La tarde que ardió el Auditorio Manuel de Falla y dio una oportunidad a su arquitecto de mejorarlo

VIVIR

Un extrabajador resentido provocó el incendio que dejó el edificio en ruinas

Truman Capote ya 'padeció' los trenes de Granada en 1950: "como si peones ancianos tiraran de la locomotora"

La tarde que ardió el Auditorio Manuel de Falla y dio una oportunidad a su arquitecto de mejorarlo
La tarde que ardió el Auditorio Manuel de Falla y dio una oportunidad a su arquitecto de mejorarlo

El Auditorio Manuel de Falla tuvo a media Granada durante horas observando consternada las llamas que lo lamían sin que pareciera haber remisión. El humo, se escribió en aquella época, se pudo ver hasta hasta altas horas de la madrugada. A las faldas de la Alhambra el edificio considerado como uno de los mejores auditorios de Europa, sufría un incendio que devoró la sala principal y las aledañas dejándolas como si hubiera caído una bomba. Era una tórrida tarde agosto de 1986, especialmente calurosa.

El incendio, se logró saber al poco tiempo, no fue accidental. Lo provocó un antiguo trabajador del Auditorio que poco antes fue despedido y como venganza, se coló en el edificio que conocía perfectamente y roció con gasolina unas camisas a las que luego prendió fuego. El hombre fue detenido al poco tiempo.

Una venganza que costó 500 millones de pesetas

El incidente costó 500 millones de pesetas de entonces, y el colmo de la broma llegó cuando el Ayuntamiento reconoció que no estaba asegurado. Pero, pese al desembolso de dinero público a afrontar, el edificio fue reconstruido en tan solo un año. Lo hizo el mismo arquitecto que lo proyectó y le dio fama en todo el continente, Manuel García de Paredes.

El arquitecto natural de Sevilla tenía un especial cariño por el Auditorio, primero por profesionalidad y, segundo, por vinculación familiar directa. García de Paredes era el marido de Isabel de Falla, sobrina del compositor Manuel de Falla y principal impulsora y presidenta, desde su origen en 1991, de la Fundación Archivo Manuel de Falla en Granada, al lado de la casa donde vivó el compositor Manuel de Falla, de quien era sobrina y ahijada.

Una oportunidad para mejorar el Auditorio

Cuenta como anécdota su hija, Elena García de Paredes y Falla (ahora al frente de la Fundación) que su padre estaba viajando en avión junto a su madre cuando se enteró de qué sucedía en el Auditorio. La lógica diría que el arquitecto debió haber recibido la noticia con desconsuelo, pero el arquitecto tenía una filosofía mucho más constructiva y positiva. "En vez de venirse abajo", dice García de Paredes, pensó, "ahora podré hacer las cosas que en su momento no pudieron hacerse".

El arquitecto, lejos de deprimirse por lo perdido, quiso mejorar su obra en un segundo intento. Lo consiguió y, además, en tiempo récord: en tan solo un año. Relata su hija que esos detalles que en la primera proyección no fue posible realizar eran muy importantes para su padre, una de ellas ciertos cambios en las cabinas de grabación.

"Al menos tenía remedio"

Elena García de Paredes recuerda que ella recibió la noticia estando en Madrid y su primer pensamiento fue hacia el Archivo Manuel de Falla, pensó por un momento que era el legado lo que ardía. "Cuando me enteré de que el incendio no era en el Archivo, respiré. Al menos el Auditorio tenía remedio", comenta.

Sobre la tarde del incendio, Isabel de Falla contaba que desde el Hotel Palace, a unos pocos metros del Auditorio, colaboraron dándole leche a los bomberos que bregaban con el fuego, explica su hija. Al parecer, en la época se pensaba que esto ayudaría con la inhalación de humo.

Desde que se inaugurara el Manuel de Falla en 1978 se acometieron obras de remodelación para paliar su deterioro pero esta nueva empresa tuvo otras dimensiones, se trataba de reconstruir el auditorio y otras partes del edificio que el incendio dejó derruido. Pese al estado de la construcción tras el incendio, en menos de un año Granada volvía a escuchar la música en su centro emblema: fue el mismo concierto en homenaje a Manuel de Falla que se interpretó nueve años antes, en su primera puesta de largo, aunque esta vez el recital fue interpretado por Miguel Ángel Gómez Martínez como director y Maribel Calvín en el piano junto a la Orquesta de Radiotelevisión Española.

stats