El hospital abandonado de Granada pionero en el famoso 'turismo oscuro'

Los amantes de lo paranormal y el misterio han acudido a este recinto desde hace décadas, donde, supuestamente, se han podido grabar psicofonías y observar 'figuras'

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Imagen del Sanatorio hace 100 años, cuando se encontraba en funcionamiento.
Imagen del Sanatorio hace 100 años, cuando se encontraba en funcionamiento. / G. H.

GRANADA/Chernóbil, Auschwitz, las catacumbas de París o el Castillo de Leap, en Irlanda, donde fueron descubiertos multitud de cadáveres en una de sus mazmorras así como instrumentos de empalamiento. Todos ellos comparten una marca, la de la muerte, la tragedia y la historia. También tienen en común algo mucho más prosaico y de nuevo cuño: el turismo oscuro o 'dark tourism'. Un fenómeno novedoso que mueve masas por todo el mundo en el que los destinos elegidos por los turistas son siempre lugares tatuados por la desgracia y el dolor, como los citados al comienzo.

Lo que no es nuevo es la motivación original que lo ha creado: el gusto del ser humano por saciar la curiosidad y el morbo. Sentimientos primitivos que ahora, con la globalización y la mercantilización, hacen que muchos diseñen su viaje o visita en función de los lugares 'oscuros' a conocer. Es el caso de un lugar ubicado en Granada que lleva siendo tema de conversación y lugar de visita obligada para aficionados del esoterismo y las ciencias paranormales desde hace décadas. Mucho tiempo antes de que se le pusiera nombre al 'turismo oscuro'.

"No entres dentro" y una figura negra en los pasillos

Entre las paredes de un conocido hospital de tuberculosos con más 100 años de historia, lo más creyentes en fenómenos paranormales, aseguran que se suceden apariciones de seres o presencias que no son de este plano. Frases que hielan el pulso a quien las escucha como "vete", "no entres dentro" o "no me molestes" aparecen en muchas de las psicofonías que se han grabado en los pasillos y salas del hospital de tuberculosos de Berta Wilhelmi, en la Alfaguara. Una filántropa de origen alemán que jamás hubiera imaginado que su obra realizada para sanar cuerpos, acabar siendo la protagonista de la Granada más oscura y terrorífica.

El hospital, ahora, en ruinas.
El hospital, ahora, en ruinas.

No solo las psicofonías le han inyectado realidad a los relatos, también corre por Granada y entre los profesionales de la materia la historia de un cura que se aparece como una figura negra por las dependencias, de esta presencia, se asegura, existe un testimonio sonoro en el que el alma o espíritu del hombre dice "tranquilo, que sí va a salir" grabado en el momento en el que los investigadores veían el riesgo de quedarse sin baterías en sus aparatos de grabación.

Una 'Meca' del misterio muy visitada

Entre los granadinos amantes del misterio y de los fenómenos sin explicación, este lugar es una Meca de lo insólito, visitado por muchos cada fin de semana siguiendo una bonita ruta por la Alfaguara. Pero también ha sido diana de algunos programas de televisión y de no pocos profesionales dedicados a desentrañar los misterios de lo oscuro. Esta leyenda se exacerbó aún más cuando el famosísimo programa sobre lo paranormal, Cuarto Milenio, trató la historia del hospital de Berta, sus historias de apariciones, psicofonías y sucesos sin explicación.

Enfermedad, muerte y sitio de guerra

La mayoría de lugares 'encantados' tienen una estrecha relación con sucesos relacionados con el sufrimiento, la muerte, la enfermedad o la guerra. Pues bien, este lugar ha sido testigo de todo ello desde sus orígenes y a lo largo de su historia.

Hace 101 años, en 1923, la acaudalada empresaria, educadora, filántropa y feminista española de origen alemán y de adopción granadina Berta Wilhelmi decide construir un hospital para tuberculosos en la Sierra de la Alfaguara, a casi 1.500 metros de altitud. Gastó todos sus ahorros en esta causa. Normalmente estos centros se ubicaban lejos de los núcleos de población por los riesgos de infección y, si era posible, en las montañas por el aire fresco y limpio que se respiraba.

La mujer, procedente de una familia con muchos posibles, decidió dedicar este centro a los enfermos de tuberculosis dado que su hermano falleció por esta enfermedad respiratoria. Ella misma gestionó el sanatorio hasta su muerte, en 1934 y, el centro no duraría mucho más tiempo siendo hospital. ¿La razón? La Guerra Civil, que convirtió las instalaciones en Puesto Mayor de la Zona, al estar muy próximo a uno de los frentes. El último año de la guerra, 1939, el edificio llegó a ser 'hogar' de más de 60 militares.

Durante el periodo de posguerra fue abandonado y se mantiene en ese estado hasta el día de hoy, un lugar desolado que contiene cientos de historias y que, dicen las leyendas, está custodiado por la excepcional mujer que lo creó. Sin duda, el relato de vida Wilhelmi, es el más interesante de todos ellos.

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