Soberbia plenitud en un Lunes Santo cargado de Oración

La Crónica | Lunes Santo Granada 2025

Las cinco corporaciones se aferraron a la esperanza de una radiante jornada, en la que Granada volvió a ser reflejo de pasión

Crónica Domingo de Ramos 2025 | Granada desbordó fervor ante la Virgen de las Angustias

Santísimo Cristo de San Agustín en la Carrera de la Virgen, Lunes Santo 2025
Santísimo Cristo de San Agustín en la Carrera de la Virgen, Lunes Santo 2025 / Fermín Rodríguez

Granada/Dos barrios, un mismo cielo. A 15 minutos de la salida, se reunía la Junta de Gobierno de la Hermandad del Trabajo en una de las dependencias parroquiales de la Iglesia del Corpus Christi. Había tres horizontes, opciones posibles para el futuro de la corporación. Un voto, dos, tres, hasta la unanimidad. El cabildo de oficiales apoyó el deseo de todos los hermanos, fieles y devotos que se congregaron en la calle Polinario. El Señor del Trabajo volvía a la ciudad, ya no había dudas. Al atravesar el dintel del templo la Cruz de Guía, el firmamento parecía irradiar un haz de 'Luz'. Se reflejaba sobre una insignia de orfebrería, señalando la advocación de la Santísima Virgen. Luz para un barrio, que vencía la incertidumbre y se aferraba a la esperanza de un Lunes Santo pleno.

La noticia no tardaría en conocerse en el Monasterio Madre de Dios de las Comendadoras de Santiago. Su Cruz de Guía avanzaba ya por la calle Molinos. La Banda de Cornetas y Tambores Jesús Despojado de sus Vestiduras de Granada interpretaba el Toque de Oración. Un réquiem, en homenaje a unos hermanos que dedicaron su vida a construir las corporaciones que recorren cada jornada las calles de la ciudad. Allí, en el ‘Campanario’ del Monasterio, algunos de ellos observarían como las ramas del olivo se fundían con las farolas.

Al milímetro, el Señor de la Oración era portado por su cuadrilla de costaleros. A las órdenes de Juan Antonio López, las maniguetas parecían rozar cada esquina. Un Lunes Santo más, se obró el milagro. Sonó Amargura en tu Oración, y la primera chicotá se ofreció a la Imagen que aún permanecía en la clausura del Monasterio, bajo una lección catequética cincelada en oro y plata.

Señor de la Oración en el Huerto de los Olivos ante las Madres Comendadoras, Lunes Santo 2025
Señor de la Oración en el Huerto de los Olivos ante las Madres Comendadoras, Lunes Santo 2025 / José Velasco - Photographerssports

Se revelaba a las plantas de María Santísima de la Amargura Coronada una excelsa candelería, cobijada por doce varales de gran majestuosidad. El ingenio de Juan Díaz Losada y el arte de Alberto Quirós regalaban a Granada uno de los tesoros patrimoniales más exquisitos de la nueva Semana Santa 2025. La historia de la corporación impregnaba cada detalle, en un tesoro devocional digno de quedar reflejado en los anales de la Semana Mayor granadina.

Las bambalinas rozaban un azulejo de cerámica de fajalauza. En ‘Sor Cristina Mesa’ sonó una de las composiciones que extrapolan la vivencia cofrade al origen. Amarguras a la Imagen que Granada proclamó ‘Comendadora’. Y desde el techo de palio, sombras y luces. La celosía de orfebrería irradiaba destellos de fervor y devoción sobre la presea, que se ceñía sobre una de las dolorosas más reconocidas de la capital.

Un sol de justicia bañaba la Avenida de Dílar. Balcones de fervor popular en una vía amplia en su concepción, y diminuta en su esencia. Un día grande, una jornada para el recuerdo. El rostro agonizante del Santísimo Cristo del Trabajo era enjugado por la Verónica, revelando el Descendimiento del Señor. Quedó plasmado, un año más, la fraternidad entre corporaciones de la ciudad en el lienzo. Esta vez la Hermandad de las Chías, corporación del Viernes Santo que celebrará su I Centenario Fundacional.

Mientras los extensos tramos de mantillas y nazarenos se extendían hasta donde la vista alcanzaba, el eco lejano del llamador sonó. En un estallido de clamor popular, un estruendo se apoderó en los allí presentes. El paso se aproximaba a las puertas de la Iglesia del Corpus Christi. Y en un simple gesto, el Zaidín volvió a sentar cátedra a las corporaciones granadinas. No hacía falta contemplar la mirada de Nuestra Señora de la Luz para que el alma se estremeciera irremediablemente. Al final, hay reside la fe. De un barrio, de una ciudad. La esperanza por aquello que no ha llegado, y llegará.

Santísimo Cristo del Trabajo en la Avenida de Dílar, Lunes Santo 2025
Santísimo Cristo del Trabajo en la Avenida de Dílar, Lunes Santo 2025 / Fermín Rodríguez

Así se fundieron las voces de los centenares de fieles en el canto de una salve, que unifica. Sella devociones y las impregna de pasión infinita. Sobre el regazo de una madre, una pequeña zaidinera entonaba unos versos que aprendería en la cuna, y ahora los hace propios. Su madre observa sin cesar el valor de una tradición, que ha conquistado el espíritu de su hija. A través de los ojos de la pequeña, se distingue ya el paso de palio en las calles de la ciudad. Vivir la pasión es contemplarla sin temor, con la inocencia de los más pequeños.

