Enseñar a enseñar ciencia

Paisaje y paisanaje

Es la mayor especialista en musgos de Sierra Nevada

Actualmente es profesora de Didáctica de las Ciencias Experimentales en la Universidad de Granada

Un descanso frente a la cumbre del Veleta en una sesión de campo. / Ignacio Henares
Ignacio Henares

23 de marzo 2019 - 00:35

Granada/Estudió Biología, especialidad de Botánica, en la Universidad de Granada y se doctoró con sobresaliente cum laude en la Universidad de Murcia con la tesis titulada Estudios Briológicos sobre flora, vegetación, taxonomía y conservación en Sierra Nevada. De Murcia regresó a Granada a la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado 'La Inmaculada', en la que permaneció estuvo durante cinco cursos. En 2015 pasó a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada donde trabaja como profesora en el Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales.

–¿De dónde arranca su vocación científica? ¿Cómo llega al estudio de los musgos?

–Creo que mi vocación es muy temprana. Mis, estupendos, profesores en el bachillerato, Carmen Cano y Juan Azorín, consiguieron que me encantaran las Ciencias de la Naturaleza y ahí empezó todo. Hasta avanzada la carrera de Biología no descubrí cuánto me gustaban las plantas y dentro de la Botánica, al acabar mi licenciatura decidí estudiar los musgos de Sierra Nevada, investigar cuántos existen, cómo son y dónde viven, cómo se clasifican, cómo es su ADN y cómo conservarlos en los ecosistemas de las montañas.

Diversidad de musgos en el Barranco del San Juan. / I. H.

–¿Cuáles son sus líneas de investigación en la actualidad?

–Actualmente investigo varias cosas. Por una parte, en cuanto a Botánica, formo parte de un grupo en el que estudiamos sobre la influencia del cambio climático en el ADN de algunos musgos. Por otra parte, en cuanto a Educación, estudio las dificultades que podemos tener las personas cuando estamos aprendiendo Ciencia y busco maneras de ayudarles a superarlas.

–Granada es desde 2017 'Ciudad de la Ciencia y la Innovación', lo que está permitiendo que la ciencia llegue más a la calle y que haya más transferencia científica. ¿Qué importancia le da a la divulgación científica?

–Considero que la divulgación es una tarea fundamental de cualquier científico y los eventos en los que me he involucrado, como Café con Ciencia o La Noche de los Investigadores, son excelentes oportunidades para ello. Hace tres cursos que colaboro en la sección Ciencia Abierta que desde el Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales mantenemos con Granada Hoy y, además, como Profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UGR, también participo todos los años en la Semana de la Ciencia, con talleres especialmente diseñados para escolares de Educación Primaria en relación principalmente al descubrimiento del mundo microscópico. Son actividades muy enriquecedoras para mí.

Observando Sierra Nevada vista desde la Sierra de la Contraviesa. / I. H.

–En Granada tenemos el Parque de las Ciencias, la catedral de la divulgación científica, ¿cómo aprovechan desde su Facultad este equipamiento en la formación del alumnado?

–La colaboración es constante y no sólo en forma de visitas ordinarias. Por ejemplo, desde el Grado en Educación Primaria se envían allí alumnos para realizar parte de su periodo de Practicum, del cual vuelven entusiasmados. Creo que el Parque de las Ciencias es parada obligada en la formación de un ‘maestro’.

Susana Rams

"El gran reto es ampliar la divulgación y la transferencia del conocimiento científico"

–¿Qué saben sobre Geología o Biología de Sierra Nevada sus estudiantes del Grado en Educación Primaria?

–La verdad que mucho menos de lo que me gustaría. Hemos detectado que la naturaleza que alberga Sierra Nevada, como Espacio Natural, no es suficientemente conocida por los futuros maestros de la provincia de Granada y esto nos preocupa, pues ellos serán los referentes para los niños en pocos años. Sería necesario desarrollar planes específicos para tratar de mejorar esta situación.

En el Corral del Veleta junto al Dr. Mitchell, un colega investigador. / I. H.

–¿Estamos asistiendo a una tendencia involucionista en la ciencia? Teoría de la Evolución, la Tierra es plana, no hemos llegado a la Luna… ¿cómo se combate esta propaganda en las aulas?

–Es una tarea que estoy abordando con algunos compañeros a través de Proyectos de Innovación Docente. Hemos diseñado actividades con las que trabajamos de forma explícita el método científico, los peligros de las pseudociencias, la necesidad del desarrollo de pensamiento crítico, de capacidad argumentativa, de búsqueda de fuentes fiables de información… pero no siempre es sencillo, pues los mitos se perpetúan en la sociedad con mucha facilidad.

–¿El negacionismo sobre el cambio climático ha llegado también de alguna forma a las aulas? ¿Cómo se puede educar en este campo?

–A las aulas llega todo: reiki, astrología, sanación con piedras, numerología, creacionismo… y también llega el negacionismo del cambio climático. Por eso es necesario educar en un escepticismo sano y tratar de eliminar el pensamiento dogmático. Para conseguir diferenciar un razonamiento válido, que aporte pruebas sólidas, de otro que solo pretender persuadir, se requiere de una mente entrenada. Espero que mi granito de arena puesto sobre los futuros maestros haga efecto dominó en las generaciones venideras.

Los briófitos

Los briófitos es un grupo de plantas en el que se encuentran los musgos, junto a las hepáticas y antocerotas. Los musgos son el grupo principal y el que le da nombre al grupo, que viene del latín bryon y este del griego bruon con el que se denominaba a toda esta familia con carácter general. Son plantas terrestres no vasculares, se cree que las primeras en evolucionar hace 500 millones de años de algas verdes y colonizar los espacios terrestres. Tienen tejidos poco diferenciados y no poseen vasos de conducción, ni raíces, tallos ni hojas verdaderas. Se reproducen por esporas.

