El satélite Tess encuentra tres exoplanetas que podrían explicar cómo se forman los planetas
Espacio
Tess explora el Universo en busca de exoplanetas con condiciones que permitan albergar vida.
Los tres cuerpos encontrados son de un tipo 'intermedio' desconocido hasta ahora y con características también diferentes.
Madrid/El satélite Tess, que explora el Universo en busca de exoplanetas con condiciones que permitan albergar vida, se ha topado con otro descubrimiento. Ha encontrado tres de estos cuerpos celestes que podrían ser el eslabón perdido para comprender cómo se forman los planetas, ya que reúnen unas características completamente diferentes a las de ningún otro conocido hasta ahora.
Tess fue lanzado el pasado año desde Cabo Cañaveral con la misión de analizar cerca de 20.000 exoplanetas.
Investigadores de instituciones científicas y académicas de varios países han analizado los datos facilitados por el satélite y han publicado en Nature Astronomy los resultados de su investigación, liderada por la Universidad de California.
Por parte española han participado científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (del CSIC), del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), de la Universidad de La Laguna y de la Universidad de Granada.
Cómo son estos exoplanetas
De los tres nuevos exoplanetas, uno es rocoso y ligeramente más grande que la Tierra y los otros dos son gaseosos y miden aproximadamente el doble que nuestro planeta.
El nuevo sistema -tres planetas y su estrella anfitriona- ha recibido el nombre TOI-270 por ser el objeto de interés número 270 que descubre el satélite de la NASA (Tess Object of Interest).
En una zona habitable
El más pequeño de estos cuerpos estaría además en lo que se conoce como una zona habitable: a una distancia lo suficientemente lejana de su estrella más próxima como para permitir la existencia de océanos de agua líquida.
"Hemos encontrado muy pocos planetas como éste en zonas habitables, y muchos menos alrededor de una estrella con esas características", ha subrayado el científico Stephen Kane, profesor de Astrofísica Planetaria de la Universidad de California, y ha corroborado que en el Sistema Solar no existe ningún planeta como ese.
Un tipo de planeta desconocido en el Sistema Solar
En el Sistema Solar hay planetas pequeños y rocosos, como la Tierra, Mercurio, Venus o Marte, y otros mucho más grandes, como Saturno, Júpiter, Urano o Neptuno, pero no "intermedios" como los que se han hallado ahora.
Los investigadores consideran que el nuevo descubrimiento va a permitir estudiar el eslabón perdido entre los planetas pequeños y rocosos como la Tierra y los más grandes y dominados por el gas, como Neptuno, y determinar, por ejemplo, si uno de estos planetas ha tenido alguna vez un océano de agua líquida y si reúne las condiciones adecuadas para la vida.
Los datos aportados por el Tess apuntan que es poco probable que en el más pequeño de los exoplanetas descubiertos hubiera vida, ya que la superficie está demasiado caliente, pero los otros dos, situados a una mayor distancia de la estrella, sí podrían estar más fríos y permitir por lo tanto que el agua se acumulara en la superficie.
Estudiar cómo evolucionan los planetas
En la investigación han intervenido también científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que han coincidido en que uno de los exoplanetas descubierto ahora se encuentra en una zona templada, lo que le situaría en un rango de temperaturas que podrían soportar alguna forma de vida.
El tamaño intermedio de los nuevos planetas es, según ha subrayado este Instituto en un comunicado, "ideal" para conocer si los planetas pequeños y rocosos como la Tierra y los más grandes como Neptuno siguen un mismo camino o si evolucionan de una forma completamente diferente.
El científico Francisco Pozuelos, actualmente en la Universidad de Lieja (Bélgica) e investigador colaborador de la Universidad de Granada, ha subrayado que éste puede ser un excelente laboratorio para comprender mejor cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios, ya que el tamaño de los planetas es muy diferente al de los ya conocidos.
Su estrella anfitriona es además especialmente brillante, y aunque suelen ser muy activas y con frecuentes llamaradas y tormentas solares, ésta parece ser muy antigua y se ha calmado, por lo que emite un brillo constante que permite a los científicos una mejor observación y estudio.
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