En el centro de la ciudad, nervios e ilusión. La familia Cantero se preparaba para vivir un Lunes Santo inolvidable, junto al Señor del Rescate. Carmen Ramírez descolgaba más de diez túnicas, que invadían los dormitorios desde hacía semanas. Primos, hermanos y familiares se reunían para conmemorar los cien años de una de las cofradías que dan sentido a la devoción de los granadinos. Entre ellos Lucía, una joven granadina que vive cada Semana Santa con un fervor especial. Este año estrena la túnica con la que lleva años soñando, y que custodiará como un auténtico tesoro.

La veteranía es un valor añadido. Ningún Lunes Santo falta en las manos de Carmen Ramírez un imperdible o un pequeño cartón que salve la altura del capillo. Lleva años velando para que nada falle, y este año no iba a ser menos. Aún así, es especial. Una vida entera ligada a la Cofradía del Rescate, pero nunca había salido. Era imposible no seguir la estela de la ‘Túnica Persa’ este Lunes Santo. Así, el 26 de septiembre de 1925, Granada daría luz a una historia de amor, dos siglos de devoción y uno más de fraternidad, que acogería a cientos de granadinos, entre ellos la familia Cantero.

En la Iglesia de Santa María Magdalena aguardaba el ‘Señor de Granada’, con su mirada dulce y serena. Un año más, se renovaba la tradicional fotografía. Esta vez, Lucía no podía contener sus lágrimas. El Señor la miraba, a ella y su familia. Dos décadas soñando con un Lunes Santo que nunca acabe. Esa emoción contenía rezos, y mucho agradecimiento. Recuerdos de infancia y plegarias por aquellos que, sin estar en el templo, le habían inculcado la pasión más grande que existe.

Nuestro Padre Jesús del Rescate en la Basílica de las Angustias, Lunes Santo 2025
Nuestro Padre Jesús del Rescate en la Basílica de las Angustias, Lunes Santo 2025 / Fermín Rodríguez

Llegaba la hora de cubrir los rostros con el capillo. Guardar un anonimato efímero y centenario, en el que la identidad quedara en un segundo plano. Solo importaba la efigie del Señor del Rescate, y sus devotos. Un mar de granadinos se congregaron en una plaza, que parecía rebosar. Nuestro Señor, y su Agrupación Musical. Tras el paso de caoba y plata cientos de promesas, y delante nazarenos. Cientos de túnicas serpenteaban el barrio de la Magdalena. Bajo el antifaz de raso escarlata, Lucía sonreía y lloraba a la vez. Ahora sí, todo tenía sentido.

Las campanas de la Real Chancillería tañían seis veces. Un inmenso lienzo blanco cubría una de las plazas más populares de la ciudad. Allí, un mar de túnicas blancas recordaba los ecos del Darro. En el bajo Albaicín se reza a los Dolores de María. Tres clavos en sus manos entrelazadas, y un dolor insoportable. El palio salmón se fundía con el empedrado de la Carrera. Una composición artística que enlaza el cauce de los dos ríos de la ciudad. Las letanías eran contenidas en el murmullo de unos labios, que no se atrevían a pronunciar palabra alguna. Nuestra Señora de los Dolores llegaba a Plaza Nueva a los sones de la Banda de Música de la corporación.

Nuestra Señora de los Dolores en la calle Enriqueta Lozano, Lunes Santo 2025
Nuestra Señora de los Dolores en la calle Enriqueta Lozano, Lunes Santo 2025 / Fermín Rodríguez

Y cuando un río incesante de devociones y fervor brotaba en el centro de la ciudad, la calle se sobrecogió. El muñidor clamaba por el silencio de un pueblo, que aguardaba la salida del Sagrado Protector de la ciudad de Granada. Una cruz plagada de intenciones descendía sobre el pétreo calvario. Sea alzaban tapices de seda bordados sobre el pórtico del Convento del Santo ángel Custodio, alabando a la Imagen que despierta fervor desde hace siglos. Tiniebla en la cera, y exornado con lirios y profusión de bordados en el paño de pureza, el Santísimo Cristo de San Agustín resplandecía en las últimas luces de la jornada. La excelsa anatomía mostraba arterias y dolor, en un alarde de maestría sublime. La Semana Mayor cobró sentido en sí misma, en su rostro.

Nuestra Madre y Señora de la Consolación avazaba por la calle Mesones. Sinfonías líricas y ecos litúgicos antecedían el paso, ante la tenue luz de unas farolas que se desvanecerían. Quedaba encerrado en su candelería el anhelo de que la madrugada avanzara y se hiciera realidad ante los ojos. La Sacra Conversación invitó a orar a los fieles entre el carey, la plata y el oro. Una conjunción de excelencia, eco de la plegaria interna der sus hermanos. Sigilo, murmullos y silencio. Llegaba el ruán al centro de la ciudad, inundando cada enclave de un implacable silencio. Una mirada perdida, buscando entre la multitud. Aquel crucifijo que se alzaba era la viva Imagen del amor, suspirando en rezos.

Entre la cera se fundían intenciones. Heráldicas, escudos y símboles de unidad que sellaban la comunión entre granadinos. El último compás del Lunes Santo se sellaba ante el Santísimo Cristo de San Agustín, orando por su Sagrada Protección. Plenitud, júbilo y solemnidad en un Lunes Santo impregando de contrastes, solemnidad y fervor. Así Granada vuelve a ser, una vez más, Semana Santa.

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