Ciencia, gestión y pasión por 'la montés'
Paisaje y paisanaje
José Enrique Granados Torres ha dedicado toda una vida a la investigación y gestión de la cabra montés en Sierra Nevada y es redactor y director del Plan de Gestión de esta especie
José Enrique Granados lleva toda su vida profesional dedicado a la investigación y la gestión de la cabra montés en Sierra Nevada. Hace ya casi 30 años empezó con el seguimiento de la sarna sarcóptica en la provincia de Granada, tras los graves episodios de esta enfermedad que diezmaron las poblaciones de la Sierra de Cazorla y de la Serranía de Ronda, a principios de los 90. Desde la creación del Parque Nacional de Sierra Nevada en 1999 trabaja en el Área de Conservación, coordinando el equipo técnico adscrito al Plan de Gestión de la cabra montés. En 2001 leyó su tesis doctoral en la Universidad de Jaén, Distribución y estatus de la cabra montés en Andalucía, siendo autor de más de 75 artículos científicos y habiendo dirigido 3 tesis doctorales relacionadas con esta temática.
-¿Es la cabra montés la especie más emblemática de Sierra Nevada?
-Para mí sí que lo es, je, je. Hay otras especies de flora y fauna que se usan también para representar simbólicamente a Sierra Nevada; en la actualidad el área de distribución de la cabra montés se encuentra muy extendida por lo que no no podemos asociarla exclusivamente a Sierra Nevada. No obstante, hay que reseñar que en el macizo nevadense se encuentra la población mundial más numerosa de este ungulado y la que mayor variabilidad genética presenta.
-¿Cuántos ejemplares se calcula que existen? ¿Cómo los 'cuentan'?
-En poblaciones abiertas es muy difícil contar los individuos que hay. Contar es realizar un censo y eso es imposible. Lo que hacemos es estimar el tamaño de la población, en base a muestreos y observaciones realizadas en una época concreta y en unos itinerarios fijos que se repiten todos los años. Se realiza en otoño, cuando los animales se encuentran más activos a consecuencia del inicio del celo. Los datos del último muestreo arrojan una densidad por debajo de los 8 individuos por km², lo que supone una población en torno a unos 15.000 ejemplares. Estas cifras están referidas a un territorio que incluye además de Sierra Nevada, las sierras periféricas de Huétor, Lújar, Contraviesa o Gádor. La densidad varía espacialmente.
-La tecnología de seguimiento a distancia ha variado mucho en estos últimos 30 años. ¿Cuál será el siguiente paso?
-En Sierra Nevada llevamos bastantes años colaborando con Microsensory, una empresa cordobesa líder en la investigación y desarrollo de dispositivos para el seguimiento de fauna, probando muchas veces los prototipos de collares que saldrán al mercado. Cada vez tenemos transmisores GPS más pequeños, con placas solares, baterías de respaldo, que nos asegura el seguimiento de un animal marcado durante al menos 5 años, una ventaja a la hora de obtener resultados sobre la biología de la especie. En unos meses vamos a probar un nuevo dispositivo con el que además del personal del Parque Nacional, los ciudadanos podrán colaborar con sus teléfonos móviles. Se abre una nueva ventana para la 'ciencia ciudadana' en Sierra Nevada.
-¿Cuánto y cómo se mueve una cabra montés en un día?
-Con la información que disponemos podemos decir que varía bastante ya que el movimiento está relacionado con el área de campeo del animal y por consiguiente con la disponibilidad de recursos. Si hay poco alimento se mueven más que cuando abunda. Además estas pautas varían estacionalmente. Por dar un dato podemos decir que entre 300 metros y 3 kilómetros.
-Es extendido el comentario de que hay muchas cabras enfermas de sarna, ¿qué hay de cierto?
-La sarna es una enfermedad infectocontagiosa causada por un ácaro, que afecta fundamentalmente a la piel, provocando su hiperqueratinización y alopecias. Desde que comenzamos a observar animales enfermos allá por 1993 conocemos el impacto de la parasitosis en la población. Hay que decir que la enfermedad se ha endemizado, con prevalencias bajas, aunque en determinadas zonas o años sube. En la actualidad tenemos calculada una prevalencia media en el área del 3%. La dinámica de esta también es estacional, siendo más patente en primavera. Pero no todos los animales afectados por la sarna mueren, gran parte de ellos son capaces de superar la enfermedad, han creado resistencia a la misma, lo que hemos podido comprobar con el marcaje y seguimiento de animales enfermos. Permíteme decir, que con el cambio de pelo de invierno a verano, la llamada borra, los animales presentan un aspecto deteriorado que mucha gente confunde con animal enfermo. De hecho, ahora en primavera se reciben infinidad de llamadas indicando la presencia de animales enfermos y cuando vamos a verlos se confirma que lo que ocurre es que el animal está mudando el pelo.
