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El acoso en las redes es un problema social de primer orden en el mundo digitalizado, con personas de todas las edades utilizando cada día internet para trabajar, relacionarse, informarse o disfrutar de momentos de ocio.
Aunque está presente en todos los grupos de edad, siete de cada diez niños sufren todos los días algún tipo de ciberacoso en España, según un estudio de la ONG internacional Bullying Sin Fronteras.
Tan acuciante es el problema que estas situaciones se producen en edades tan tempranas como los ocho o nueve años, muchas veces por parte de compañeros y amigos del colegio. En otros casos, los acosadores son desconocidos, que aprovechan el anonimato de internet y la vulnerabilidad de los más pequeños para atacarles.
Desde la tecnológica SPC han elaborado una serie de recomendaciones para reducir el acoso digital, y todo arranca con la educación, tanto para saber identificar cuándo se está sufriendo un abuso como para evitar convertirse uno mismo en acosador.
Cada 2 de mayo el Día contra el Acoso Escolar busca poner el foco en las nuevas formas de bullying que sufren muchos pequeños y que tienen en muchas ocasiones los entornos digitales como epicentro. El objetivo es que tanto los padres como toda la comunidad educativa conozcan las herramientas de que disponen los jóvenes para usar la tecnología sin peligro.
Ahí entran en juego las netiquetas, un conjunto de reglas de conducta en la red cuya relevancia está creciendo en los últimos años.
Las netiquetas son, en esencia, normas sociales digitales que buscan regular el comportamiento de las personas en internet para crear, entre todos, entornos seguros y respetuosos.
Estos buenos hábitos de conducta pueden contribuir a combatir el acoso digital, sobre todo en el caso de los más jóvenes, que muchas veces no saben distinguir comportamientos en el entorno digital que, a priori, consideran normales, pero que pueden ser perjudiciales para otras personas.
En el mundo físico, sabemos qué está bien y qué está mal. No se nos ocurriría hacer determinados comentarios y respetamos la privacidad de otras personas. Pero en el mundo virtual esta barrera se difumina y los límites no están tan claros. Parece que todo vale, y no es así. Por eso son necesarios nuevos códigos que ayuden a respetar a todos los usuarios en cualquier situación.
Dado que internet tiene sus propios códigos, las netiquetas ayudan a que el comportamiento de las personas en entornos digitales sea similar al del mundo real.
Por ejemplo, se recomienda no utilizar mayúsculas al comunicarse por escrito, dado que se identifican con gritos, y se sugiere no utilizar el sarcasmo, ya que algunas palabras o frases podrían malinterpretarse, al no poder escuchar a nuestro interlocutor.
Otras netiquetas invitan a proteger la privacidad de terceros, no difundiendo mensajes o documentos que nos hayan enviado como parte de una conversación, así como no compartir información personal a través de las redes sociales.
Los acosadores utilizan la información privada para fines malintencionados como suplantar identidades en la red, chantaje y extorsión mediante amenazas con publicar datos sensibles o el acoso directo.
También hay netiquetas que apuestan por respetar el tiempo de los demás, no acribillándolos a mensajes a todas horas ni exigiendo que nos respondan al instante.
Otras nos recomiendan utilizar fuentes verificadas a la hora de informarnos y de compartir esa información con otras personas.
Además de educar sobre cómo interactuar con otros a través de internet, existen herramientas digitales que gestionan el uso que hacen sus hijos de dispositivos y canales digitales.
Hay dispositivos especialmente diseñados para niños, como tablets infantiles, compatibles con Google Family Link. Esta suite consta de una serie de herramientas digitales que permiten a los adultos gestionar los dispositivos de sus hijos, poniendo normas de uso, bloqueando contenidos que no son adecuados para su edad y protegiendo la seguridad y privacidad de los usuarios. Una herramienta extensible a otros gadgets de la marca.
Como recuerdan desde SPC, para combatir el acoso escolar y digital no podemos cargar toda la responsabilidad en niños y jóvenes: los adultos deben trabajar junto a ellos para educarles en buenos valores de conducta.
Si como adultos demonizamos la tecnología porque puede ser utilizada de forma negativa, estaremos enseñando a los niños que la tecnología es mala en sí misma y que ellos van a usarlas de forma incorrecta. Un error que hemos cometido durante años al abordar el uso de la tecnología que llevan a cabo generaciones que son nativas digitales.
Los dispositivos digitales empoderan a las personas y un buen ejemplo son los smartphones de gama de entrada básicos, sencillos de utilizar pero potentes, y uno de los modelos favoritos de los padres como móvil de iniciación para sus hijos.
Tienen todo lo que van a necesitar para empezar a relacionarse con sus amigos en canales digitales (cámara, apps de mensajería o juegos) pero deben ser supervisados por adultos para que haya un proceso de aprendizaje de una herramienta tan poderosa como un smartphone. La tecnología nos brinda un sinfín de posibilidades, pero todos, jóvenes y adultos, debemos saber usarla con responsabilidad y seguridad.
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