"La fusión me ha sentado bien, los directivos dan la cara por mí"

Era el que faltaba y este domingo, a las diez, vuelve a ocupar una parcela que se fue labrando a lo largo de estas temporadas. De la broma al político a convertirse en un programa de investigación y a generar incluso declaraciones de primera página. Vuelve Salvados a La Sexta, "con temas de sobres, digo de sobra", por lema, y con Jordi Évole descansado y en forma.

-Usted no es sólo de los que todavía trabaja, sino de los que trabajan de verdad...

-Este programa da mucho trabajo. De media pillamos dos trenes y cuatro aviones. Tengo puntos Iberia para que me regalen un avión y todo. No sé hacerlo de otra manera. Hay que estar en el sitio y preguntar. Me enseñaron así.

-Su destino no pasa por ser contertulio.

-Y hay gente que se lo monta bien sólo opinando. Opinar es el deporte de este país. Vivimos en una tertulia eterna.

-Su primer invitado es Arturo Pérez-Reverte ¿qué impresión le ha dado esta entrevista?

-A nivel personal es alguien extremadamente amable y alguien que, como entrevistado, es magnífica. Uno de los escritores que más libros vende en España y que por su situación privilegiada se permite opinar de todo de una manera directa. A veces puede ser duro, pero lo que tienes seguro es que es siempre sincero.

-Y un titular de esta noche.

-Pérez-Reverte comentaba que si en este país si estallara una revolución lo primero que haríamos cada uno es ir a ver qué ha pasado con nuestro coche. En vez de sumarnos a la revolución primero miraríamos cómo nos afecta ese cabreo. Somos de cabreo en la barra y después se queda ahí. En eso vamos todos a una: los catalanes, los vascos...

-Tras tantos kilómetros y tantas horas ¿qué sensación tiene de 'España 2013'? ¿un país y un sistema que han fracasado?

-Pues efectivamente no pasamos por nuestro mejor momento. Pero no ayuda nada a esto las polémicas artificiales que se fabrican en la política y en los medios. Yo leo cosas en la prensa madrileña que se convierten en la fábrica más potente de independentistas. Y cosas que leo en la prensa catalana de incomprensión hacia España que me producen rechazo.

-En un paseo por Barcelona, sinceramente, no se aprecia esa crispación constante...

-Habría que reconocer que las polémicas a veces son algo más artificial que otra cosa. Actualmente la incompresión sobre Cataluña interesa a los dos lados: al gobierno de Madrid y al gobierno catalán.

-¿Usted es partidario de una consulta en Cataluña?

-La consulta creo que sí vendría bien. Que la ciudadanía dé su opinión siempre viene bien. A mí me hubiera gustado pronunciarme en un referéndum sobre la política de recortes del PP que no aparecía en su programa electoral. Los ciudadanos deberían haber decidido sobre algo tan importante, porque para eso no figuraba entre las promesas. No sólo habría que hacer una consulta por cuestión territorial.

-Si se preguntara abiertamente por una independencia de Cataluña ¿usted qué votaría?

-No tiene mucho interés lo que yo fuera a votar en una consulta. No represento a nadie, soy un ciudadano más. Yo no soy una persona de patrias, ni de banderas. No me identifico casi con ninguna. Ahora mismo por no ser muy de patrias tampoco me siento muy identificado con el independentismo. Ni con el unionismo. Pero no por no mojarme, sino por no sentirte partícipe de lo que está pasando. Yo ahora mismo por esa actitud votaría en contra. Pero por ejemplo cuando veo patrias que permiten que haya leyes que impidan socorrer a unas personas que naufragan en una barca porque les multan, no quiero ser de esas patrias. No soy de himnos o de banderas. Soy más radical en otros temas. Me encontrarás más implicado en la defensa de lo público, de una educación pública de calidad, por ejemplo. Le dedicamos demasiado tiempo a cosas que no merecen tanta polémica.

-Pero todo esto ¿no le pasará factura a su tierra?

-No soy experto, pero sí creo que hay que hacer un esfuerzo de comprensión hacia Cataluña. Que no son problemas que van a desaparecer solos. Hay que sentarse a hablar, a negociar. Esto es un sentimiento real, no es un constipado, ni una broma. Es un sentimiento legítimo que aquí pidan la independencia, pero ningunearlo no va a resolver el problema. De verdad, tendrían que poner todos de su parte.

-¿Hemos mejorado en España en estos meses?

-No. Hay declaraciones que venden un falso optimismo por pura táctica de crear una conciencia colectiva de que todo va mejor. Pero sólo te tienes que dar una vuelta por la calle, por el barrio, y no te encuentras esa entrada de dinero que decía Emilio Botín. No digo que sea falso, lo notará la élite; pero no la gente. Si recuperamos un país, pero no los ciudadanos, fíjate qué negocio hacemos. En el programa de esta noche hemos visitado un barrio de Barcelona, Ciudad Meridiana. Hemos ido al colegio público y no hay ni una sola familia que pueda pagar el comedor. Hay barrios que se están organizando para cubrir mínimos, de ayuda puerta a puerta, que los gobernantes los han dejado de la mano de Dios. Por eso les interesa que hablemos de otras cosas, de la independencia y cosas así.

-¿Cómo le ha ido con la fusión con Antena 3?

-La fusión me ha sentado muy bien. Sin problemas. Me he encontrado un equipo directivo que ha dado la cara por mí, por mi equipo. Hacer un programa como este sabes que te va a generar cada año unos cuantos marrones, que produce llamadas de gente enfadada, pero la cadena ha dado la cara.

-En Canal Sur Televisión el presidente de Atresmedia, José Manuel Lara, a raíz de lo generado en las redes sociales por las eléctricas, le piropeaba pero decía que para tener todas las opiniones usted debía contar con más medios. -Y este año hemos reforzado el equipo para poder investigar más. Cuando empecé me dijeron que el buen periodismo necesitaba tiempo más dinero. Y en esta temporada no me puedo quejar. Somos una treintena.

-¿Para lograr la objetividad?

-No creo en la objetividad, creo en la honestidad. Cuando cubres una informar debes intentar plasmar lo que ves, no dejarte influir por tus pensamientos previos y por ahí me muevo.