En busca de una ciudad verde en Granada
Un labor invisible y necesaria
La asociación Árboles Contra el Cambio Climático realiza una importante repoblación vegetal en la provincia para llamar la atención sobre el cuidado del medio ambiente
Granada/"Una sociedad crece cuando sus ancianos plantan árboles a cuya sombra saben que jamás se sentarán". Este es el proverbio griego que demuestra el compromiso y la conciencia medioambiental de la asociación Árboles Contra el Cambio Climático de Granada. Enfocada en la reforestación y regeneración paisajística, sus miembros y voluntarios repueblan y cuidan, de forma anónima y silenciosa y casi sin ayuda de las instituciones, las zonas verdes de una ciudad que es la tercera más contaminada de España y que tiene un enorme déficit de árboles. Cuidan de todo lo necesario para tener un aire más limpio y reducir las asfixiantes temperaturas.
La presidenta de la asociación, Lola Ortega, puso en marcha el proyecto en diciembre de 2018, impactada por la falta de árboles en la sierra de Granada y por el incendio que afectó al paraje de la Alhambra, debajo del cementerio, en 2017. Ya jubilada y veterinaria de profesión, pero con estudios en biología y botánica, habla de ACCC como una cuestión "muy personal, de compromiso" con la ciudad donde ha decidido vivir, con la que realizar una acción directa ante una situación que le parecía "muy urgente" y que apenas recibe atención por parte de los gestores públicos.
Las primeras siembras y plantaciones se llevaron a cabo a mediados de enero de 2019, con árboles y arbustos exclusivamente autóctonos, especies propias del bosque mediterráneo como la encina, la coscoja, el lentisco, el romero o el madroño. Y es que las plantas, explica Ortega, deben adaptarse a la temperatura de su zona y los arbustos y matorrales ayudan a la supervivencia de unos árboles que son especialmente resistentes a los fuegos. Desde entonces, la actividad de ACCC no ha dejado de aumentar. A día de hoy, la organización actúa principalmente en tres zonas de Granada capital y sus alrededores: el Parque Periurbano, San Miguel Alto y Pinos Genil.
Una iniciativa llevada a los institutos
En este "camino escogido para ayudar y hacer un bien a la comunidad", también colabora con grupos escolares, fomentando así el respeto por el medio ambiente y concienciando a los más pequeños. Es el caso del instituto Hermenegildo Lanz y el colegio Gómez Moreno, cuyos alumnos, bajo la gestión e iniciativa del profesor Eduardo Cabello, participaron en una jornada de siembra de bellotas y plantación de árboles y arbustos en San Miguel Alto. Unos cien jóvenes asistieron a la charla de Lola Ortega, quien les enseñó todo lo necesario en lo referente a la repoblación.
Por su parte, en el Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife ya han realizado varias plantaciones y los esfuerzos se centran ahora en el riego y mantenimiento de una zona que ha sido especialmente azotada por los incendios. Otro punto de actividad para la asociación es Pinos Genil, un pequeño municipio del Cinturón. Al igual que en San Miguel Alto, la labor es doble, puesto que la repoblación se lleva a cabo junto a un grupo de escolares que previamente había germinado las bellotas en un vivero. Gracias a ellos y a la colaboración del alcalde del municipio, que les ha cedido un pequeño terreno y el agua necesaria para facilitar su labor, las laderas de Pinos Genil lucirán el color verde dentro de unos años.
El foco de este grupo está ahora puesto en las zonas verdes que nacen en la Dehesa del Generalife y llegan hasta Pinos Genil pasando por la Lancha de Cenes. "Todos esos montes están desprovistos de vegetación, son auténticas esparteras", explica Ortega. Dentro de la ciudad, siguen centrados en San Miguel Alto, el Parque Periurbano y una zona que rodea la Alhambra, que es ahora mismo "un secarral" y donde quieren sembrar encinas y gayombas. Asimismo, en 2021 pretenden extender la repoblación a zonas de la Costa como Salobreña, que ha sufrido incendios recientemente.
