Este es el bar más antiguo de Granada: desde 1902 entre vinos y naipes
Las leyendas populares dicen que "sota" era una contraseña para poder entrar a las timbas que se celebraban en su interior
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Casi 120 años de historia donde el vino jugaba a las cartas entre tertulias, encuentros de paisanos o viajeros que paraban en una 'casa' de lo más típicamente granadina para el repostaje de gargantas y estómagos. De camino a la Alhambra para muchos visitantes que recortan por el centro de Granada, y en pleno corazón del Realejo, en la plaza que lleva su mismo nombre, y lindando con un enclave icónico como es la plaza Fortuny reside desde 1905 el bar Casa el Sota, regentado desde hace décadas por la misma familia: los Ocaña.
"Mantenedor de tradiciones", Don José Ocaña Carmona
Desde 1991 se exhibe una placa en su fachada que reza en clave de agradecimiento a Don José Ocaña Carmona, 'el Sota', uno de sus dueños, que "nació, vivió, trabajó y murió" en ese mismo lugar. La placa, firmada por la Asociación de Vecinos del Realejo- San Matías, reconoce su labor en el barrio y la ciudad por su ser "mantenedor de tradiciones, transmisor de su Realejo" y figura preponderante en la misma asociación vecinal así como en cofradías y en el propio equipo de fútbol de la ciudad.
Sus homólogos andaluces
Es el bar más antiguo de Granada actualmente abierto y compite en añada con sus homólogos andaluces como La Manchega de Jaén (1886); la Taberna Sociedad Plateros (1872) de Córdoba; en Sevilla, El Rinconcillo (1670); de Huelva, la Casa Miguel (1868); en Cádiz, el Ventorrillo El Chato (1780); La Antigua Casa de Guardia (1840) de Málaga y de Almería, el bar Casa Puga.
De timbas y encuentros
El Sota, según cuentan, lleva ese nombre (y logotipo en su cartel principal) de una sota de la baraja española a consecuencia de que era famoso por albergar partidas de cartas. También dicen las leyendas populares que "sota" era una contraseña para poder entrar a las timbas que se celebraban en su interior.
En cualquier caso, el mismo local bajo el mismo nombre lleva quitando la sed y el hambre a granadinos y visitantes casi 120 años y su filosofía no ha cambiado, aunque a su carta de tapas, raciones y bocadillos típicos se suman desde hace años la opción de tomar churros como desayuno.
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