Bob Esponja se queda huérfano
Serie de animación
Stephen Hillenburg, fallecido este martes, presentó en 1996 a sus criaturas marinas surgidas de un cómic universitario
Vive en la piña debajo del mar, calle Concha 124, Fondo de Bikini, al lado del moai donde duerme su malencarado amigo Calamardo, el de los tentáculos verdosos. Trabaja a destajo en una hamburguesería cochambrosa, El Crustáceo Crujente, que regenta uno de los seres más avaros que se han asomado a una pantalla, el Señor Cangrejo, rival del piojo Plakton. De formas rectas y horadada piel amarilla, tiene una edad juvenil indefinida, viste pantalones cortos y por momentos parece que es un adolescente responsable como un niño ingenuo y algo descerebrado (no tanto, tal vez, como su mejor amigo, Patricio). Su desconocido padre se llama Harold y su madre, Natalia, y dentro de la piña convive con su mascota, un baboso molusco con sonidos gatunos que se llama Gary.
En 1996 el padre de este universo presentó a los directivos del canal infantil Nickelodeon a Sponge Bob Squarepants (Bob Esponja Pantalones Cuadrados), su nombre original. En un gremio que se había reformado durante la recta final del siglo XX, alejados de los modelos académicos de Disney y de Hanna Barbera, en 1999 se estrenaba la serie de Fondo de Bikini en Estados Unidos. Al cabo de un par de años aterrizó en España, donde algunos creen que este ser amarillo es un abanderado de la homosexualidad, inseparable (como Epi y Blas o Leoncio y Tristón) de Patricio, una redondeada estrella de mar de pronunciaciones ceceantes y de escaso sentido común, aunque en una ocasión pareció enamorarse de una vecina, la ardilla-buzo de Arenita. Fue un amor interesado para callar a los más carcas. Su creador, Stephen Hillenburg, fallecido este martes, decía que su querido invertebrado es más bien "asexual".
Por encima de todo es el personaje de animación más visto de Clan TVE, inseparable desde el nacimiento de esta cadena infantil pública en 2005.
Bob ¿quién es Bob?
Él es Bob. Bob Esponja. El mejor amigo que puedes tener, como canturrean en la intro. Bob iba a ser Sponge Boy, pero el nombre ya estaba registrado cuando el biólogo marino quiso a finales del siglo pasado dar vida animada a unos antiguos personajes que había publicado en un cómic universitario. Su piña, decíamos, se encuentra en calle Concha 124 y sus padres ficticios se llaman Harold y Natalia. Llegó de la mano de unas hamburgueserías monárquicas, como juguete de los carbohidratos infantiles. Bob es un cañón del merchandising, y Patricio es casi igual de solicitado.
El absurdo mundo de Fondo de Bikini estuvo durante años en las plataformas de pago, en Nickelodeon, y también en la MTV y el gran salto lo comenzó a dar cuando en 2004 daba la tabarra matinal en La 2 antes de estrenar su película en el cine.
La cuadriculada esponja amarilla, a fuerza de reiterarse, como un primo de Los Simpson, ha acompañado ya a casi dos generaciones de niños españoles. Bob Esponja, que se emite en 170 países es un rival televisivo tan imprevisto como surrealista y acumula 250 entregas de 22 minutos (11 minutos por cada aventura). Hillenburg dejó a otros su serie en 2005 para encargarse de otros proyectos pero siempre estuvo muy cerca y muy presente de su fondo del mar.
Bob se ha quedado huérfano de creador, pero tiene toda la inmortalidad animada para seguir canturreando a los niños que se sucedan por todo este siglo XXI de pantallas individuales.
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