Torrebruno, el ídolo infantil de los niños españoles que se preparó para ser Papa

Tiempo atrás las vocaciones religiosas eran más frecuentes, al menos en nuestro entorno. Un posible destino para los jóvenes con inquietudes era seguir la vocación de ingresar como sacerdote o como religiosa. Los estudiantes de colegios de órdenes seculares recibían ese mensaje que, tal vez en otro contexto de necesidad económica, era muchísimo más atendido que en estos tiempos.

La llamada de Dios la tuvieron muchos pero pocos cumplieron con ese final. Uno de los casos más llamativos de una profunda vocación por ser sacerdote fue la de uno de los personajes populares más conocidos en la España de los años 60 y 70, el cómico y cantante italiano Walter Rocco Torrebruno, Torrebruno, que fue ídolo infantil con los programas matinales de los sábados desde Hoy también es fiesta en 1971, pasando por La Guagua, El Recreo, 003 y Medio o Sabadabadá. Con la implantación del sistema de la EGB el sábado se convertía en día libre en los colegios en lugar del jueves por la tarde.

Fue casi una década de forma ininterrumpida a esa hora, para disfrute de la llamada Generación EGB con canciones como Tigres y Leones, Yo quiero hace pipí papá, Rocky Carambola, o El coco. Sus primeros éxitos musicales en nuestro país fueron enfocados al público adulto, desde que se hiciera una figura en las salas de fiestas de Francia, Italia y España. Torrebruno fue una estrella del Molino Rojo de París y sus pasos concluyeron en TVE. A mediados de los 80 era el conductor del espacio de las tardes El Kiosco mientras la renovación de los sábados de la mañana llegó del innovador La bola decristal.

Nacido en un pueblo del Adriático italiano, Torino di Sangro, en 1936, los rigores de la Segunda Guerra Mundial afectaron a la infancia Walter Rocco. Aunque la familia disfrutaba de cierto poder adquisitivo con la posguerra todo se vino abajo. El futuro cantante, que apenas despegaba del metro y medio del suelo, antes de llamada religioso recibió la llamada del boxeo y de las liras que podía ganar en los combates. La oposición paterna llevó a Torrebruno a decantarse por ser sacerdote tras una paliza casi mortal en el ring, que conste. "Quería ser Papa", llegó a afirmar en distintas entrevistas el animador de los sábados. Pese a que su envergadura podía tomarse a broma tenía ambición y tenacidad.

Lo demostró con la música y pero antes quería mostrarlo en el seminario. Ya como monaguillo había auxiliado en un millar de misas y, tan formalito, aquel niño italiano recibía la llamada divina.

Una dama adinerada de su pueblo se encargó de la dotación para que se instruyera el seminarista. Torrebruno juró que se veía en el Vaticano. Todo iba a ser cuestión de tiempo.

Pero el tiempo le confirmó más bien al futuro artista que lo suyo iba a ser la música y la seducción. El estudiante se escapó del seminario colgado de unas sábanas junto a dos compañeros, rumbo a la noche y tal vez en busca de una taberna, que les parecía más tentados. La vocación por ser Papa se disolvió. "Vale ser un buen padre que un mal cura", protestó el adolescente Torrebruno, que nunca fue padre, por cierto, que se sepa. Ya adoptaría a varios millones de niños españoles.

La familia de Torrebruno se enfadó le señaló la puerta de la facultad de Derecho pero finalmente el disperso joven acabó trabajando de administrativo en un banco.

¿Y cómo acabó este italiano en los escenarios? Según él en un viaje con los compañeros del banco acabó en un crucero por el Mediterráneo donde le escucharon cantar y lo contrataron en un local de la urbe marroquí de Casablanca. Sí, todo parece peliculero. Pero se lo rifaban en la RAI y de ahí a un país que le gustaba, España. En TVE jaleaba cualquier programa de los años pioneros ("¿voy contigo? no tú no", cantaba). Presentó a los Beatles en La Ventas en el único concierto de los británicos en nuestro país, en junio de 1965. Su humor blanco lo fue llevando de los adultos a los niños y de ahí a su carrerón por aquellos espacios dirigidos a los españolitos de la tele en blanco y negro y los primeros aparatos en color.

A mediados de los 80 aquel niño italiano que iba para Papa perdió su sitio en la tele y las dolencias cardíacas se le agravaron. Pasó casi al olvido aunque todos que le veíamos le recordemos. Le faltó un cacho de suerte en sus últimos años, muy marcado por sus espacios infantiles. Murió en Madrid en 1998. Torrebruno nunca dijo misa pero entonó un puñado de canciones de nuestra memoria.