“Nuestro carácter propio es dar lo mejor de nosotros mismos”
El Reportaje | La pasión según el Colegio de San Agustín
El Colegio de San Agustín exhibe la pasión cofrade de su alumnado en el Ayuntamiento de Granada
Las 'mini-cofradías' vuelven al Ayuntamiento de Granada

Granada/En los barrios más castizos de la ciudad, donde el alma popular vibra con fervor, se suceden los gremios artesanos. Reservados talleres de imaginería, orfebrería o talla dan vida, día tras día, a la efímera Semana Santa. Artistas de renombre, y algunos menos conocidos, se afanan en culminar sus proyectos las últimas semanas de cuaresma. Mientras ellos terminan, otros empiezan. Sería difícil concebir un paso procesional al completo, y más en tan sólo dos semanas. Diseño, materiales y técnicas complejas, cuyo dominio requiere de una destreza especial. Pero el éxito es solo para los valientes, y eso lo sabe muy bien el alumnado del Colegio de San Agustín.
“Recibimos una carta hace unas semanas, en la que nos invitaban a participar en el proyecto”, asegura Daniel Megías, director del Colegio San Agustín de la Fundación San Juan de Ávila. Llegó al buzón del centro una misiva, que les encomendaba una misión especial: se reservaría un espacio en el atrio del consistorio granadino a pasos procesionales elaborados por los centros escolares. La propuesta entusiasmó a dos docentes, Rebeca Barchino y Susana Ortega, que se pusieron manos a la obra. La idea les motivó rápido, ya que verían reflejada en sus alumnos y alumnas la pasión que ambas viven cada Semana Santa.
En la tercera planta del centro se alza la sala ‘Steam’, un espacio didáctico en el que los pequeños pueden establecer su primer contacto con las nuevas tecnologías. Entre portátiles e impresoras 3D, se empezaría a fraguar una ‘mini - hermandad’, que fue alentando a los más cofrades. Desde los bordados del manto, elaborados con bolígrafos 3D, hasta las flores de plastilina, cada detalle se estudiaba con un factor adicional de dificultad: encontrar materiales escolares que dieran sensación realista al resultado final. Y así fue. Cuatro tronos colectivos, y uno entrañable. Este último una reinterpretación de Jesús del Gran Poder y sus andas plateadas, en versión Lego.
“Han participado alumnos de tercero a sexto de primaria, sobre todo los de cuarto en el área artística”, señala Daniel Megías, asegurando que el alumnado de menor edad, en la mayoría de ocasiones, no había adquirido “el conocimiento y la destreza necesaria”. No obstante, los alumnos de infantil han dado vida a cientos de nazarenos que recorren los pasillos del centro educativo, y que formarán parte de “una procesión magna que se instalará en el salón de actos a finales de semana”. Desde el equipo directivo aseguran que muchas familias están vinculadas con hermandades granadinas, destacando los Ferroviarios y la Borriquilla, por lo que la gran mayoría de los pequeños no son ajenos a esta costumbre.
Más allá de la tradición, el Colegio de San Agustín es un baluarte de identidad granadina y evangelizadora. “El año pasado grabamos un vía crucis en vídeo con los alumnos y lo compartimos en redes”, manifiesta el responsable educativo, indicando un sinfín de iniciativas y proyectos que se suceden en la cotidianeidad de la docencia. Este año, están volcados en la Pascua de Resurrección, “que tenga una importancia mayor en el alumnado, y sean conscientes de esto”. Una línea educativa que no se centra solamente en el componente tradicional, sino en aquello que entraña. “Buscamos la raíz de la cuaresma y la Pascua, reflejada en los valores del Evangelio”, aclara Daniel.
Un colegio cercano y acogedor, en el que las familias podrán encontrar su segunda casa. “Nuestra escuela está abierta al entorno y las familias” señala el director, al dar a conocer una de las iniciativas más novedosas del centro. El ‘taller de familias’ permite a padres, madres y tutores legales de los pequeños ser parte de una educación integral, en la que se fusionan técnicas de vanguardia educativa. “Tenemos una manera de trabajar muy dinámica”, asegura Megías, aludiendo a la integración de nuevas tecnologías en cada espacio.
El centro no es ajeno a la realidad de la ciudad. Un barrio de baja natalidad, en el que la fuerza de los espacios educativos se va limitando. No obstante, los docentes la escuela, como un bastión de educación y valores, siguen luchando por su permanencia en la ciudad. “El colegio nace hace más de 50 años para dar una alternativa y cubrir una necesidad que había en el barrio. Creemos que debemos seguir haciendo esa labor, es más necesario que nunca”, señala el director, compartiendo algunas vivencias y anécdotas del centro con Manoli Haro, jefa de estudios y coordinadora de evangelización.
La realidad del colegio no se podría entender sin la parroquia que, bajo la misma advocación, está unida al centro en espacio y labor. “La iglesia es muy viva”, aseguran. Un carácter que inunda y vincula ambas labores, y es transversal en todos los sentidos. “Nosotros somos así porque creemos en los valores del Evangelio. Queremos que el alumnado lo identifique, ya que con esto ya los estamos educando”, manifiestan.
En la hora del recreo, la pasión no cesa. “ Todos por igual, ¡a esta es!”, exclama Jaime, golpeando el sencillo llamador del sexto paso. Esta vez, gracias al ingenio de una madre, Amanda y Jaime pueden disfrutar cada día de la experiencia de ser capataz o costalero. Los compañeros se arremolinan frente al paso formando la clásica ‘bulla’ que se instala cada recreo en los pasillos del colegio. El paso por algunas esquinas del salón de actos se complica, y genera gran expectación entre los capillitas infantiles. Pero las andas siempre salen del callejón y, al igual que en los albaicineros Grifos de San José, motiva el aplauso y los vítores espontáneos de los que les rodean.
Así, los granadinos que acudan al patio del Ayuntamiento de Granada podrán observar los cinco pasos de este centro. Sus trabajaderas de cartón esconden el empeño personal de los alumnos por dar vida a una de las tradiciones que fundamentan la identidad de su ciudad. Su ilusión es fiel testimonio de la vigencia de un fervor, que no entiende de edades, y una educación en valores que cultiva día a día el personal del centro. El carácter propio del Colegio de San Agustín siempre es “dar lo mejor de nosotros mismos”, filosofía que los alumnos hacen propia y llevan por bandera.
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