En su tesis doctoral Susana Rams encontró un total de 442 taxones para Sierra Nevada, que representan un 40 % de la brioflora ibérica y un 25 % de la europea. Se reparten en 2 antocerotas, 366 musgos y 74 hepáticas.

–¿Es Sierra Nevada un Paraíso de Biodiversidad, también en el apartado de briófitos?

–En el conjunto de Sierra Nevada existe una gran diversidad de musgos y otras plantas diminutas relacionadas. Durante los últimos años hemos podido catalogar en la zona alrededor de 400 especies de briófitos, el grupo vegetal que incluye a los musgos. En este también se encuentran otros dos tipos de plantas que igualmente se reproducen de forma sexual por esporas, a las que llamamos hepáticas y antocerotas. Fue chocante descubrir que en tan sólo 2.000 kilómetros cuadrados de territorio se encuentra concentrado, al menos, un 25% de toda la brioflora del contexto Mediterráneo.

–¿Existen briófitos en peligro de extinción en Sierra Nevada?

–Desafortunadamente, sí. Tenemos constancia de 1 especie briofítica extinta, de 3 en peligro crítico, 1 en peligro y 23 en situación vulnerable.

–¿Cuáles son las principales amenazas para estas plantas en Sierra Nevada?

–Como en todos los grupos biológicos, algunas especies son más sensibles que otras a los cambios en sus condiciones ambientales óptimas. Recientemente hemos utilizado el musgo Funaria hygrometrica para estudiar la respuesta de estas plantas ante escenarios de cambio climático, en un estudio encabezado por la Doctora Rosa Mª Ros, de la Universidad de Murcia. Resultan especialmente críticos factores como la luz, el agua, la temperatura, el pH, el sustrato.. Entre las principales amenazas para el mantenimiento de la diversidad y riqueza de los briófitos en Sierra Nevada podemos distinguir dos tipos: las naturales y las de origen antrópico. Sobre las amenazas naturales no tenemos excesivo control, pues corresponden con circunstancias tales como debilidad genética propia, plagas de algunos insectos u hongos, periodos de sequías o inundaciones, incendios no provocados, desplazamientos de los cascajares debidos al trasiego de la fauna ordinaria, etc. Pero sobre las amenazas originadas por la mano del hombre sí podemos tener control. Por eso, considero que es muy importante que los ciudadanos no permitamos el urbanismo descontrolado, el entubamiento de cauces fluviales, la polución, la recolección indiscriminada, la expansión de la agricultura en invernaderos, el sobrepastoreo, la masificación del turismo o el ‘ninguneo’ a la legislación ambiental, entre otras situaciones. Y no sólo porque afecten a los musgos, como es obvio.

–¿Podemos determinar algunas áreas principales para la conservación de los briófitos nevadenses?

–Sí, hemos realizado un trabajo en el que se han determinado de forma preliminar las áreas de Sierra Nevada más relevantes en este sentido. Es posible que en el futuro la lista aumente, cuando contemos con datos más precisos. Se trata de una aportación para los gestores de las áreas protegidas en su labor de toma de decisiones y ejecución de medidas sobre conservación efectiva. ¿Cómo lo hemos hecho? Los criterios que hemos aplicado a cada localidad han sido tres: primero, la presencia de especies de briófitos en listas rojas, segundo, el grado de endemicidad y rareza específica y, tercero, el grado de riqueza específica. En la zona de la provincia de Granada no ha habido demasiadas sorpresas y los lugares más reseñables son los alrededores del Veleta, Mulhacén, Alcazaba y Trevenque, junto a los Barrancos de San Juan, del Guarnón, la Dehesa del Camarate y los alrededores de Pórtugos. Sin embargo, en la provincia de Almería, hemos identificado varias zonas inesperadas que cumplen los tres criterios: el Área Recreativa Las Rozas, el Barranco de las Amoladeras y los alrededores del Pico del Chullo. Estos resultados los vamos a presentar en el 9º Congreso de Biología de la Conservación de Plantas, que se celebrará el próximo mes de julio en Granada.

–Aunque no estamos en Navidad no quiero dejar pasar la oportunidad de preguntar a una experta como usted, ¿por qué no hay que poner ‘musgo vivo’ en los belenes? Por mucho que nos gusten las tradiciones.

–El principal motivo es que, en los belenes, los musgos juegan un papel meramente decorativo para simple disfrute estético del ser humano, mientras que en la naturaleza no es así. Las funciones que los musgos desarrollan en su medio son bastante numerosas, por lo que al arrancarlos privamos al ecosistema de uno de sus necesarios elementos. Me gustaría destacar algunas de esas funciones. Para comenzar, generan un microhábitat que constituye el lugar donde viven miles de otras especies diminutas: insectos, arácnidos, crustáceos, miriápodos, gusanos, moluscos… incluso amebas, rotíferos o tardígrados, que se verían privados sin los musgos del entorno adecuado para el desarrollo de su ciclo vital. Por otra parte, estas pequeñas plantas son generadoras de suelo y agentes activos que frenan la erosión. También establecen relaciones simbióticas con microorganismos fijadores de nitrógeno. Además, constituyen un sustrato húmedo imprescindible para la germinación de muchas semillas y favorecen el mantenimiento de la humedad ambiental. Tampoco es despreciable su función a través de la fotosíntesis como sumideros de CO2 y productores de O2. Por último, recordemos que la recolección sin permiso en el Parque Natural y Nacional está prohibida salvo para usos relacionados con la conservación e investigación.

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