-El modelo de gestión integrada que hay en Sierra Nevada, con un Parque Nacional, rodeado de un Parque Natural que lleva casi veinte años, ¿es viable? ¿Es 'exportable'?
-Las cabras no entienden de límites administrativos y se distribuyen por todo el espacio en el que hay normas diferentes: el Parque Nacional, donde la caza está prohibida, y el Parque Natural en donde está regulado el aprovechamiento como recurso cinegético. La visión y una gestión de conjunto del Parque Nacional y del Parque Natural, ha permitido incrementar el cupo de capturas en los cotos existentes en este último y aumentar en más de un 500% los permisos de caza. Estamos reduciendo la densidad progresivamente. Al tratarse de una población abierta, en crecimiento continuo, con flujos y migraciones, sin apenas predadores naturales y sin presión cinegética en Parque Nacional, es necesario mantener el esfuerzo de capturas, en los cotos incluidos en el Parque Natural, para ir avanzando hacia pirámides de población y sex-ratio adecuadas. Es un modelo viable y perfectamente exportable a otras zonas con una situación parecida.
-Se ha lanzado el debate de permitir la caza en parques nacionales. ¿Desde el ámbito de la ciencia y de los gestores cómo se ve esta medida?
-Hay diversos factores que han provocado que las poblaciones de ungulados silvestres hayan aumentado de manera significativa en estos últimos años, incrementándose no solo sus efectivos poblacionales, sino también su área de distribución. La caza debe ser una herramienta de gestión para disminuir las densidades y reducir la probabilidad de propagación de enfermedades denso dependientes así como la presión herbívora sobre determinadas especies vegetales, algunas de las cuales son endémicas del lugar y objeto de protección. Pero entiendo que deben mantenerse algunos 'santuarios' como son los parques nacionales en donde no se permita la caza deportiva y se reserven procesos ecológicos naturales con la mínima intervención antrópica. Ese es el objetivo de la Ley de Parques Nacionales.
-Sierra Nevada es un ejemplo de colaboración entre científicos y técnicos en muchos ámbitos, en el tema de la gestión de los ungulados silvestres, ¿hay mucho investigador implicado? ¿Hay ciencia suficiente para aplicar a la gestión?
-Son varias las universidades y centros de investigación, los que durante estos últimos años han trabajado aprovechando este gran laboratorio natural y nuestro 'Cercado Reservorio', generando un vasto conocimiento de la especie que repercute a su vez en una mejor gestión. La interfaz ciencia-gestión es bastante notoria, siendo esta la vía necesaria para encontrar soluciones a los desafíos ambientales. Estudios parasitológicos, inmunológicos, virológicos, bioquímicos o genéticos se están desarrollando en estos últimos años. Colaboramos con la Universidad de Granada, Almería, Murcia, Extremadura, Autónoma de Barcelona o la de Turín, además de con varios centros del CSIC, con la Estación Biológica de Doñana especialmente.
-En el caso de la cabra montés hay también una 'salida' de conocimiento por parte del Parque Nacional hacia el campo académico, ya que se forman muchos universitarios en Sierra Nevada. ¿Cómo va esa colaboración?
-Son precisamente esas universidades las que, a través de convenios firmados con la Consejería de Medio Ambiente, están formando a bastantes de sus alumnos en el campo del manejo de la fauna silvestre. Podemos destacar a la Universidad de Murcia a través de uno de sus másteres, con la que llevamos 10 años trabajando codo con codo, formando profesionales; muchos de ellos han tenido contacto directo con los animales en nuestras instalaciones. Parte de la docencia de ese curso se imparte aquí y muchos de los alumnos han pasado dos o tres meses con nosotros, realizando prácticas y afianzando ese conocimiento.
-¿Cuál es la próxima estación de destino para 'predicar' la importante experiencia de gestión acumulada en Sierra Nevada?
-Este año la agenda está cargada de eventos a los que vamos a asistir y exponer nuestros trabajos. Sin ir más lejos, la próxima semana iremos al norte de Portugal, al Parque Nacional de Peneda-Gêres en donde nuestros colegas portugueses nos han invitado a exponer las líneas básicas del trabajo que desarrollamos en Sierra Nevada. Iremos a la reunión anual del grupo de ecopatología de la fauna silvestre de montaña que este año se celebra en los Alpes italianos, al primer congreso ibérico de ciencia aplicada a los recursos cinegéticos a celebrar en Ciudad Real y a la reunión ibérica de ungulados silvestres que tendrá lugar en Lousa (Portugal). Este año también se celebrará allá por otoño el VII Congreso Mundial de Ungulados de Montaña en Bozeman, Montana (USA) al que asistiremos y expondremos los 25 años de monitorización de la población de cabra montés de Sierra Nevada. No hay que olvidar que esta misma reunión, en su quinta edición la organizamos en Granada hace ahora una década.
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