La leishmaniasis, una enfermedad olvidada pero que aún persiste
patologías infecciosas
Conocida por afectar a perros y humanos, la enfermedad es mortal en su manifestación más grave
Pese a ser endémica en España, se sigue considerando propia del trópico
Toledo ha acogido esta semana el VI Congreso Mundial de Leishmaniasis, una enfermedad transmitida por un insecto -la mosca de la arena- y que, sin tratamiento, causa la muerte. La reunión científica ha reunido a 1.400 asistentes de más de 70 países y ha estado dirigida por el médico granadino Jorge Alvar, responsable del departamento de leishmaniasis visceral de la fundación Iniciativa de Fármacos para Enfermedades Olvidadas (DNDi en sus siglas en inglés)
"Esta enfermedad tiene dos formas clínicas: la forma visceral es la mortal, mientras que la otra causa úlceras en la piel. No es mortal, pero desfigura y causa cicatrices que llevan al estigma. Las dos formas están presentes en 98 países, con unos 300.000 casos viscerales que causan unas 20.000 muertes. La forma cutánea causa más de un millón de casos, uno cada 30 segundos", recalca.
Pese a que se trata de una enfermedad tropical -la mayoría de casos se registran en India-, no debe olvidarse que España es un país endémico (0,3 casos cada 100.000 habitantes). Y, pese a que hay diferentes grupos científicos punteros investigando en este campo en nuestro país, para el profesor Alvar, uno de los problemas de la investigación es que se percibe como enfermedades de países pobres y no hay retorno del dinero dedicado a estudiarlas y son olvidadas por la industria farmacéutica y por el mundo académico.
"En España se conoce porque es altamente incidente en el perro, pero los humanos están más allá de la mascota. Aun así, los españoles percibimos la leishmaniasis como algo lejano, pese a que en España hay unos 150 casos anuales de la forma visceral de la enfermedad y otros tantos de la forma cutánea. La mayoría de casos se presentan en la Meseta Central y en Levante. Existe también en Andalucía: en Granada, Almería, Málaga, la Axarquía, la Alpujarra Baja…", enumera el experto.
En su opinión, uno de los mayores retos en España es que "pasa desapercibida al médico de cabecera, ya que la incidencia es baja. Tiene pocas posibilidades de dar con el diagnóstico a tiempo, sobre todo si no trabaja en las zonas que he citado". Una vez que se ha diagnosticado al paciente, existen cinco opciones de tratamiento diferentes. La más habitual es la amfotericina liposomal, que es muy efectiva.
Otro problema grave es la asociación del sida con leishmaniasis, que fue descrita por primera vez en España y que es relativamente frecuente en Andalucía. "Es más difícil de tratar, por los problemas de inmunosupresión añadida que tienen los enfermos: la leishmaniasis y el virus del sida colonizan la misma célula -los macrófagos- y la destruyen, haciendo que esos enfermos sean difíciles de tratar y que la respuesta al tratamiento no sea eficaz, recayendo una y otra vez si no reciben tratamiento antirretroviral", describe.
Existen diferentes líneas de investigación en este ámbito: desde la epidemiología molecular, que estudia cómo es la relación de parentesco del parásito en función del área geográfica, al desarrollo de vacunas tanto para perros como humanos. Otra vía, impulsada por DNDi, apuesta por mejorar la medicación existente, con fármacos orales y menos tóxicos, reduciendo el tiempo de tratamiento y permitiendo que se puedan administrar en zonas remotas sin necesidad de supervisión médica.
Estrategias de intervención necesarias
La Organización Mundial de la Salud alerta de la necesidad de diversas estrategias de intervención para controlar el avance de esta enfermedad. Entre otras, apuesta por el diagnóstico temprano y la gestión eficaz de los casos. Asimismo, considera clave el control de los organismos que transmiten la enfermedad, especialmente en el contexto doméstico (insecticidas, mosquiteras impregnadas, etc.) Del mismo, modo, la vigilancia eficaz y rápida transmisión de datos para prevenir enfermedades es crucial en el abordaje. Por ello, es importante el control de los reservorios animales (hay 70 especies; entre ellas, el ser humano, por lo que es una tarea compleja y que debe adaptarse a cada país) y la movilización social de las comunidades para que cambien sus pautas de comportamiento.
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