La fiesta de los hornazos
Dúrcal celebra el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua en el campo comienzo estos panes y otras viandas de la zona
En Dúrcal se celebra el Domingo de Resurrección y hoy Lunes de Pascua la fiesta de los hornazos, en la que se consumen en el campo miles de bollos de pan de aceite con uno o dos huevos de gallina clavados en el centro. Además, existe la costumbre de romper los huevos duros de los hornazos en las cabezas de las personas que se encuentran más a mano para, según la tradición, darle suerte, salud, dinero y amor.
De esta guisa los habitantes de Dúrcal celebran la Fiesta de la Pascua de los hornazos, que se realiza todos los años el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua. En los últimos lustros esta fiesta se suele celebrar junto al río de Dúrcal. Hace años se celebraba el primer día en la aldea de Marchena. La gente llegaba hasta este lugar en el célebre tranvía que pasaba por allí camino de Granada capital, andando, en vehículos o en carros y caballerías. Allí, en zonas como los hinatares, el trance alto o el huertezuelo, algunos grupos de jóvenes y mayores, entre bromas, chistes y chascarrillos, juegos deportivos, canciones y risas, degustaban choto al ajillo, chuletas de cerdo y cordero a la brasa, ensalada de pimientos, tomate y lechuga y remojón de naranja. Eso sí, todo regado con el mosto de la zona, cerveza y vinillo dulce de Málaga.
Cuando llegaba la tarde se empezaban las tripas de salchichón casero y para rellenar más el estómago se comenzaba a degustar el célebre hornazo, elaborado con harina, levadura, sal y uno o dos huevos, en las tahonas de Dúrcal, conocidas por los nombre de Virtudes, Dolores, María, Luisa, Pescado y Carlos. También era y sigue siendo costumbre consumir en estos días uvas pasas, naranjas, plátanos y chocolate en porciones acompañado con bollos de aceite, esta vez sin huevo.
El Lunes de Pascua la fiesta continuaba pero en otro lugar, junto al río Dúrcal, donde, y ahora también, durante dos días suele celebrarse esta fiesta. Antes, más que ahora, grandes y pequeños pasaban el Lunes de Pascua entre olivares, en las eras morunas, en la Cuesta de la Fidea, la Poza de Pipa el Pastor, la Boca de las Presas, las Cuevas, el Barranco de los Lobos o las Arenillas. Así, y aunque ya no era fiesta local, en el tercer día de Pascua los niños en pandilla acompañados de varios mayores solían acudir con su merendica hornacera a las eras de Balina, La Graja, Darrón y Almócita. Y si llovía en estos días la fiesta se celebraba dentro de las casas. En las moradas que contaban con un pajar o patio se instalaba un mecedor con unas sogas gruesas. La chiquillería se lo pasaba muy bien meciéndose mediante turnos. En aquellos días ya lejanos el cine de Manuel Padial, en sesión continua, era frecuentado por centenares de personas para ver películas históricas y de 'romanos'.
También en Dúrcal en la noche del Sábado de Gloria existe todavía una tradición en la que los mozos manifiestan sus sentimientos hacia su amada o amiga colgándole ramitas en su ventana. Si le ponen azahar indica que el mozo se quiere casar con ella; si la rama es de cerezo es que quiere darle un beso; si es de laurel, que la quiere ver, si es de sarmiento que se arrepiente y si es de higuera le presagia que a ese paso se va a quedar mozuela.
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