La magia de taberna Casa Enrique: Un 'Solete con Solera' imprescindible en Granada
La taberna granadina con más de 120 años de historia ha sido reconocida por la Guía Repsol
Estas son las tabernas de Granada ganadoras de 'Soletes con Solera' de la Guía Repsol
Entrar en Casa Enrique es como pasar a casa de un familiar que te echaba de menos. Los camareros, las botellas de vino y hasta las patas de jamón y el embutido colgados reciben a sus clientes con el candor de los seres queridos. Esta sensación incluye tanto a los que cruzan su vano por primera vez como a los viejos conocidos de su barra de madera. Esa es la primera sensación, el resto viene rodado.
Desde 1870 en pie
Casa Enrique o como también lo llaman algunos, el Elefante, es una de las tabernas ganadoras de un Solete con Solera de la Guía Repsol de Granada. Y, desde luego, en este pequeño establecimiento en pleno centro, Puerta Real, de poso y tradición saben. Y, más que conocer, lo han cultivado, ya que este local se fundó en 1870 como parada de postas.
Aquí los viajeros en caballo o diligencia paraban para el repostaje de la época y, dos siglos más tarde, aunque sin animales, su función es la misma. Después de esto el local pasó a ser una expendeduría de vinos y, con el tiempo, acabó convirtiéndose en una embotelladora que vendía a restaurantes y hoteles. De hecho, ahora, su especialidad sigue siendo el vino contando con más de un centenar a elegir.
Más de 100 años como taberna
Poco más tarde llegó el primer Enrique de la familia Martínez a esta casa, que en 1911 la convirtió en taberna típica andaluza. Desde entonces poco ha cambiado: el olor a vino, madera y chacinas sigue siendo el ambientador natural de un bar que explota en detalles y tradición granadina.
Junto al vino, campo en el que son campeones ya que su personal es especilista en recomendar el más adaptado al gusto de cada cual, en Casa Enrique reina la gastronomía más típica. En su carta encuentras deliciosos platos como las alcachofas así como surtidos de quesos, patés o embutidos ibéricos de la máxima calidad así como conservas delicatessen.
Sus tapas
Pero la taberna no se aleja de la máxima tradición granadina: la tapa. Con cada vino o bebida, el cliente degusta pequeñas tostas (como la primera, de tocino ibérico con dátil), queso y otros detalles de cocina riquísimos.
Además, esta taberna guarda recuerdos centenarios en sus paredes. Desde recortes de prensa de reportajes gastronómicos que piropean el lugar, pasando por fotos de encuentros de personalidades hasta premios o menciones. Y es que este bar y su 'trastienda' que funciona como comedor, ha sido lugar de encuentro de políticos, intelectuales y artistas de la tierra o que visitaban Granada.
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