Columpios a precio reducido
Corpus 2024
La feria de Granada reduce el precio de las atracciones a 2,5 y 4 euros por el Día del Niño
Los columpios de agua son el refugio de los granadinos en la jornada del martes marcada por el calor
La feria sabe a Granada

Lo que parece un idílico paseo a través de un río amazónico pronto empieza a complicarse. A medida que la barca avanza, los rápidos comienzan a sucederse y a crear inestabilidad. El ventilador que se ubica en la parte trasera puede imitar una barcaza en cualquier cuenca de agua importante del planeta, pero en esta ocasión se trata de un viaje en el columpio La selva encantada, de la Feria de Granada, aprovechando la jornada de reducción de precios por Día del Niño.
Ayer todas las atracciones colgaban sus letreros con 2,5 y 4 euros como tarifa general en los diferentes columpios del recinto ferial. La jornada invitaba a niños y a no tan niños, entre los que quien firma estas líneas se incluye, a disfrutar de la adrenalina de la maquinaria moderna en sus diferentes modalidades. Y, como no es lo mismo contarlo que vivirlo, arranco la crónica desde una de las atracciones de la feria donde se puede evitar el calor, o al menos así se deja ver desde fuera.
El agua que recorre los raíles amarillos y verdes de la selva parece el oasis perfecto al que escapar en la calurosa tarde que roza una jornada veraniega, por lo que pagar 4 euros para acceder a este columpio es la opción más sensata. Los chorros propulsados cruzan el andén sin mojarlo, pero delante de cada vagón, una señal que revela “pulsa el botón para mojarte”. Sin pensarlo lo pulso, esperando recibir una ráfaga de agua mágica de cualquier parte. En lugar de ello, lo que encuentro es un choque de realidad, porque el vagón gira y asoma una cuesta de unos 20 metros de altura por la cual el vagón sube lentamente ayudado por un motor y el el río desaparece. Al principio todo son risas, pero una vez llegas arriba y tienes una visión periférica de la feria la única pregunta que te haces es: “¿Ahora cómo bajamos?”.
No hubo que esperar mucho para conocer la respuesta. Apenas alcanzas la cima, la atracción empieza a avanzar haciendo eses y hace que cuestiones si su nombre hacía referencia a la selva o a la serpiente. En algunos giros parecía que el vagón se precipitaba al vacío, y en otros, que el pasajero era el que iba a salir volando, pero con las manos siempre arriba, aunque sea para aparentar. Tras bajadas que precedían a medias subidas y giros cerrados en forma de donut, el columpio vuelve al curso del río. A lo lejos, un arco que da entrada a un túnel rebosa agua a borbotones hacia abajo. “Por fin agua en cantidad”, pensaba inocente al tiempo que pulsaba el botón del vagón, pero a la hora de cruzarlo, el agua cesó y no quedó otra que recurrir a la vieja usanza. En la oscuridad de la cueva, no quedó otra que buscar el agua del cauce y salpicar. Con gotas por toda la ropa y el pelo mojado, la selva había llegado a su fin y el tour por los columpios había comenzado.
El Recinto Ferial de Granada tiene su epicentro en las escaleras que dividen los columpios de las casetas. Ayer, la gran mayoría de granadinos rejuvenecieron al bajar los escalones en busca de los precios populares que ofrecía el martes. Tras llegar al albero y abandonar el último escalón, con tan solo mirar a la izquierda ya podías comprobar las colas de las atracciones infantiles. La mini noria, los mini coches locos, o la mini rana. Para ellos todo es en miniatura, menos la diversión. Este fue el tour que siguió Pablo, de 5 años, a quien según sus padres aún le quedaba por montarse en los caballitos y en los ponys, aunque ahora han cambiado a los animales por estructuras de metal con su forma.
Antes de adentrarte de lleno en la zona de diversión, la tómbola te observa, y Álex Calatayud sabe cómo llamarte para que vayas a probar suerte. Eso sí, estos puestos no tienen rebaja, ya que como comenta un feriante en las escopetillas “los peluches no nos los rebajan”. El premio más grande en la tómbola son las motos de gasolina, que a Álex le “cuesta 300 euros”, pero todas tienen regalo. Desde dos euros puedes participar, todas tienen regalo. Álex Castillo, quien gastó 10, acaba de ganar un premio estrella y le dieron un abanico de posibilidades de premios de los cuales escogió una batería de cocina.
Sin embargo, el rey de los puestos es Miguel Caro. Se daba la vuelta después de tirar los dardos con una serpiente verde de peluche en su cuello, un Pokémon, también de peluche, una pistola de bolas, una lámpara de lava y una cámara. Todo ello, “por solo cuatro euros cada uno”. Su truco es “no pensárselo” y tal fue su fama que en alguno de los puestos “no me han dejado participar porque me han visto con muchos premios”.
Avanzando por el pasillo central y girando a la derecha, encontramos algunos columpios para los más valientes. El llamado Flip Fly consta de una estructura recta y tan solo tiene espacio en uno de sus extremos para los pasajeros, alrededor de cuatro vagones. Gira sobre su eje central y también en la parte de los vagones. Cuando te detienes frente a ellos, compruebas cómo los más atrevidos lo pasan mal cada vez que los vagones pasan cerca de la calle. Los gritos de miedo invitan a pensarlo mejor. Al dar media vuelta, la rana salta al ritmo del ‘speaker’: “Este es el meneito del calentamiento, que os voy a dejar el culito como un pimiento”. Él es el showman y el principal motivo de porqué a los granadinos le gusta tanto. Algunos gritan con las manos en el aire, otros sonríen y los demás simplemente se resignan en silencio agarrados a las medidas de seguridad. “Cinco, cuatro, tres, dos…” grita a través del micrófono, para desatar las voces tras llegar a cero.
En la esquina izquierda, la noria es la anciana de la feria. Sabia, gira a ritmo pausado para mostrar las mejores vistas del ferial y dar la entrada a las atracciones de “mayores”. Las que realmente te hacen cuestionar si merece la pena subir. Crazy Blues es un desafío a la gravedad y a la integridad física. El columpio gira en círculo, y a la vez gira los vagones situando a los pasajeros perpendiculares al suelo en dos momentos del trayecto y casi rectos en otros dos. Todo esto en un diámetro de apenas 20 metros y dando vueltas a una velocidad de vértigo. Gigant Max, con permiso de las voladoras, es uno de los columpios más altos de la feria. La mecánica es similar al Flip Fly mencionado un párrafo anterior, pero este consiste en giros laterales y vagones en ambos extremos, los cuales no paran de girar por su propio peso y sobre los mismos. Dos atracciones que marean tan solo con mirarlas, pero que acumulan una cola de espera de más de tres turnos cada una, retando a los más valientes.
Los granadinos disfrutaron de una jornada de lo más entretenida y aprovecharon al máximo en este Día del Niño. Promociones como estas son las que necesita la ciudadanía para exprimir al máximo su experiencia, sin que sufra tanto su cartera, y completar un día en familia como el de ayer, donde los columpios a 2,5 y a 4 euros rebosaban, sobre todo, experiencias en compañía.
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