¿Quién mandó construir el Castillo de La Calahorra?
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Granada/La provincia granadina sorprende en cada rincón. Entre la vega y la sierra, se funden un sinfín de comarcas que entrañan edificios centenarios, que en ocasiones pasan absolutamente desapercibidos. Una vista aérea de la zona nos ayudaría a esbozar un plano general, en el que abundan las fortificaciones y los recintos palaciegos. Entre ellos, hay un castillo que desborda originalidad por su arquitectura, y genera gran curiosidad entre aquellos que no conocen su historia.
En mitad del Marquesado del Cenete, se alzan cuatro imponentes torres cilíndricas, que delimitan una fortificación robusta con un claro carácter defensivo. El Castillo de La Calahorra domina el territorio y capta la atención de unos visitantes que al observarlo, llegan a creer que se encuentran en épocas pasadas de la historia.
Sus murallas atesoran un gran palacio que, al contrario que la vista exterior, está plagado de detalles ornamentales. Un claustro central con grandes arcos de medio punto conecta el corazón del edificio con las demás estancias. Pero sin duda, el mejor de cuantos tesoros custodia el castillo es la formidable vista panorámica de la comarca, que permite trazar con un simple vistazo un recorrido por gran parte de la provincia.
La descendencia del Cid Campeador
Tal y como afirmaba el profesor León Coloma en su libro El Marqués del Cenete y el castillo palacio de La Calahorra, su construcción nació de la iniciativa de Rodrigo Mendoza. El hijo ilegítimo del reconocido cardenal Mendoza, en su afán por encontrar lazos familiares con la histórica descendencia del Cid, proyectó este gran castillo sobre uno de los cerros más altos de la comarca. Su gran protagonismo en el paisaje sustentaba el poder de la familia Mendoza en gran parte de la geografía granadina.
No obstante, Rodrigo Mendoza tan sólo pasó ocho años de su vida en el Castillo de La Calahorra. Su ubicación estratégica fue decisiva en cuanto a su vinculación con la Rebelión de las Alpujarras o las Guerras de los Moriscos. En la oscuridad de sus sótanos, hay restos de primitivos calabozos que espontáneamente eran utilizados por presos moriscos, en viajes forzosos hasta la capital granadina.
De fortificación defensiva a palacio
El contraste entre la magnificencia exterior y la profusión decorativa del interior genera gran atractivo entre los visitantes, que en ocasiones realizan paradas espontáneas en el trayecto tras ser sorprendidos por la imponente silueta de la fortificación. Los añadidos posteriores a la construcción dejaron patente que, con el paso de los años, el carácter defensivo del castillo fue quedando en un segundo plano.
A día de hoy, el Castillo de La Calahorra es todo un símbolo del Marquesado del Cenete. Tras la subida de las cuestas que conectan el pueblo y la fortificación, las vistas panorámicas desbordan belleza en un entorno natural único. Uno de los tesoros patrimoniales más llamativos de la provincia, que atesora entre sus muros grandes historias del pasado de la provincia granadina.
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