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Las barretas, un dulce con sabor a Corpus

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Un dulce típico de la ciudad que funde el azúcar y las almendras en una equilibrada composición, que es capaz de cautivar a los menos golosos

Limón, coco, fresa o naranja son algunas de las que más llaman la atención de los pequeños

Tradicional venta de barretas en el Recinto Ferial del Corpus Christi 2024 / Alejandro Bonilla
Alejandro Bonilla

31 de mayo 2024 - 08:41

Granada/Los sabores crean recuerdos y vínculos que entroncan con las tradiciones y festividades más cimentadas en la provincia. Los piononos, los roscos fritos, las torrijas o las tortas de la Virgen son algunos de los dulces que entrañan más tradición, llegando incluso a ser un elemento fundamental para el desarrollo de determinadas celebraciones. La presencia de estos dulces, normalmente a rebosar de azúcar, renueva el valor de las tradiciones cada año, haciendo que el legado se conserve de generación en generación.

La celebración del Corpus Christi es la festividad más cimentada de la ciudad. Desde que fuera implantada en 1501 por la reina Isabel la Católica, Granada ha festejado con gran entusiasmo sus fiestas mayores. La tradición ha ido evolucionando a lo largo de los años, haciendo que algunas de las costumbres más fundamentales pasen a ser menos relevantes, o en el peor de los casos a desaparecer. Pudiera parecer que Granada no tuviera un dulce clásico de sus fiestas mayores pero, ¿esto es así?. Basta con preguntar a los granadinos más veteranos para darse cuenta de que el legado gastronómico del Corpus Christi rebosa originalidad y talento.

La respuesta a la pregunta es clara y concisa, y no genera dudas de ningún tipo: las barretas. Un dulce típico de la ciudad, que funde el azúcar y las almendras en una equilibrada composición, que es capaz de cautivar a los menos golosos. A pesar de su venta globalizada con el paso de los años, su origen radica en la festividad del Corpus Christi granadino, y especialmente en la primitiva feria del Paseo del Salón y el Violón.

Una estrategia publicitaria de primer nivel

Todo aquel que conoce el mercado sabe que la importancia de una venta radica en dos factores fundamentales: el producto y el emplazamiento. La barreta era el producto estrella, pero la localización de venta jugaba también un valor fundamental. Los cacharritos atraían a cientos de pequeños que, con gran entusiasmo, intentan convencer a sus padres para que les compren un pase más a la atracción más arriesgada de los míticos cacharritos. Poco ha cambiado esta situación, que desde la primitiva feria granadina hasta el actual Recinto Ferial del Almanjáyar siguen convocando a grandes masas de pequeños en busca de diversión.

La intensa adrenalina generada en los populares cacharritos deja a los más pequeños, y en ocasiones a algunos mayores, exhaustos. En medio de un cansancio abrumador, se alzan en la distancia puestos de dulces, al más puro estilo americano. Potentes lámparas iluminan un infinito surtido de dulces, que parece no tener fin. Es imposible no caer en la tentación, y pudiera parecer que su ubicación no es fruto de la casualidad.

Allí, en mitad del puesto, entre las más dulces golosinas y los más sabrosos regalices se presentan las barretas. En un primer momento de un color ocre, pero a día de hoy encontramos tantas barretas como deseemos. Limón, coco, fresa o naranja son algunas de las que más llaman la atención de los pequeños. Los abuelos y abuelas son más tradicionales, y suelen preferir aquellas que forman parte de sus recuerdos, renovados cada año en la popular “calle del infierno”.

El paladar de los granadinos también busca algo dulce en las calles del centro histórico, que recorren algunos puestos de chuches móviles durante estos días. Era común leer las populares carocas de la plaza Bib-Rambla o ver los clásicos teatros de marionetas con una barreta entre las manos. Es más, las barretas eran uno de los principales atractivos de los visitantes de la provincia que se acercaban esos días a Granada, llegando incluso a hacer colas para poder hacerse con la barreta más dulce de la ciudad.

Las barretas de los hogares granadinos

Sin embargo, no hace falta esperar a esta festividad para deleitarse con el sabor inconfundible de las barretas. Basta sólo con conocer bien los ingredientes, y animarse a preparar unos dulces singulares en cualquier época del año, que sorprenderán a cualquier invitado.

Los ingredientes necesarios son: 1kg de azúcar, 1 cucharada de limón, 1 cucharada de agua y 300 gramos de almendras peladas.

Tal y como manda la tradición, las barretas se elaboran en un popular perol de cobre al más puro estilo granadino. No obstante, en el caso de que el veterano cocinero no disponga de un perol, cualquier recipiente de estas características le podrá ser útil. Se funden a fuego lento el azúcar, el agua y el limón. En el momento en el que el azúcar esté caramelizado, se le añaden las almendras peladas. Para enfriarlo, se extiende sobre una superficie plana dejando 1cm de grosor, y teniendo la precaución de dividirlo en trozos antes de que se solidifique.

El resultado será un homenaje inmejorable a los granadinos y su historia, y una original forma de sorprender a aquellos que no conocen esta tradición, que hunde sus raíces en una de las festividades más granadinas.

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