Eterna tradición y plegaria ante el Señor de los Favores

LA CRÓNICA | REZO DE LAS TRES DE LA TARDE GRANADA 2025

Granada se vuelve a postrar a las plantas del pétreo Santo Crucifijo, conmemorando la Hora Nona al son del cornetín

Las mejores fotografías del Rezo de las Tres de la Tarde en el Campo del Príncipe 2025

Rezo de las Tres de la Tarde en el Campo del príncipe, Viernes Santo 2025
Rezo de las Tres de la Tarde en el Campo del príncipe, Viernes Santo 2025 / José Velasco - Photographerssports

Granada/Sinfonías corales y liturgia en verso se alzaba al cielo desde la calle Santiago. La Hermandad del Huerto recibía a la Soledad de Nuestra Señora a las puertas del Monasterio Madre de Dios de las Comendadoras de Santiago. Desde la clausura, tímidas miradas de celosías se entrelazan entre sí. Un rostro sereno, de llanto y dolor. Sobre el calvario de claveles rojos se erigía una cruz y un lienzo, sudario del Sepulcro. Un querubín ofrecía las señales de un martirio, que volvía a ser realidad en Granada.

Se sucedían largas filas de mantillas frente al Santo Crucifijo, efigie pétrea y atemporal que ampara a los vecinos desde hace siglos, Rezos y plegarias encomendados en un centro floral, exultante de rosas de pasión, del que emanó el sentir de los granadinos. Volvía a ser Viernes Santo, a las plantas del Señor de los Favores.

Filigranas de orfebrería y reliquias sobre la caoba, testigo del cornetín. Un solo que irradió devoción sobre los fieles granadinos, que se postraban de rodillas ante la efigie. La Hora Nona marcó en Granada el rezo de una plegaria efímera, y eterna en voto. Pacto sellado con los años y el tiempo, que abarrotó una vez más el centro neurálgico de la pasión granadina.

Hermandades y cofradías se sucederán por las calles de Granada, pero el Señor permanece. Una costumbre de arraigo popular, en la que nada importa. Meteorología, clima o circunstancias que quedan aisladas en un rezo de profundo fervor. Se pidieron tres gracias, las intenciones de cada hermano. De rodillas, aferrados a un cancel de forja que lleva centurias recogiendo súplicas. Es allí, donde todo vuelve a tener sentido. El culmen de una Semana Mayor que adora la cruz en busca de consuelo.

Tres golpes de llamador, y levantá. Volvía la Soledad a la Iglesia de Santa Cruz La Real. Mil facetas de un rostro que maneba luz. Destellos de sol sobre unas manos implorantes, que nunca dudaron. Entre los faroles de orfebrería, los blancos cirios se fundían sobre el cristal. Altas temperaturas y sol de primavera, radiante en su concepción, mientras los granadinos quedaban huérfanos en el Campo del Príncipe. Será en los Vergeles cuando la vida vuelva a latir en las calles de una ciudad que hoy, está de duelo.

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