.
En los bordados de su manto queda impregnada la esencia de una Granada que sueña a la ribera del Darro. Un mapa esbozado en hilo de oro que traza sobre el terciopelo verde plegarias contenidas y oraciones silentes. Entre los candelabros de cola, ángeles. Orfebrería humana, una concepción terrenal de lo divino que emana siglos de historia. Entre los varales, blancos claveles conforman un vergel radiante de pureza que ensalza la mirada de la Santísima Virgen.
En Elvira, el Gran Poder de Dios. A los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús del Gran Poder de Granada. el Señor inundará la ciudad de terciopelo morado, bordado en plata y lirios. Cuatro faroles de orfebrería custodian el alma del bajo Albaicín, en un rachear costalero que se hace eterno cada primavera. Suena Caridad, y a las órdenes de José ignacio Sánchez, Jesús del Gran Poder volverá a contemplar a la comunidad de los Hospitalicos.
Cruzando el Puente Romano, ya de regreso, la Sagrada Lanzada. A los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Despojado de sus Vestiduras, Longinos vuelve a alzar el símbolo del martirio. El Señor queda suspendido en la cruz, ante la incesante mirada de los zaidineros. El solo de corneta parece mimetizar aquel sentimiento que el pueblo desea exteriorizar, y no puede. Los guardabrisas dorados emanan cientos de destellos de luz y reflejos, que perduran en el tiempo.
María Santísima de la Caridad se despide de su barrio del Zaidín, que se hace un día más hermandad. La jornada termina bajo el dintel de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, ante el testimonio que evidencia la verdad de las cofradías. Un pórtico soñado, hecho realidad. Esfuerzo, trabajo y dedicación que hacen posible que en las hermandades, aquello que se anhela, llegue a ser una realidad. La candelería se funde ya en la madrugada, entre pétalos y claveles. Los vítores se suceden mientras la Asociación Músico-Cultural San Sebastián de Padul culmina los últimos acordes. Granada sigue viviendo su Semana Santa. El sueño, que cada jornada se va consumiendo.
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