Chumberas en extinción
La catalogación de esta planta como especie invasora imposibilita luchar contra la cochinilla que está diezmando sus poblaciones

Granada/"Todas las chumberas que van desde San Miguel Alto hasta el puente Mariano están así". Matías Jiménez conoce Granada como la palma de su mano. Se crió en el Sacromonte, a la sombra de la Alhambra, barrio cercado por chumberas. Plantas que ahora agonizan en las laderas, fincas particulares o arriates, víctimas de una plaga de cochinilla que, un año más, vive su momento álgido con el calor. Los puntos más afectados son, de nuevo, Costa y Alpujarra, señalan desde la Delegación de Agricultura. Ahora, la Dactylopius opuntiae, nombre científico del insecto, también hace estragos en la capital y se ceba con una planta santo y seña del histórico barrio granadino.
El alcalde de Lanjarón, Eric Escobedo, alza la voz para pedir un acuerdo supramunicipal que permita atajar la plaga. "De nada sirve que aquí tratemos las chumberas si no se hace en municipios cercanos en los que también hay cochinilla. Puedo eliminarla aquí, pero en tres días estaremos en las mismas", explica el regidor. La corporación municipal ha dictado un bando para pedir a los vecinos colaboración. En la medida de lo posible, se les insta a que controlen sus plantas y, si detectan señales de la presencia de la cochinilla, limpien las palas del 'algodón' -señal inequívoca de que está enferma- y, si la chumbera está totalmente infectada, arrancarla y enterrarla. "Desde el Ayuntamiento ofrecemos ayuda para tratar las plantas", señala Escobedo, que incide en lo "costoso" que es el tratamiento en cuanto a personal. Las únicas medidas que se ha demostrado efectivas para mantener a raya la plaga son el agua a presión o limpiar las palas "una a una" con agua y jabón potásico. De esa manera se elimina la ninfa -la cochinilla en estado juvenil- de la planta. Si la chumbera está defenestrada hay que arrancarla y enterrarla, ya que "mientras en las hojas haya humedad, la mosca seguirá viva", indica Escobedo, por lo que dejarla a la intemperie o tirarla a un contenedor puede ayudar, precisamente, a que se propague la enfermedad.
El problema de la cochinilla se ha convertido en un tema espinoso para el Ayuntamiento de Lanjarón. "Las moscas son bastante molestas, y aquí vivimos del turismo", explica el alcalde, que ya ha pedido entrevistarse para abordar el problema tanto con la Diputación provincial como con el delegado en Granada de Agricultura, Manuel García Cerezo. Éste explica que la Junta "ha asesorado" tanto a ayuntamientos como particulares que han pedido ayuda para evitar la muerte de las plantas. Poco más se puede hacer. El motivo es la catalogación de la chumbera (Opuntia ficus) como especie exótica. La planta llegó procedente de América hace cuatro siglos. Dada la facilidad para enraizar y los múltiples usos que tiene, su proliferación fue amplísima, y no sólo en la provincia de Granada. Aquí se cultivó de forma industrial dada la infinidad de usos que tiene la planta. Por un lado, las palas servían para la cría otro insecto, la conocida y cotizada como cochinilla del carmín (Dactylopius coccus), empleada para extraer, precisamente, tinte. Éste se usa tanto como colorante alimentario como para uso textil o cosmético. Además, la planta en sí se empleó para vallar terrenos, cercar ganado, por el sabor de su fruto y como forraje para animales. Todo por un coste ínfimo ya que para cultivar esta planta únicamente es necesario echar una pala al suelo y esperar a que eche raíces. Además, es ya parte de algunas de las estampas más conocidas -y reconocibles- de la provincia. Sin embargo, nada de esto es argumento para que desde la Administración se aborde la plaga que diezma las poblaciones de chumberas. "Es una especie exótica, que figura como tal en el Catálogo español de especies exóticas invasoras, por lo que las Administraciones no podemos tomar ninguna medida para su protección o fomento", indica García Cerezo.
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