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“La cultura de la prevención es la que mejor funciona en sanidad”
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Francisco Javier Fernández Parra es presidente del Ilustre Colegio Oficial de Dentistas de Granada en la actualidad. Con él hablamos sobre su ámbito profesional y las líneas de trabajo que está siguiendo la institución que representa.
–En su opinión, ¿cuáles son los principales retos que afronta actualmente el Colegio de Dentistas de Granada tras la pandemia?
–Realmente y, por desgracia, todavía estamos inmersos en salir de esta pandemia. En estos momentos la inmensa mayoría de los dentistas de Granada y sus equipos (higienistas, auxiliares), a través de sus Centros de Salud, están recibiendo la tercera dosis de la vacuna como parte del personal sociosanitario de nuestra provincia. La vacunación es doblemente importante ya que no sólo protege directamente a cada persona vacunada sino que también protege de forma indirecta al resto de la población. Ello convierte, una vez más, a nuestras clínicas en espacios seguros.
El Colegio va retomando, con cautela, el pulso de la vuelta a la cotidianeidad. Durante esta etapa toda la formación continuada, que es uno de los pilares del Colegio, se ha realizado de forma online y ahora empezamos a programar cursos para el año 2022 de forma presencial. Todo ello, como he mencionado, siendo conscientes que la realidad es cambiante y así debemos de afrontarlo.
–¿Qué papel juega la institución para la profesión y los propios colegiados?
–El papel del Colegio es muy importante como se ha demostrado en el transcurso de esta desgraciada época que nos ha tocado vivir. Tener una voz única que nos represente ante la Administración ha sido esencial para coordinar la vacunación de todos los colegiados y sus equipos en momentos críticos, la realización de listados de clínicas que atendieran urgencias en esos duros momentos de confinamiento, la unificación de protocolos de prevención que hicieran de nuestras clínicas espacios lo más seguros posibles y su divulgación entre los colegiados y entre la profesión. Diversas campañas a la ciudadanía de información y adecuadas a cada momento por los que hemos atravesado. También hemos trabajado con la Consejería de trabajo para agilizar y garantizar que se aprobaran los ERTES de aquellas de nuestras clínicas que los solicitaron, dado que por normativa legal y por coherencia con la situación, debían permanecer cerradas limitando su actividad a las urgencias en nuestro campo de actuación.
En definitiva, la Junta de Gobierno y el personal del Colegio desarrollan una ingente labor para organizar el desempeño de nuestra profesión con las máximas garantías tanto para los ciudadanos como para nosotros los profesionales, de ahí que sólo se consiga satisfactoriamente cuando se ostenta la representación de la colegiación como corporación de derecho público.
–¿Qué asuntos profesionales le preocupan más?
–En la actualidad, y por desgracia, los mismos de los últimos años. Aunque poco se puede hacer desde una corporación colegial local, nuestra mayor preocupación son la plétora profesional y la necesidad de regular de forma estricta la publicidad en temas sanitarios.
La plétora profesional porque, según datos oficiales, España cuenta con tres dentistas para una población de 3.500 habitantes cuando la ratio que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de un dentista para la misma población. La proporción siempre va a ir empeorando teniendo en cuenta que existen, en la actualidad, más de 20 facultades de Odontología en España, la mayoría de ellas privadas. Consideramos que tanto la falta de profesionales, como el exceso de ellos, puede poner en peligro la calidad asistencial. El exceso provoca situaciones laborales en precario de profesionales donde se utiliza como reclamo, por ejemplo, prestaciones gratuitas que asume el profesional, La propia OMS afirma que “las políticas de control de los recursos sanitarios son muy importantes porque afectan tanto a los profesionales, como a la sociedad en general”.
Lo anterior, junto con la utilización de una publicidad sanitaria agresiva, desproporcionada y poco veraz, crea un caldo de cultivo donde empresas han proliferado en nuestro sector creando verdaderas burbujas que, cuando han estallado como en el caso de Dentix o de IDental han dejado a miles de damnificados. Y es algo que, por desgracia, volverá a suceder en un futuro inmediato si no se regula debidamente.
Por ello, queremos aprovechar la ocasión para recordar a la población que cualquier tratamiento odontológico, entre los que se encuentra la ortodoncia, tiene que ser llevado a cabo por un dentista colegiado. Sin un diagnóstico previo, basado en una correcta historia clínica y un estudio individualizado, un plan de tratamiento también individualizado y un seguimiento realizado por un profesional cualificado, cualquier tratamiento estará abocado al fracaso.
–Como profesionales sanitarios, ¿se sienten valorados por la sociedad o considera que no percibimos la importancia de la profesión?
–En general pienso que la ciudadanía sí valora al dentista y el alto grado de cualificación del que gozamos entre nuestros colegiados. Cosa distinta es la valoración que los ciudadanos hacen sobre el coste de nuestros servicios, que históricamente son entendidos como “caros”. En realidad, nuestros tratamientos no son caros sino costosos. La tecnología empleada, los materiales empleados, en definitiva, toda la infraestructura que necesita una clínica dental junto con nuestra necesaria formación, hace que el resultado sea costoso para el paciente que está acostumbrado a la sanidad “gratuita”. Lo pongo entre paréntesis porque la mal llamada sanidad gratuita está financiada con nuestros impuestos y nuestras aportaciones. Y ese es otro caballo de batalla de la organización colegial.
–¿Qué opinión le merece entonces la salud pública y la privada?
–Creo que la ciudadanía sufre un olvido histórico en cuanto a prestaciones odontológicas incluidas en la sanidad pública. Poniendo un ejemplo simplista pero gráfico, no se puede entender que la sanidad pública incluya entre sus prestaciones una prótesis de rodilla o de cadera para andar y no una prótesis dental para comer. Pero es que, además, las enfermedades bucales están hoy en día perfectamente relacionadas con enfermedades sistémicas adquiriendo su correcto tratamiento una importancia, que puede ser vital, para el paciente.
–Y, por último, ¿qué mensaje destacaría desde su ámbito para la sociedad?
–La importancia de la prevención y de los tratamientos tempranos. Para ambos es necesario realizar visitas periódicas al profesional. La cultura de la prevención es la que mejor funciona en sanidad.
Como anécdota contar que el uso de la mascarilla también ha servido para que algunos pacientes decidan que era el mejor momento para rehabilitar su boca teniendo en cuenta que la mascarilla ayudaba a ocultarla.
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