Son 80 las personas que colaboran en el proyecto, aunque Ortega "echa en falta a los jóvenes". La mayoría son adultos -profesores de universidad, ingenieros agrónomos y forestales, profesionales de otras índoles y algunos jubilados- y se van turnando: "A sembrar suelen ir 20 o 25 personas y a regar unas 5 o 6". Son quienes mantienen en pie a la organización, la cual tiene una cuenta abierta en la plataforma Teaming, donde la gente puede donar dinero. En agosto, 55 personas han aportado y crecen cada mes. Lola señala, sin embargo, que durante el primer año todo el dinero lo puso de su bolsillo. "Si nadie se mueve, alguien tiene que hacerlo", explica. Y es que los gastos del sistema de riego, el desbroce o el traslado de las cubas se llevan "casi todo el dinero".
"Parte de nuestro trabajo lo tendrían que hacer las administraciones"
Regar y cuidar las plantas es un trabajo imprescindible, completamente manual, laborioso y de gran esfuerzo físico. Y ACCC se compromete a hacerlo durante los dos primeros años, ya que "la evidencia científica nos dice que los dos primeros veranos son clave para que las plantas sobrevivan". Sin embargo, Ortega explica que su asociación necesita medio físicos y económicos y gente que les ayude. "Mucho de nuestro trabajo lo tendrían que hacer las administraciones", critica.
Precisamente la falta de colaboración de las autoridades locales y autonómicas es el principal problema que señala Ortega. La aportación del Ayuntamiento ha sido "nula", pese a que la asociación ha solicitado su ayuda en "varias" ocasiones. "Ni la anterior corporación ni esta han hecho caso. Es una pena porque ya hay muchos árboles sembrados por niños, jóvenes y adultos granadinos pero el Ayuntamiento no nos hace ningún caso. Nadie quiere arrimar el hombro para ayudar en su mantenimiento. Somos una asociación pequeña y no tenemos medios físicos ni económicos", indica.
Por otro lado, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta les dio permisos para sembrar y regar el primer año, junto a la cesión de escardillos para limpiar la tierra. Sin embargo, este año esos permisos han sido denegados y, además, les han obligado a retirar las cubas que tenían instaladas mediante una resolución ante la que Ortega ha apelado y espera respuesta. Solo les dejan regar una vez en verano y es "totalmente insuficiente". El Patronato de la Alhambra, propietario de los terrenos del Parque Periurbano, les ayudó a colocar el sistema de riego aunque este verano no suministrará el agua, por lo que la asociación ha tenido que comprarla con sus recursos. "Hacer algo tan simple como plantar árboles y regarlos es una tarea que parece imposible. Solamente te ponen problemas", critica Ortega.
Granada, la tercera ciudad más contaminada de España
A pesar de los "brotes verdes" fruto de la labor silenciosa de ACCC, Granada sigue siendo la tercera ciudad más contaminada de España. Según explica Ortega, necesita "muchísimos más árboles" para frenar la polución y conseguir un aire más limpio, pero la concienciación respecto a la naturaleza y el cuidado de los espacios verdes es "muy escasa en la población y sobre todo en las autoridades, arquitectos y urbanistas".
Esta carencia de árboles contribuye además a un fenómeno llamado "isla de calor", que se produce cuando una ciudad carece de árboles y láminas de agua y todo lo que tiene es el asfalto de las calles, el hormigón de las casas y el calor de los coches. Así, el calor se acumula en la ciudad y la temperatura puede subir hasta 5 o 6 grados. Sin embargo, en zonas con parques y agua, el termómetro baja, por lo que "es fundamental poner árboles para que la temperatura de la ciudad descienda. Las administraciones deberían estar poniéndolos como locos".
La creación del "anillo verde"
Imitar a ciudades como Vitoria y restaurar bosques y paisajes en el marco de la creación de un "anillo verde" es algo que está más cerca gracias a la acción casi invisible pero indispensable de asociaciones como Árboles Contra el Cambio Climático de Granada quienes piden, casi a gritos, la ayuda y compromiso de las autoridades en su tarea de reforestación y cuidado medioambiental de la ciudad.
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