La enfermería se empodera para curar la crisis
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Tribuna de Jacinto Escobar, presidente del Colegio de Enfermería de Granada
El Colegio de Enfermería de Granada mantiene su lucha por empoderar a una profesión que se ha ganado a pulso un espacio protagonista en cada una de las esferas de la sanidad andaluza. Después de 18 meses de batalla contra la pandemia, de más de un año y medio de lucha dura en la que nos hemos jugado literalmente la vida, los aplausos han dejado paso al final de muchos de nuestros contratos y nos han recordado que seguimos teniendo casi las mismas asignaturas pendientes.
Es el momento de la enfermería y no nos vamos a cansas de exigir que nuestras profesionales estén representadas en los órganos de decisión, en las direcciones de los centros sanitarios, en la investigación y la atención, porque contamos con la formación y la excelencia para ser parte del sistema en cada uno de los eslabones.
La pandemia ha dejado una cicatriz que queda para recordarnos que hace falta reforzar la atención sanitaria y que necesitamos medidas para frenar una fuga de talento que nos puede costar caro en muchos sentidos. Tenemos un batallón de profesionales bien formados y que son referentes a nivel nacional e internacional, pero que abandonan Granada, que dejan Andalucía, cansados de contratos que no duran lo suficiente y que no les pagan lo que requieren.
Andalucía está invirtiendo en la formación de excelentes profesionales que luego demuestran sus destrezas con otros pacientes, en otros centros, porque no hay equilibrio en las condiciones laborales, porque nos quieren más fuera que en casa. Y mucho de ese talento se va para no volver.
Desde el Colegio exigimos que aumente el número de enfermeras por ciudadano, que se estabilicen los contratos y que se les reconozca una categoría A1, la de graduados, que se les está hurtando. Queremos un respeto que la profesión se ha ganado día a día, y exigimos que ese respeto no se limite a bonitas palabras.
Toca de nuevo presentar a la enfermería como la solución a muchos de los males actuales y reivindicar que las promesas empiecen a cumplirse. Ha llegado de nuevo el momento de exigir que las especialidades se reconozcan y se implanten y que las administraciones y la sociedad entiendan que pocas inversiones serán más rentables que poner a una enfermera en tu vida. Estamos para cuidar, para asistir, para sanar. Pero también nos encargamos de transmitir certidumbre, de formar, de fomentar hábitos saludables que materialicen eso del más vale prevenir que curar.
Queremos enfermeras que dirijan centros de salud y unidades hospitalarias, que tengan blindados sus derechos, que investiguen, se doctoren y estén en los órganos de decisión. Porque están formadas y capacitadas. Exigimos que los centros educativos cuenten con enfermeras escolares, no que las enfermeras vayan a esos centros; pedimos que se reconozca la especialidad en salud mental y en geriatría porque en las dos jugamos un papel vital y en ambas somos cada vez más necesarias. Y queremos ser más, y que nos permitan estar más armadas, para ganar cada una de las batallas pendientes.
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