La Tarasca toma las calles de Granada en la multitudinaria Pública de Fiestas

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El popular desfile cautivó a granadinos y visitantes que aguardaban el discurrir del cortejo

La Tarasca lució un original vestido de inspiración flamenca, diseñado por la granadina Arantxa Orantes

La Tarasca discurriendo por la calle Cárcel Baja, en la Pública de Fiestas 2024 / José Velasco / Photographerssports
Alejandro Bonilla

30 de mayo 2024 - 00:42

Granada/La Plaza del Carmen acogió desde primera hora de la mañana a los granadinos más curiosos que, con gran impaciencia, se acercaban a desvelar el secreto mejor guardado de cada año. El popular maniquí, que captó la atención de todos los visitantes y granadinos, lucía un vestido de inspiración flamenca diseñado por Arantxa Orantes.

Algunos colegios organizaron espontáneas excursiones a lo largo de toda la mañana, mostrando a los escolares una de las tradiciones más castizas de la ciudad. Los jóvenes, y en especial los más pequeños de la familia, disfrutaron con el desfile que fusiona un sinfín de simbologías. Historia, moda, religión y tradición se funden en un ambiente festivo cada año, trasladando a las calles de Granada una Pública de Fiestas que proclama la llegada de la Semana Mayor de Granada.

Los gigantes se alzaron al cielo, anunciando el comienzo del desfile. Representando a los Reyes Católicos, Boabdil y Morayma, recorrieron las calles del centro de la ciudad sorprendiendo a los granadinos más pequeños que miraban hacia el firmamento buscando sus rostros. Las altas temperaturas protagonizaron toda la mañana del clásico Miércoles de Tarasca, obligando a los gigantes a desplazarse hacia uno de los laterales de la Gran Vía de Colón, buscando la sombra de los originales árboles Gingko Biloba.

El acelerado ritmo del desfile no frenó el ímpetu de los cabezudos que, en un alarde de “malafollá granaína”, golpeaban a todo aquel que se anteponía en su camino, y a los que no también. Las clásicas vejigas se sustituyeron por globos de plástico que, a pesar de parecer inofensivos, pueden llegar a sorprender al público, dependiendo de las ganas que tengan los cariñosos cabezudos de golpearnos. Chorrojumo, Don Quijote de la Mancha, el Andarín de Colomera, el Niño Gabia o la Gitana son algunos de los más reconocibles, y de los que más fama tienen por sus clásicos “vejigazos”.

Los pequeños más valientes se situaban en las primeras filas, para batirse en un duelo contra los cabezudos. Otros preferían esconderse entre la multitud, pero los cabezudos sorprendieron a todo aquel que apartara la mirada del desfile. Un par de segundos era suficiente. Pero sin duda, los verdaderos valientes fueron aquellos granadinos que se apostaron en las calles a pleno sol y que, enfrentándose a las altas temperaturas, proclamaron su amor por una de las señas de identidad más destacadas de la ciudad. Algunos negocios locales y el propio Ayuntamiento repartían entre en público abanicos, que hacían más tolerable la espera del cortejo.

“Clavelitos”, la espontánea serenata que recibió La Tarasca

La interpretación de la canción popular “Granada” del maestro D. Agustín Lara a las doce del mediodía fue el pistoletazo de salida para el desfile, que partió desde el Ayuntamiento. La Corporación Municipal encabezada por Dª. Marifrán Carazo Villalonga, alcaldesa de Granada, presidió a las puertas del Consistorio la salida de todos los grupos de animación infantil.

Un total de tres charangas conformaron el desfile, generando una atracción total a los granadinos que al son de aplausos y bailes cantaban algunas de las canciones más populares de los últimos años. La viral canción “Pedro” de Rafaella Carrá en la Gran Vía de Colón, “La Saeta” frente a la Catedral, “Quédate” en la calle Capuchinas o “Levantando las manos” en la calle Mesones fueron algunas de las interpretaciones predilectas del público que acompañaba el discurrir de La Tarasca por las calles del casco histórico.

