El micrófono oculto en un coche que ayudó a resolver el crimen de Manzanares
La Guardia Civil implantó un dispositivo en el vehículo del sospechoso y gracias a su soliloquio pudo confirmar que era el autor del crimen.
¿Cómo descubrieron los investigadores que los restos de Juan Miguel Isla estaban en un pozo?
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Antonio Caba sabía que los investigadores estaban detrás de él por la desaparición de dos hombres en Manzanares (Ciudad Real), por eso le pidió a su socio y cómplice, Gaspar Rivera, que no mantuvieran conversaciones al respecto por teléfono. Intuía que sus móviles podían estar intervenidos. Lo que no esperaba es que también lo estuviera su coche.
Por eso, mientras iba conduciendo y presa del nerviosismo por estar siendo investigando, tuvo una conversación consigo mismo, y en voz alta, donde se decía cosas como: “te acabas de echar el delito encima” o “ya no hay escapatoria”. De hecho, también se escucha cómo lo llama por teléfono Gaspar y le pide que se calle, porque podrían tener los móviles pinchados.
Ambos se citan en una gasolinera cercana al municipio en la que permanecen 7 minutos y en la que, al parecer, hablan de lo sucedido, puesto que están acorralados.
Saben que los investigadores están cerca de ellos y que es probable que no tengan escapatoria. Estas grabaciones tienen ya una carga probatoria bastante apuntalada que se sumaría, posteriormente, a lo que los agentes sospechaban: que los restos de Juan Miguel Isla están escondidos en un pozo de una finca perteneciente a Caba.
Caso Abierto, el canal de sucesos e investigación del grupo Prensa Ibérica, ha tenido acceso al sumario de la ‘Operación Macanti’, (desaparecido, en Italia), que es como han denominado al caso Manzanares.
Este informe revela el arduo trabajo de la Guardia Civil para dar con el paradero del empresario y detener a los presuntos responsables de su muerte: un corredor de fincas respetado en Manzanares y un jubilado con afición por el juego al que el primero habría prometido 25.000 euros a cambio de que le ayudara a deshacerse del cuerpo y el coche del empresario.
Los investigadores siguieron todos los pasos de ambos hasta conseguir las pruebas necesarias para arrestarlos y lograr que uno de ellos, Gaspar, el compinche del presunto asesino, confesara que su amigo había matado con una pistola al empresario y luego le había pedido ayuda para trasladar su cadáver hasta un pozo y deshacerse del coche de la víctima.
Las pistas
Además de las escuchas que provienen del interior del vehículo de Caba, los investigadores pudieron ver las grabaciones de las cámaras de seguridad de un área de servicio en la que paró Gaspar cuando se estaba deshaciendo del coche de la víctima. Allí repostó y compró algo de comer para luego continuar con su plan de abandonar el Renault Clio de Juan Miguel Isla.
Cuando éste acaba con su tarea se cita con Caba y le confiesa que cree que alguien lo ha visto, unas palabras que también capta el micrófono del coche de Caba.
Los investigadores han incluido en su atestado que Caba "posee armas de fuego largas y cortas y queda evidenciado que las utiliza asiduamente, dado que afirma practicar ejercicios de tiro con ellos e incluso alude a compras y ventas de armas de fuego de forma habitual".
Además de las armas, los agentes hallaron una nota manuscrita en la que el presunto asesino, que guardó silencio, había escrito: "Que Dios me perdone... de espíritu".
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