Sin duda, uno de los momentos que pasarán a la historia de las tradiciones de la ciudad fue la espontánea serenata que entonó la charanga “Llena que nos vamos” a La Tarasca. “¡Clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón!” cantaba el grupo musical de rodillas frente al maniquí, que se mecía al escuchar los populares versos. Un homenaje al que se unieron todos los granadinos y granadinas allí presentes, que al igual que una tuna universitaria, declaraban su amor a uno de los desfiles más emblemáticos de Andalucía.

Una apuesta granadina, realizada por granadinas

Dª. Marifrán Carazo, alcaldesa de Granada, exponía su orgullo a los medios de comunicación. En el acto de entrega de las placas conmemorativas al equipo encargado de la preparación de La Tarasca ha agradecido personalmente su labor. “Demuestran que las nuevas generaciones defienden y trabajan por preservar y mantener el arraigo de una figura tan querida en nuestra ciudad como es la Tarasca y su desfile en la Pública”.

Un equipo formado al 100% por mujeres granadinas, que ha presentado en este tradicional Miércoles de Tarasca uno de los looks más innovadores de los últimos años. La diseñadora granadina Arantxa Orantes ha sido la encargada de vestir este año a la Tarasca, presentando un modelo original para la ocasión. Tal y como señalaba la diseñadora granadina, ha incorporado en el cuerpo un top con mangas abullonadas, en alusión a los jirones, formadas por capas con muchos metros de tul rosa y rojo, y una falda con corte de capa completa en tafetán blanco con lunares bordados en negro, sobre la que asoma un tul rojo.

En alusión a la Festividad del Corpus Christi, ha añadido botones dorados con forma de granadas. Como elemento innovador, y cercano a la moda actual, ha optado la diseñadora por dejar la espalda casi al descubierto mediante el uso de transparencias. La peluquería corrió a cargo de María Rosales, destacando por el uso de unas innovadoras trenzas que el maniquí ha lucido en pocas ocasiones a lo largo de la historia reciente de la ciudad. Los complementos fueron de Art By Noelia y el maquillaje de Marta Cano. La alcaldesa reflexionó también sobre el papel de las diseñadoras granadinas a nivel nacional, y el gran valor de cada uno de sus diseños.

Un desfile desde la distancia

Teniendo presentes a todos los granadinos que no pudieron acudir presencialmente a la Pública de Fiestas, un gran número de medios a nivel local, autonómico y nacional se hicieron eco de la celebración del desfile. Al paso de La Tarasca, el público tomaba fotografías y vídeos que compartían con familiares y amigos. Incluso algunos optaron por hacer videollamadas, para acercar el cortejo en directo a aquellos que no habían podido asistir.

El debate, al igual que cada año, se trasladaba a las redes sociales. Encontramos tantas opiniones como a personas preguntemos sobre el diseño, pero justamente esa es parte de la magia de esta tradición. La unión entre granadinos de diferentes edades se plasma cada Miércoles de Tarasca en las calles de Granada cuando, al paso del desfile, se debate entre risas sobre el vestido del tradicional maniquí.

El centro de la ciudad, abarrotado de personas, ofreció infinidad de propuestas a los granadinos. Música en vivo, conciertos, teatros de marionetas, animación infantil o talleres son tan sólo algunas de las actividades incluidas en la programación oficial. También fueron protagonistas las tradicionales carocas de la Plaza Bib-Rambla que mediante quintillas, exponen la actualidad más destacada de la ciudad.

La singularidad de esta festividad le confiere un carácter original y único, que la distingue de otras Tarascas que procesionan por diferentes ciudades del país. El paso del mito de Santa Marta a la celebración de una auténtica fiesta pagana en torno a la Pública de Fiestas ha sido fruto de una larga evolución de la Semana Mayor de Granada, que tuvo su origen en los albores del siglo XIII. El novedoso vestido de La Tarasca capta la atención de todos año tras año, creando espontáneos expertos en moda entre los asistentes al evento.

Por eso, un Miércoles de Tarasca más, los granadinos se congregaron en el centro de la ciudad para renovar una de las costumbres más castizas de las Fiestas del Corpus Christi. El gran arraigo de esta costumbre la mantiene viva año tras año, logrando batir récords en cuanto a participación de los granadinos y repercusión a nivel social.

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